El Molino Armero, pendiente de una actuación de urgencia tras el abandono de su restauración
La adjudicataria deja los trabajos después de retirar el techo, lo que obligará al Ayuntamiento de Murcia a contratar nuevas obras para evitar daños irreversibles
Las puertas por fin abiertas del Molino Armero hacían pensar hace tan sólo unos meses que este vestigio de la industria tradicional de ... la huerta murciana comenzaba a dejar atrás, sin vuelta de hoja, su continuo proceso de degradación. Fue hace casi medio año cuando arrancaba la primera fase del proceso de restauración de estas antiguas instalaciones para la molienda del pimentón, que iniciaron su andadura allá por el siglo XVII en Cabezo de Torres como molino hidráulico –asociado a la acequia Churra la Vieja–, para acabar finalmente sus días como una planta totalmente electrificada.
Con alivio recibía entonces la noticia José Marín Armero, antiguo propietario de esta muestra única del patrimonio industrial murciano, tras una década de gestiones y peticiones de ayuda al Ayuntamiento de Murcia para recuperar para la ciudadanía el que había sido el sustento de su familia. No en vano, reconocía meses atrás que el corazón se le ponía «en un puño» cada vez que tronaba, ante el riesgo de que la precaria estructura se viniera abajo. Sin embargo, cuando ya nadie lo esperaba, la antigua instalación vuelve a estar en peligro.
La culpa la tiene el abandono de los trabajos de consolidación y apuntalamiento del edificio por parte de la empresa que había resultado adjudicataria del contrato municipal, la almeriense Unión para la Mejora de la Construcción, y ante el cual el Consistorio se verá forzado a actuar de urgencia. Señalan los vecinos de la zona que, a las pocas semanas del inicio de las obras, los operarios comenzaron a reducir su número hasta prácticamente desaparecer.
Esta circunstancia no supondría más que la prolongación de la situación previa de abandono y ruina del edificio de no ser porque los obreros procedieron antes de su marcha a la retirada de techo, incluyendo las colañas y cerchas, dejando a la intemperie parte del interior e incluso la maquinaria, la cual se encontraba hasta ahora en un estado de conservación envidiable que permitía, incluso, su puesta en funcionamiento. A pesar de que se ha tratado de cubrir con plásticos impermeables estos elementos, esta situación pone en riesgo tanto su integridad como la del edificio, más vulnerable de lo habitual en estos momentos a cualquier inclemencia metereológica, incluyendo la posibilidad de eventuales tormentas.
Los vecinos denuncian que las labores cesaron en Cabezo de Torres solo unas semanas después del inicio
Más allá de la posible e irreparable pérdida patrimonial, los vecinos han mostrado su malestar por los daños colaterales que les ha generado en su día a día esta contingencia. Y es que la marcha de los obreros les ha dejado una calle –la Mayor– cortada en este punto, ante el riesgo de que algún tabique pueda venirse abajo. En estos momentos, el paso con un vehículo por esta vía, incluso para alcanzar el propio garaje es imposible, aunque los residentes han ido desplazando poco a poco las vallas hasta dejar, al menos, un pequeño paso peatonal en la acera contraria a la del molino. Tampoco se encuentran contentos los propietarios de los negocios del entorno, ya que señalan que esta situación merma sus ventas.
Dadas las circunstancias, el Ayuntamiento no ha tenido más remedio que contratar una nueva actuación de urgencia que arrancará en la semana del próximo 20 de julio, según indica el concejal de Planificación Urbanística, Huerta y medio Ambiente, Antonio Navarro. Esta intervención supondrá la colocación de una nueva cubierta y la consolidación del muro exterior, a la espera de que se elabore y licite, de cara a próximos ejercicios, el proyecto definitivo de rehabilitación y musealización. «Los arquitectos municipales están preocupados», reconoce el edil.
Situación sobrevenida
Defiende Navarro que el Ayuntamiento, que adjudicó el proyecto por el cauce legal correspondiente, se ha encontrado con una situación sobrevenido, ante la cual se solicitarán a la adjudicataria –la cual subcontrató una parte de los trabajos– las correspondientes compensaciones. No ha podido confirmar esta redacción si el problema que ha dado lugar a este abandono ha sido una falta de capacidad técnica o problemas presupuestarios, de cobro o de otra índole.
Lo que sí se ha confirmado desde la empresa, que no ha querido realizar más declaraciones al respecto, es que solicitó la resolución del contrato el pasado 3 de julio. Antes de buscar uso al edificio, lo que toca es asegurar que el patrimonio público siga en pie.
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