Guerra a las pintadas en monumentos de Murcia
Técnicos de la Consejería, la Guardia Civil y agentes forestales refuerzan la lucha contra una de las principales amenazas del patrimonio cultural
'Jose, te quiero'. La declaración de amor escrita sobre los restos de un yacimiento romano acabó en disgusto para los padres de la adolescente ... autora, que tuvieron que asumir el coste de la limpieza. Los daños por las pintadas representan una de las principales amenazas para el patrimonio histórico y su retirada, cuando no se consigue dar con los responsables para cargarles la factura, conlleva un gasto extra en las casi siempre escasas partidas destinadas al mantenimiento de los bienes catalogados.
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La última intervención acometida por la Consejería de Cultura en tres monumentos de Murcia, a cargo de un equipo de restauradoras, costó 16.000 euros, pero su resultado ha tenido un efecto algo limitado, para desesperación de los técnicos. Porque, apenas un mes después, el ataque de los 'vándalos del espray' se ha repetido en una de esas joyas arqueológicas recién recuperadas: una torre islámica en la subida al santuario de la Fuensanta. La Guardia Civil ya está tras la pista para dar con el responsable de los nuevos daños. El trabajo de los investigadores del Instituto Armado refuerza la lucha emprendida contra esta lacra, en la que también se cuenta con la ayuda de los agentes forestales, que tienen instrucciones de extremar la vigilancia. «Junto con la degradación por el paso del tiempo, el vandalismo supone un serio riesgo para la conservación de los conjuntos protegidos», admite Gregorio Romero, jefe del servicio de Patrimonio Histórico de la Comunidad Autónoma.
La última actuación de limpieza en tres elementos históricos del entorno de la Fuensanta costó 16.000 euros
Los autores de estas agresiones se arriesgan a afrontar las penas de un posible delito. Ya hay precedentes de condenas de cárcel en otras autonomías, además del pago de una sanción. Pero no parece suficiente. Romero está convencido de que la política de mano dura debe venir acompañada de más herramientas. El técnico considera imprescindible la colaboración ciudadana y hace un llamamiento para que se cuide el patrimonio. En esta tarea, su departamento ha recabado la ayuda de la oficina municipal del grafiti de Murcia, para que en sus encuentros con los aficionados al arte urbano difundan el respeto por los bienes históricos. El consejero de Cultura, Marcos Ortuño, insiste en la misma línea: «Podemos actuar con mayor vigilancia policial y con sanciones, pero solo lograremos nuestro propósito por la vía de la concienciación social. A todos nos concierne ser guardianes de nuestro patrimonio y llevar a cabo las acciones necesarias para su conservación».
Disolventes y bisturí
La limpieza de pintadas requiere de personal cualificado y una metodología especial. «Es un trabajo muy laborioso y minucioso. Cada monumento necesita un tratamiento específico, que el propio inmueble te va pidiendo», indica la restauradora Olga Briones. Con el fin de no causar afección alguna a la integridad del bien, «antes de actuar se realizan pruebas previas para comprobar cuál es la reacción ante los distintos productos que vamos a emplear».
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La Benemérita trata de dar con el vándalo que atacó con espray un torreón medieval recién restaurado
Briones y Ester Piñera, ambas conservadoras de la empresa Arqueonaturaleza, se han encargado de la última campaña de limpieza de grafitis de la Consejería de Cultura. Desarrollada entre los meses de septiembre y noviembre, se ha centrado en la valla sur del Martyrium de La Alberca (un mausoleo del siglo IV), el castillo de la Luz –un baluarte de época andalusí– y una torre del siglo XII, en las inmediaciones del santuario de la Patrona de Murcia.
El tratamiento consistió en aplicar una solución de disolventes orgánicos con el fin de ablandar la pintura, que después se retiró con pequeños cepillos y agua a baja presión. En el caso del cerramiento del Martyrium, las conservadoras tuvieron que recurrir, además, a un trabajo de bisturí, debido al grosor de la capa de suciedad, ya que se encontraron con grafitis superpuestos, realizados tanto con aerosol como con pintura plástica. Este muro tiene su historia: se levantó en los años 40 bajo la supervisión de Leopoldo Torres Balbás, conocido por sus labores en la recuperación de La Alhambra.
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Problemas de humedades
«Las pintadas no solo ocasionan daños estéticos al monumento, también pueden provocar problemas de humedades, al no dejar transpirar la piedra, que acaban por disgregar los materiales», advierte la restauradora. Aparte de la complicación técnica, las expertas de Arqueonaturaleza se enfrentaron a otro reto: el difícil acceso a algunos de estos monumentos. También tuvieron que elegir el momento oportuno, ya que «si hace mucho calor, los disolventes se evaporan muy rápido y no actúan correctamente, y si hace frío, el agua para la limpieza puede congelarse y afectar al monumento».
La intervención se ha completado con la elaboración de un informe que documenta todo el proceso. En el escrito de cien páginas y abundante material fotográfico se recogen los detalles de los productos empleados en el tratamiento, las dimensiones de los grafitis, las zonas afectadas y hasta los dibujos y firmas que aparecían. El informe se envía a la Consejería, para añadirlo al expediente, y puede servir de ayuda en las investigaciones que desarrolla la Guardia Civil con el fin de localizar a los responsables de estos ataques intencionados al legado cultural.
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