Marinera, marinero, marinere
¿Anchoa y boquerón juntos sobre la ensaladilla? Toca aclarar el misterio del nombre de esta inédita combinación
El mayor de los misterios sobre la tierra no es el hombre, como sostenía Sócrates, sino encontrar la receta perfecta de la ensaladilla, como la ... que estoy sosteniendo sobre una crujiente rosquilla mientras escribo.
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Es la marinera, junto al pastel de carne, la mayor embajadora de nuestra Región. Un símbolo gastronómico, como ahora se dice, en cualquiera de sus típicas elaboraciones. Lo explico ligero.
La fórmula más popular consiste en colocar ensaladilla sobre una rosquilla alargada y añadirle en todo lo alto una anchoa. Esta es una marinera pura. Luego está el marinero, si sobre la ensaladilla acomodamos un boquerón en vinagre en lugar de la anchoa. En tercer lugar, la llamada bicicleta, que se elabora 'montando' solo la ensaladilla en la rosquilla. A pelo.
Habría que añadir, aparte, una tapa parecida, que bordan en el bar 'El Vinagrillo', en Cartagena. Se trata de la mariperla, como me explica mi querida cartagenera Pilar Sánchez. La ensaladilla se monta en una tosta negra y se la adorna con caviar de caballa ahumada. En otros sitios, la tosta se sustituye por rosquilla y la anchoa y el boquerón por huevas de pescado.
Hasta aquí, la tradición. Sin embargo, andaba el otro día en cierta taberna cuando escuché que un zagal le pedía al camarero: «Una marinera con anchoa y boquerón, por favor». Y el camarero, sin pestañear, colocó la ensaladilla en la rosquilla y encima, una junto a otro, su anchoa en salmuera y su boquerón.
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–Viene a ser como un 'matrimonio' sobre una 'bicicleta'.
–Puede. ¿Pero eso cómo pijo se llama?
Esa es la cuestión. Desconozco si ya existe un nombre para ese tercer tipo de tan sabrosa tapa. Así que les envío un 'recao' a los colegas de la Asociación Amigos de la Marinera, que vienen sentando cátedra en tan trascendentales lides. De hecho, celebraron con éxito el año pasado el I Concurso Regional de la Marinera. Los ganadores fueron el kiosko Los Amigos, de Bullas, y La Tasca, en Moratalla.
Ahora toca aclarar el misterio del nombre de esta inédita marinera. No es una cuestión baladí. Generaciones de murcianos llevamos discutiendo, sin llegar a buen puerto ni a puerto alguno, sobre qué taberna las prepara más suculentas. Yo propongo, de momento y hasta que el pueblo se pronuncie, que se la llame marinere. Por aquello de todos, todas y todes.
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