Descanso eterno en un BIC del cementerio municipal de Murcia

El texto recoge un listado de inmuebles, e indica una medida provisional por la que es necesario solicitar autorización a esa departamento antes de llevar a cabo cualquier intervención en esos elementos del inmueble, La excepción son «la inhumación, exhumación, traslados y reducción de restos inherentes al ejercicio de la competencia municipal sobre cementerios». El documento llegó tanto al servicio de Patrimonio municipal como a Urbanismo, Arqueología y Salud.

La decisión de la Comunidad se tomó a instancias de la Asociación para la Conservación del Patrimonio de la Huerta de Murcia, Huermur, que presentó una solicitud en junio para la catalogación de todo el cementerio. Una vez revisada la petición, la Dirección General decidió, en septiembre, darle salida en parte y haciéndose eco del informe del personal técnico del Servicio de Patrimonio Histórico.

En él se indica que podrían ser protegidos «exclusivamente» elementos como las rejas, panteones, mausoleos y sepulcros «más destacados y que sirvieron de modelo al resto de inmuebles funerarios de la zona».

En la resolución de la Consejería se insta a hacer saber a los titulares «del bien afectado» por la incoación del procedimiento «que deberán conservar, custodiar y proteger los bienes, asegurando su integridad y evitando su destrucción o deterioro». Indica que, en general, todos los elementos están en buenas condiciones.

La resolución cita a varios expertos y estudiosos del cementerio (inaugurado en 1887), para argumentar la necesidad de proteger estos elementos y hace un recorrido por su historia y las vicisitudes de su construcción. Entre ellos, Ángela Moya Nicolás, Dora Nicolás Gómez, Ana María Moreno Atance, Pedro Martínez Cavero y Klaus Schriewer.

Schriewer es profesor de la facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia (UMU). Estudioso y amante donde los haya del camposanto murciano, desde que llegó a Murcia en el año 2000. Aplaude la iniciativa de la Comunidad Autónoma pero considera que «se queda corta».

«El cementerio refleja la historia de una ciudad», comenta, y aunque abrir el procedimiento para declarar BIC algunos de estos panteones, sepulcros y rejas es un gran paso «elogiable» para la protección de los más emblemáticos, «faltan algunos; no creo que el criterio arquitectónico que se ha utilizado sea el único que debe tenerse en cuenta».

Schriewer es el autor de seis guías temáticas sobre este lugar (la primera se publicó en 2015) y la séptima, que se dedicará a los inmigrantes que han decidido disfrutar su descanso eterno en la Murcia que les vio nacer, está a punto de salir. De hecho, está previsto que se presente en los próximos días.

«Por ejemplo, echo en falta la tumba de Ramón Gaya o la del actor José Crespo Férez, e incluso la del último ejecutado en España por el franquismo, que está aquí enterrado; todo forma parte de la historia de Murcia aunque las tumbas no sean muy significativas en su diseño ni desde el punto de vista arquitectónico». Tampoco entiende cómo no se ha incluido el mausoleo/panteón de Manuela Miró Ibáñez, grande, blanco y al estilo clásico griego con columnas dóricas. «Fue una mujer muy poderosa en su época (Murcia, 1856-1947) y propietaria de una gran fortuna; pagó 30.000 pesetas para garantizar la defensa de Murcia durante la Guerra Civil», recuerda. Ella, junto con otras once murcianas, forma parte de la guía publicada en 2018 dedicada a mujeres ilustres enterradas aquí.

El antropólogo y experto en el camposanto murciana comenta, de las tumbas incluidas en el listado para su protección, que en la de Diego Tuero se ha comentado siempre que durante la Guerra Civil se escondieron los restos del insigne Salzillo, «aunque no hay pruebas». Y que el panteón de Riera Pascual de Pobil tiene una inscripción en latín. A Schriewer le impresionan especialmente el panteón de Francisco Peña Vaquero y el sepulcro de su sobrino Carcelén Peña, ambos del siglo XIX y principios del XX, y que fueron forjados en hierro. Uno fue un visionario y creador de un imperio del metal, y el otro lo continuó.