Gelen Alcántara, de la comparsa 'Marabukas, con su traje y mascarilla en uno de los parques de Cabezo de Torres. Nacho García / AGM

El Carnaval que guardó las plumas y sacó la mascarilla

En el primer año que las comparsas se han quedado sin salir a las calles, las agrupaciones de las pedanías murcianas de Cabezo de Torres, Beniaján, Puente Tocinos y Llano de Brujas han echado de menos la magia de los desfiles y la convivencia que mantenían durante todo el año de trabajo creando vínculos prácticamente familiares

Lunes, 22 de febrero 2021, 07:57

Hace un año se celebraba la última fiesta de la vida precoronavirus. Las calles se llenaban de gente, colores y plumas en un baile de ... ilusión que venía repitiéndose año tras año sin excepción, ni siquiera en tiempos de la Guerra Civil. A mediados de marzo, el mundo se paró y contuvo el aliento, dejando a los murcianos sin sus típicas Fiestas de Primavera o Semana Santa, que debían haber llegado poco tiempo después. Aún con la respiración contenida, este febrero se dibuja triste para las comparsas que llevan el Carnaval en la sangre, como sucede en Cabezo de Torres, Beniaján, Puente Tocinos y Llano de Brujas, pedanías murcianas con extensa tradición carnavalera en la Región que han visto suspendidas las celebraciones por primera vez en la historia.

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Para ellos, la fiesta es una explosión de alegría y baile que se plasma en los desfiles y actividades que hasta el año pasado inundaban los pueblos, pero va más allá. Detrás hay muchos meses de preparación y trabajo en común que son el caldo de cultivo de unos fuertes vínculos entre carnavaleros. Todos coinciden en señalar que «son prácticamente familia» y, como tal, han tenido que separarse y poner en pausa sus actividades de convivencia. En Beniaján, por ejemplo, «siempre nos tiramos seis meses reuniéndonos casi a diario para ensayar, preparando trajes, de comida... y ahora llevamos un año sin vernos», lamenta Carolina Cánovas, presidenta de la asociación carnavalera de la pedanía. Allí han aprovechado el año de parón en las calles para organizar el primer concurso regional de muñecas 'Barbie' disfrazadas, que «ha tenido mucho éxito y ha llegado para quedarse», cuenta orgullosa Carolina, pues algunas han llegado desde Tenerife y Canarias.

Carolina Cánovas Martínez de la comparsa 'El bollo tierno' y presidenta del Carnaval de Beniaján, con su traje y mascarilla en el local del grupo. Nacho García / AGM

Las largas jornadas que estos amigos compartían han sido suplantadas por «reuniones y fiestas telemáticas, para revivir el espíritu del Carnaval», explica Francisco Sánchez, presidente de la asociación y comparsero de Cabezo de Torres, cuyo Carnaval es el más antiguo de la Región. Para él, «sin desfiles no hay Carnaval, aunque haya actividades paliativas». Echan de menos la magia de combinar las plumas y el color con la sátira y el ingenio, algo que los hace únicos, y tienen todas sus ilusiones depositadas en 2022. Una de sus comparseras, Marta, asegura que aunque ahora los planes siguen en blanco por la incertidumbre, «el año que viene se harán cosas más grandes, porque sumaremos las ganas y la inversión económica no realizada en 2021».

En sus cabezas bullen las ideas, los proyectos y las ganas, pero como es habitual en las agrupaciones, todo sucede con mucho sigilo. «Siempre hay mucho secretismo entre comparsas», cuenta Mª José García, representante del Carnaval de Puente Tocinos, porque nadie desvela hasta el último momento ni cuál va a ser el color de sus trajes. Ella recuerda con añoranza incluso los momentos más tensos y las prisas que se viven en los días previos a las fiestas: «Ya no solo nos hace falta salir a la calle, también el follón de los trajes que no llegan porque la modista no los ha traído o el problema con las plumas que nos faltan». Ella apunta que todo eso anima mucho, sobre todo cuando la gente está «tan decaída». Con la misma nostalgia están en Llano de Brujas, donde desean salir a las calles «de aquí a final de año, al menos para algún pequeño desfile», espera el presidente de su Carnaval, José Antonio Amaya, quien está inmerso en la preparación de que la fiesta cuente con la declaración de interés turístico regional.

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Para paliar la falta de desfiles que tanto daño les ha hecho, todos han recurrido a la vía digital para seguir presentes y no dejar que este año el Carnaval muera del todo. Sus redes sociales se han llenado de color recordando las fiestas pasadas y compartiendo vídeos promocionales, carteles y eventos en directo, como la tradicional quema de Llano de Brujas o el homenaje con globos de helio de Puente Tocinos a sus comparsas y a los afectados por coronavirus del municipio, ambas retransmitidas en 'streaming'. Tampoco han faltado todo tipo de concursos de bailes, escaparates, balcones e incluso mascarillas para adaptar el sentimiento carnavalero a las nuevas circunstancias que ha llevado a todos los amantes de los disfraces a guardar las plumas y sacar la mascarilla.

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