La Policía indaga si una fuga en la cubierta de Teatre pudo precipitar el incendio
Un técnico explica a los agentes que la empresa se interesó por el arreglo del tejado pero que los trabajos requerían de un permiso municipal
Días antes de que un incendio calcinase las entrañas de la discoteca Teatre, en Murcia, sus propietarios realizaron gestiones con varias empresas para ... tratar de reparar unas filtraciones que habían aparecido en la cubierta de la nave. La Policía Nacional, según pone de relieve el expediente que maneja hasta la fecha el Juzgado de Instrucción número 3 de Murcia, al que LA VERDAD ha tenido acceso tras levantarse el secreto de sumario, trata de averiguar los detalles de esa fuga y si esta, de alguna forma, pudo precipitar el trágico incendio que acabó con la vida de 13 personas.
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Entre las decenas de declaraciones que los investigadores de la Policía Judicial han tomado en las últimas semanas se encuentran las de dos propietarios de empresas especializadas en reparación de cubiertas. Los agentes explican a la juez que llevaron a cabo estas diligencias al tener conocimiento de que Teatre, días antes de la tragedia, había estado buscando profesionales para abordar una filtración que tenía en el tejado y que esos días, en los que hubo algunas lluvias, habían provocado que cayese agua sobre la mesa del DJ y el escenario del local.
La hipótesis principal que maneja la Policía Nacional, tal y como ya avanzó este diario, es que el fuego se iniciase a raíz del espectáculo pirotécnico que estaba ubicado aquella madrugada junto a la mesa del DJ y que contaba con una máquina de fuego frío. Este sistema advierte precisamente en sus instrucciones, tal y como recogen los agentes en su amplio atestado, de que «el óxido de metal del titanio quemado reacciona con el agua para producir gas de hidrógeno extremadamente inflamable».
Los investigadores hablaron con el propietario de una empresa de aislamientos que explicó que el 19 de septiembre, semanas antes del trágico incendio, recibió la llamada de un responsable de la discoteca Teatre para pedir presupuesto ante esas filtraciones de la cubierta. Este técnico se acercó al día siguiente a la zona y comprobó –con cierto enojo– que los dueños habían citado también a otro profesional. El testigo aseguró a los policías que para los trabajos que había que realizar en la cubierta del local –que no contaba con licencia y sobre el que pendía una orden de cierre– era necesario utilizar un vehículo especial tipo pluma y que eso exigía solicitar un permiso municipal para realizar las tareas que incluyese una petición para que la Policía Local de la capital precintase la zona por si caían partículas del poliuretano que componía la cubierta.
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Los investigadores no pudieron obtener la grabación de las cámaras de Fonda Milagros porque el sistema se quemó
El otro experto que fue citado aquel día para ofrecer presupuesto sobre las obras de la cubierta remarcó ante los agentes que, un año antes, la empresa ya había solicitado sus servicios, sin llegar a contratarle. En ese momento, explicó, ya advirtió a sus propietarios de los «numerosos desperfectos» de la cubierta y el mal estado, en general, que presentaban los conductos de climatización del local.
«Hay mucha gente arriba»
Entre la abundante información que la Policía Judicial ha remitido a la juez instructora también se encuentra un acta que bucea en el sistema de seguridad con el que contaba Fonda Milagros. En ese escrito, los agentes explican que ha sido imposible acceder a la grabación de las cámaras de seguridad del interior de este local porque el grabador se encontraba en el falso techo del mismo y acabó calcinado como consecuencia del incendio.
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Los policías no disponen, por tanto, de la valiosa información que esas imágenes podrían haber aportado. Sí cuentan, no obstante, con el dato de la hora exacta –a las 6:00:33 horas– en que el sistema detectó el primer fallo como consecuencia de las llamas. El escrito recoge, asimismo, la llamada que uno de los responsables de Fonda Milagros realizó a la central de alarma a las 6.05 horas de esa trágica madrugada alertando de que se había originado un incendio. Una conversación que se corta de golpe cuando se escucha la voz de un tercero diciendo «hay mucha gente arriba».
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«Traté de ayudar a la chica desmayada del vestido rojo»
Entre la decena de testimonios de testigos que sobrevivieron al incendio de Fonda Milagros, hay algunos que dan una idea de la crítica situación que vivieron. Así, una joven, de 19 años, afirmó que esa madrugada llegó sobre las 5.30 horas al local en compañía de cuatro amigos. Estaba bailando en la planta de abajo y observó «unas chispas» en la parte superior del escenario del local, justo en la pared que divide Fonda Milagros de Teatre. Pensó que podía tratarse de las típicas bengalas que acompañan a las botellas que sirven los camareros y que algún cliente habría lanzado.
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Al poco, las luces comenzaron a fallar. La chica supuso que se trataría de algún problema con la iluminación. Pero, minutos después, el local se quedó sin luz, empezó a olerse a plástico quemado y salió humo del mismo lugar donde había visto las chispas. Los clientes comenzaron a salir apresurados del local. Algunos tropezaron y cayeron al suelo. La gente se amontonaba en las puertas de salida. Su amiga la cogió de un brazo, pero el tumulto las separó. Con el humo más denso, su visión era nula. A pesar de ello, pudo ver a una chica, que vestía de color rojo, caer al suelo inconsciente. Las personas que la acompañaban trataron de levantarla, pero al no conseguirlo, se marcharon sin ella. La joven mantuvo la calma.
Encontró una botella de agua entre las mesas y empapó su vestido para utilizarlo a modo de mascarilla. Aunque le costaba mucho respirar, trató de ayudar a la chica de rojo, que estaba desmayada, pero un chico le cogió por un brazo y le dijo que tenía que salir. Le siguió. Le hizo caso porque empezaba a encontrarse débil y con la visión borrosa. Ya en la calle, vio cómo detrás de ella sacaban a la chica que iba vestida de rojo. Fue a ayudarla, ya que tiene conocimientos de primeros auxilios, pero sus amigos solo le permitieron ponerla en posición lateral de seguridad. Cuando la joven llegó a su casa, se empezó a encontrar mal. Le faltaba la respiración y sentía hormigueo en brazos y piernas. Ese día, acabó en urgencias del hospital Reina Sofía por una intoxicación por inhalación de humo.
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