El colectivo de 64 y 65 años empieza a vacunarse: «Estaba deseando que me llamaran e incluso he felicitado a la enfermera»

En el Palacio de los Deportes de Murcia continúa la carrera por la inmunidad frente al coronavirus. Este Miércoles Santo, que amaneció con cielos despejados y tiempo primaveral, el día es todavía más agradable para los 2.000 murcianos de 64 y 65 años que pasarán por el pabellón para recibir el primer pinchazo de la vacuna de AstraZeneca.

La jornada comenzó tranquila y organizada. A las puertas del Palacio iban llegando de manera regular todos aquellos citados previamente por Salud Pública a través de un mensaje al móvil. Con una organización controlada, apenas se veían colas en el acceso al vestíbulo utilizado para la inmunización. Dos técnicos del 061 recibían a cada uno de ellos, los marcaban en el listado y les daban la cita para la segunda dosis, 12 semanas después, lo estipulado para el pinchazo de AstraZeneca. Después se pasa directamente a la vacuna, «muy rápido, 30 segundos después están vacunados», asegura uno de los técnicos.

Allí les espera una enfermera con la inyección preparada y una silla negra. Con la camisa remangada, se les pregunta por posibles alergias y se procede al pinchazo, «que no duele nada», asegura uno de los que ya ha pasado por el asiento. Por precaución, la sanitaria les pide que descansen en una de las sillas de espera durante 15 minutos por si se diese alguna complicación y después «a casa, ya está usted vacunado», repetía la enfermera con una sonrisa detrás de la mascarilla que se reflejaba en los ojos.

El goteo de aquellos citados para este Miércoles de Semana Santa empezó a primera hora, a las 8.30 horas de la mañana y continuará durante todo el día: «Estaremos en este vestíbulo hasta las 19.30 que venga la última persona que tiene hora hoy, y mañana más», afirma el técnico.

Son los más mayores de la población general que van a recibir el pinchazo de la británica AstraZeneca, aunque Sanidad permite ahora vacunar también a los de más edad solo si son trabajadores esenciales. La cita de estos nacidos en 1956 y 1957 llega una semana después de que en España se reanudara la actividad con esta vacuna, tras la suspensión cautelar del Ministerio de Sanidad por los casos de trombos que parecían tener relación con el pinchazo. Por eso hay quienes acuden al Pabellón de los Deportes con algunas dudas: «Hay personas a las que les preocupa y te lo dicen», afirma el responsable sanitario del Ayuntamiento de Murcia, que se encarga de preparar las inyecciones, «pero la mayoría vienen contentos e ilusionados».

Así lo muestra, tan solo diez minutos después de la inyección, uno de los vacunados, quien comenta que estaba deseando que lo llamaran. «No he tenido ninguna duda, a mí la marca me da lo mismo», asevera, pues para él se trata de una obligación «moral y social». Además cuenta que ha tenido tiempo de felicitar a la enfermera, «porque están haciendo una gran labor, casi están salvando el mundo». Ese optimismo es general y así se aprecia en las sillas de espera y en las puertas de salida del pabellón, donde los ya inmunizados esperan el cuarto de hora reglamentario con dos dedos sosteniendo un algodón que tapa el pinchazo en el brazo y entre conversaciones intercaladas con sonrisas y esperanza por ver, según cuenta una de las vacunadas, «al final del túnel un rayo de luz».