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Los okupas vuelven al edificio de San Pío X de Murcia meses después de su desalojo
Los vecinos detectan de nuevo la presencia nocturna de moradores en la estructura y temen que se pueda repetir la situación anterior
La estructura del llamado 'cruce del Alias' vuelve a estar habitada, aunque sea eventualmente. Años después de su primera okupación y consolidado ya como un ... asentamiento chabolista de un tamaño notable, el Ayuntamiento de Murcia procedió el pasado mes de noviembre a desalojar al medio centenar de indigentes que habían convertido en su hogar el edificio abandonado en el barrio de San Pío X.
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La delicada operación, reclamada insistentemente por los vecinos de la zona y por la propia Junta Municipal, no estuvo exenta de tensión y de polémica, ya que varias entidades de carácter social cuestionaron tanto su legalidad y procedencia, como las soluciones habitacionales dadas por el Consistorio a los hasta entonces moradores de esta mole de hormigón.
El sustento normativo esgrimido en aquel momento para llevar a cabo está actuación fue el de la peligrosidad e insalubridad de la vida en el esqueleto. Por ello, una vez vacío, se procedió a sellar los accesos de su planta baja con planchas metálicas. Sin embargo, según confirman los vecinos, un reducido grupo de inmigrantes ha vuelto a hacer noche regularmente en este proyecto de edificio, entre las pertenencias que allí quedaron esparcidas en noviembre. Una circunstancia que abriría la puerta a volver a la situación de hace unos meses y convertiría en trabajo baldío el complejo y controvertido desalojo.
La pedánea insiste en el abandono de la zona, propicia para este tipo de asentamientos; la edil Pérez apuesta por atajar el problema en el inmueble
«De momento, los moradores se pueden contar con los dedos de la mano», explica una residente de la zona que prefiere no dar su nombre, señalando que «acceden a la estructura trepando por un par de muros que no está bien asegurados». Así, ya han causado diversos daños patrimoniales, incluyendo la rotura de una tubería de gas, explica. Además, llenan de basura el entorno tras arrojar los desperdicios al solar contiguo.
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Esta vecina reconoce que la situación ha cambiado mucho desde la actuación policial del pasado otoño. «Los que vivimos por aquí no teníamos problemas de manera directa con esta gente, pero la población del edificio había crecido mucho y se producían peleas entre ellos, incluso trapicheos y actividades ilícitas», incide, subrayando que la sensación de inseguridad empezaba ya a ser insoportable. Sin embargo, subraya la buena relación que mantiene ahora con otros okupas de la zona.
Efecto llamada
Lo que no se le escapa es que permitir que el esqueleto vuelva a estar okupado puede generar un efecto llamada que lo devuelva a la situación anterior. Así lo reconoce también la edil de Mayores, Vivienda y Servicios Sociales, Paqui Pérez, que apuesta por atajar las incursiones en el ruinoso inmueble, de las que ha tenido conocimiento recientemente. «Como mínimo, debemos revisar el decreto aprobado en su día y ver si tenemos que retirar de allí todos los enseres, aunque sea de manera subsidiaria, ya que es obligación del propietario», añade Pérez.
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Dada la situación, la presidenta de la Junta vecinal, María Esther Mañas, ha vuelto a mostrar su descontento ante el abandono de una zona que, por sus características actuales, parece terreno abonado para la aparición de este tipo de asentamientos: «Hay que hacer algo, primero por los vecinos, y después por la propias personas que habitan estructuras como esta o como las antiguas calderas del gas, pendientes aún de solución». De hecho, en el entorno pueden detectarse enclaves similares, aún no muy poblados, como una antigua nave abandonada ubicada justo al otro lado del 'cruce del Alias'.
El plan para los sintecho, pendiente de presupuesto
Tras asumir también las competencias de Servicios Sociales, la concejal Paqui Pérez ha retomado el trabajo en relación a la llamada Estrategia Local de Atención a las Personas sin Hogar, presentada por el PP apenas dos meses antes de su salida del gobierno municipal. El documento, trabajado por el servicio, había incorporado ya diversas aportaciones de colectivos y entidades del tercer sector, aunque aún precisaría de «concreción económica» para ser llevado a los próximos presupuestos, según explica Pérez.
Los datos en los que se basa esta propuesta señalan que el colectivo de los 'sintecho' –personas como las que pernoctan en el edificio del 'cruce del Alias'– ha crecido en el municipio de Murcia en un 45% en el último año, principalmente por los efectos de la pandemia, y ya ronda las seiscientas personas.
Entre otros objetivos, el documento contempla el empadronamiento de las personas sin hogar para que puedan acceder a las ayudas y servicios que presta el Consistorio, aspecto en el que el Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social (Semas) viene trabajando desde hace tiempo. También se recoge la ampliación del número de plazas de acogida.
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