Arrecian las quejas vecinales en Murcia por las conductas incívicas de personas que pernoctan en la calle

La situación ha vuelto a provocar que arrecien las quejas de los vecinos, que comparten en redes sociales vídeos de peleas entre algunos de estos sujetos y denuncian los problemas de higiene que causa este campamento nocturno improvisado. «Ya no es que un par orinen o defequen justo en medio de la calle o frente a la tienda, que en algún sitio tendrán que hacerlo, es que se dedican a beber cerveza y la dejan tirada aquí en medio, junto a otros desechos», denuncia Arturo, intentando huir de generalizaciones o de pedir soluciones radicales. «Ni el comedor social tiene la culpa, ni todos se comportan así, pero hay que buscar una alternativa a esta gente, que no esté aquí tirada o que pueda hacer sus necesidades en algún sitio», concluye.

El director de la Fundación Jesús Abandonado, Daniel López, que cuenta con un albergue para personas sin hogar en la carretera de Santa Catalina, no solo conoce la situación sino también a muchas de las personas que generan problemas en el entorno. «Mayoritariamente se encuentran expulsados de nuestros centros por sus conductas conflictivas y por ser incapaces de amoldarse a unas normas mínimas», explica. De hecho, reconoce que el número que ciudadanos que duermen en la calle en la ciudad de Murcia se ha incrementado notablemente en las últimas fechas. Sin ir más lejos, aunque desde los servicios municipales se hablaba la semana pasada de una cifra de en torno a 25 personas durmiendo en calle cada noche, López la eleva a día de hoy al medio centenar.

«Está llegando gente a Murcia desde otros puntos porque aquí no ha entrado todavía el frío», expone López, remarcando que muchos eligen para pernoctar, precisamente, puntos cercanos a centros policiales, ya que se sienten más seguros. «Pese a lo que piensa la gente, son personas que sufren una gran desprotección y que suelen ser blancos de agresiones; por ello te los encuentras aquí, a espaldas de la comisaría de la plaza Ceballos o en el parque Viudes en San Andrés», añade, incidiendo en que también vuelven a llenarse los soportales de la catedral.

López tiene claro que una solución digna para estas personas y que evite problemas de convivencia con los vecinos puede estar en la puesta en marcha de uno de los llamados centros de 'alta tolerancia'. De hecho, la concejala de Servicios Sociales, Paqui Pérez, señaló a principios de año que el Consistorio estudiaba la implantación de un espacio de este tipo, pero no ha vuelto a saberse nada de este proyecto ni la edil ha proporcionado nueva información al respecto a preguntas de LA VERDAD. Se trataría de un espacio para transeúntes abierto 24 horas, que contaría con unas condiciones que permitan reducir al mínimo las exigencias que se imponen a los usuarios, facilitando el uso por parte de aquellos con unas conductas más disruptivas, incluyendo a los que presentan problemas graves de adicción a sustancias o enfermedades mentales.

También abren la puerta a la pernoctación de personas que poseen animales, no permitidos en la oferta actual. «Tenemos ubicaciones en mente, a unos 15 minutos andando al centro, y ofertaríamos un traslado en furgoneta por la tarde», detalla López, aclarando que una instalación de este tipo, con unas 15 plazas –cifra factible de manejar– podría tener un coste anual de entre 100.000 y 150.000 euros. Precisa, sin embargo, el proyecto de un impulso municipal. «La situación se agrava cada vez más, es una medida por la que debe apostarse ya», concluyen desde la crítica plataforma vecinal SOS Casco Histórico.