Paqui Fernández, ayer, a las puertas de la Consejería de Fomento, donde se celebró el seminario. V. VICÉNS / AGM

Familia chabolista: «He sufrido mucho viendo a mis hijos llorar por el frío»

Una madre y sus hijos abandonan la semiconstrucción donde vivían cerca de La Fica gracias al programa 'Haciendo hogar' de la Comunidad

Miércoles, 9 de noviembre 2022, 02:30

«He sufrido mucho viendo a mis hijos llorar por el frío. Es muy duro y no se lo deseo a nadie». Paqui Fernández recuerda ... los siete años que vivió en una chabola de Murcia como una época gélida, en la que el aire helado de la huerta se colaba fácilmente por las ventanas sin cristales del chamizo. «Tapaba los huecos con cortinas fijadas con clavos al marco, pero el frío entraba como una fiera». La semiconstrucción en la que residía con sus tres hijos, de 4, 5 y 6 años en Murcia, tenía unos 20 metros cuadrados. Estaba medio derruida, y contaba con todas las incomodidades que alguien pueda imaginar.

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En ese asentamiento chabolista vivían también sus padres y sus tres hermanos y la lumbre en el recinto exterior nunca se apagaba. Dentro, Paqui, de 32 años, contaba con luz gracias a los enganches ilegales a la red general, pero no había agua corriente. Subía en coche al Valle Perdido para llenar garrafas para beber y bañar a sus hijos.

«Calentaba agua en una olla, como se hacía en la antigüedad. Los metía en una tina que tenía en medio de la cocina y recuerdo que daba igual a la temperatura que estuviese el agua, siempre tiritaban; en invierno lloraban, y siempre estaban enfermos con bronquitis». A pesar de todas las estufas que ponía por la casa, «los fríos» no se iban. La ropa nunca llegaba a secarse del todo, y había veces que no llevaba a sus hijos a la guardería porque olían a humedad: «Me negaba a que fueran así».

Soltera y con tres niños a su cargo, tuvo que dejar el empleo que tenía como ayudante de cocina en Cáritas. Explica que lo pasaba mal cuando sus hijos veían a los toxicómanos que iban al asentamiento, en mitad de la huerta, a pincharse «o las prostitutas que hacían allí sus servicios con hombres. Ellos no se acuerdan mucho de aquello, pero era un entorno que no era buena para los niños».

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Cada vez que llovía, se mojaba toda la casa, y con la humedad acumulada, entraban todo tipo de insectos y bichos. «No dormía por las noches por miedo a que las ratas mordieran a mis hijos, tenía que sacarlas a escobazos de la casa». Pasaron siete años viviendo en esas condiciones, hasta que un día dijo basta. «Me encontré una culebra entre las ropas de los niños y fue cuando hablé con la asistenta social y le dije que no podía más, que me quería ir de allí».

El primer paso fue intentar alquilar una casa, pero los precios eran muy altos para sus posibilidades. «Además, al ser gitana, sin empleo, soltera y con hijos, los caseros me rechazaban. Al final, encontré una casa gracias a que una ONG le cedió un piso temporalmente a la asistenta social, y ella a mí». Su salida definitiva del asentamiento se confirmó en agosto. Ese mes, Paqui entró a vivir a una casa en una pedanía de la capital cedida por la Comunidad, dentro del programa 'Haciendo hogar' cofinanciado con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) y el Fondo Social Europeo (FSE) para la erradicación del chabolismo.

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Sus hijos nunca supieron lo que era el agua corriente hasta que llegaron al piso. «El primer día que entramos a vivir al piso, mis hijos no paraban de encender y apagar las luces con el interruptor, y abrir y cerrar el grifo. Me decían emocionados: ¡mira mamá, sale sola! Eso era un lujo para ellos».

Un plan con 59 viviendas que incluye acompañamiento social

La Comunidad Autónoma ha adquirido 59 viviendas que acogerán a más de 230 personas sin hogar en la Región, las cuales contarán con acompañamiento social para esta nueva etapa. Este es el balance del programa europeo enmarcado en la estrategia 'Haciendo hogar' con la que el Ejecutivo regional promueve soluciones para eliminar las barreras que obstaculizan el acceso al hogar de los que más lo necesitan. Los consejeros de Fomento, José Ramón Díez de Revenga, y Política Social, Isabel Franco, mostraron ayer su satisfacción por la «excelente» ejecución de esta iniciativa conjunta de sus departamentos y la ONG Habito.

El programa garantiza una vivienda digna a las personas que se encuentran en situación de infravivienda o chabolismo crónico en la Región. Los datos más actuales disponibles son de 2015 y estiman que hay 300 personas viviendo en 72 asentamientos chabolistas y cerca de un millar de inmuebles tienen la condición de infravivienda en la Comunidad. Por este motivo, Franco pidió al Ministerio de Asuntos Sociales que elaborase datos actualizados para saber el número de personas que se encuentran en riesgo de exclusión social y conocer el alcance del problema.

Los responsables regionales participaron en la apertura del seminario 'Instrumentos políticos y financieros para la erradicación del chabolismo', organizado por la Fundación Secretariado Gitano, donde informaron de la compra de los 59 nuevos hogares.

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