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Pruebas de termografíapara comprobar la estabilidad de los muros
El estudio con cámaras de radiaciones infrarrojas determina la patología de las piedras y si hay zonas que tienen fisuras
Detrás de los nuevos trabajos sobre el espacio arqueológico del Sitio Histórico de Monteagudo y Cabezo de Torres hay un equipo multidisciplinar que intenta encajar todas las piezas del puzle de la restauración. Al frente de la redacción del proyecto que debe enviarse al Ministerio de Fomento para recibir el visto bueno definitivo a la subvención del 1,5% Cultural está la arquitecta del Consistorio Ascensión Blaya, y también cuentan con los arqueólogos municipales encabezados Carmen Martínez Salvador y con la restauradora Pilar Villalta. Para la parte de ejecución técnica de los trabajos, el Ayuntamiento ha contratado a la empresa murciana Basalto, que se encarga de sacar a la luz toda la información que el suelo y los muros esconden, a través del georradar y de los perfiles sísmicos de ondas superficiales, así como de la termografía. En este último caso, se utilizan unas cámaras que permiten determinar si hay zonas con fisuras o algún problema de estabilidad, explicó Blaya. Se verá el número de cantos, su tamaño, fisonomía, etc. «Todas las muestras recogidas de los muros se enviarán al laboratorio, donde se deben establecer los criterios de cómo llevar a cabo su recuperación». Además, la inspección geológica y geotécnica permitirá determinar el espesor de rellenos, la existencia de posibles estructuras en el subsuelo, su profundidad y las características del sustrato rocoso.
Blaya dejó claro que ninguna de las pruebas geofísicas que se están realizando y que concluyen hoy pueden provocar daños en los restos, «no son invasivas». Y que estos primeros trabajos son claves para diseñar bien lo que se va a acometer después y el uso del dinero, ya que el coste variará en función de la profundidad de las excavaciones, por ejemplo.