Manuel Gallardo: «La caza es absolutamente imprescindible; no cazar no es una opción»
El presidente de la Real Federación Española de Caza señala que «a lo largo de mi vida he informado sobre muchas normas y nunca he visto un disparate del tamaño del proyecto de ley para el bienestar animal»
Manuel Gallardo Casado (Cáceres, 1961) se compró con 18 años su primera escopeta, una Zabala de cañones paralelos que adquirió con el jornal amasado un ... verano en el que se dedicó a recoger tomates. Ahora, como presidente de la Real Federación Española de Caza (RFEC), representa a los 800.000 practicantes españoles de la actividad venatoria –unos 20.000 en la Región–, para quienes la caza va infinitamente más allá del hecho, tantas veces prescindible, de abatir a un animal.
Publicidad
–¿Está la caza en grave peligro de extinción?
–Creo que no. Es difícil, ahora mismo, que ningún gobernante se plantee siquiera la posibilidad de prohibir la caza, aunque ello no significa que no haya organizaciones y hasta partidos políticos que tengan entre sus objetivos la prohibición de la caza. La caza es imprescindible; no cazar no es una opción. El ser humano ha intervenido tanto en la naturaleza en los últimos millones de años que hemos conformado un espacio natural absolutamente intervenido. Plantearse la opción de no cazar traería consigo un absoluto desequilibrio, un empobrecimiento de la biodiversidad y hasta un incumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, como el referente a la vida en los ecosistemas terrestres, que serían imposibles de lograr si no se caza, si no se mata.
–Algo, la muerte, de lo que mucha gente no quiere oír ni hablar.
–Le hemos dado la espalda a la muerte. Esa palabra mágica, la sostenibilidad, que es el secreto que nos va a solucionar casi todo, no es posible sin la muerte. Y la caza es una herramienta imprescindible para la sostenibilidad. Pero hay más. Y aunque estas palabras resulten grandilocuentes, la humanidad no puede desperdiciar un recurso como la caza. Si hay más perdices, o conejos, o jabalíes de los que debe haber en un espacio....
–Hasta llegar a ser un auténtico problema...
–...entonces, desperdiciar ese recurso alimenticio no tiene perdón. Eso sí va contra el planeta y contra el ser humano. Por eso todos los grandes organismos internacionales, la UE... siempre han planteado que la caza es necesaria e imprescindible.
Publicidad
–Yo no hablaba tanto de las amenazas extrínsecas al mundo de la caza, que también, sino de las propias, como la falta de relevo generacional. Cada vez hay menos jóvenes que se suman a la actividad cinegética.
–Sí. Hay que tener en cuenta que el 80% de la población ya vive en grandes urbes y apenas tiene más contacto con la naturaleza que el de una pantalla de ordenador. Es cierto que tenemos ese problema, pero se puede ir solventando. Hay incorporación de jóvenes a esta actividad, pero también de muchas mujeres. Y ahí está uno de nuestros ejes estratégicos. Casualmente, la mayor parte de las mujeres que se incorporan a la caza son jóvenes. Antes, en una montería veíamos a un par de mujeres que iban acompañando a sus maridos y ahora vemos a muchas chicas jóvenes que van con su rifle. Ya el 20% de los nuevos solicitantes de licencias de caza son mujeres. La caza hay que plantearla desde la perspectiva de la modernidad. Está muy bien la tradición, la cultura... pero también hay que difundir que es un reto, una aventura, una oportunidad de influir positivamente en el medio ambiente, de ser parte del medio natural, de conservar... Y así habrá muchos jóvenes que se irán integrando. Pero para eso hay que enseñar a los jóvenes lo que significa la caza.
Publicidad
–Muchos de ellos funcionan a base de mensajes enlatados, de las redes sociales, en los que se denosta la caza y al cazador.
–Mire, los videojuegos de francotiradores están arrasando en el mundo. En España habrá cientos de miles de chavales enganchados a juegos que consisten en matar a personas...
–El 'Fortnite', por ejemplo.
–Sí. Pues te preguntas cómo es posible que se esté jugando permanentemente a matar a personas y que abominen a la vez de la caza y del uso de armas.
–Estamos educando a los jóvenes y a los niños de manera que la violencia contra un ser humano les puede resultar concebible, hasta natural, y así lo perciben todos los días en los videojuegos, en las redes sociales, en la televisión... Consumen violencia contra las personas de manera cotidiana y en cambio son incapaces de aceptar la muerte de un animal, aunque sea para comérselo.
Publicidad
–Claro. Por eso tenemos que cambiar el concepto sobre la caza, porque la caza no es violencia. Hay una parte cruenta, que es la de abatir al animal, pero todo lo demás es lo contrario a la violencia: la forma en que te enfrentas al animal, cómo vives la caza antes de llegar al campo, la gestión que haces en el medio...
Las claves
-
El futuro «Se están sumando muchas mujeres al mundo cinegético. El 20% de todas las nuevas licencias de caza son de mujeres»
-
Un recurso alimentario «Si hay un excedente de algunas especies, no aprovecharlo va contra el planeta y contra la humanidad»
-
Rechazo social «Hay un 30% de españoles que dice estar contra la caza. Pero en este país hay un 30% que siempre está contra todo»
–Incluso la forma en la que tratas al animal una vez abatido.
–Sí, hay sangre y hay muerte. Por supuesto. Pero en absoluto es una actividad violenta. Eso es lo que hay que transmitir. Al margen de que es algo que llevamos grabado en nuestro ser. Yo he tenido la oportunidad de ir de caza acompañado por amigos que nunca han cogido una escopeta, y como se la dejes y salga un conejo, disparan.
Publicidad
–Es parte de nuestra naturaleza.
–Llevamos cazando los dos últimos millones de años y la caza es un algoritmo bioquímico, que es lo que son las emociones y los instintos que nos han permitido sobrevivir como especie. Es lo que permitió que los mejores cazadores sobrevivieran y los otros desaparecieran. Es una emoción tan arraigada en el ser humano que, instintivamente, cualquiera que tenga la oportunidad, se deja llevar por ella. Y tengamos claro que, en un momento de necesidad, todo el mundo es un cazador.
–Está inscrito en los genes.
–Sin duda. Lo que pasa es que el modelo pasa ahora por empatizar con los animales, por desarrollar una sensibilidad estúpida, ridícula, que en absoluto va en pro del ser humano, sino de un modelo social en el que cambian las reglas. El dogma ecologista de los años 70 y 80 establecía que el ser humano era el mayor enemigo del planeta. Nosotros creemos que el ser humano es una oportunidad para que el planeta sobreviva y lo haga en condiciones óptimas. Y ahí los cazadores tenemos mucho que aportar. Estamos tratando de que esa desconexión que se ha producido entre el mundo urbano y el rural no se traduzca en una ruptura.
Noticia Patrocinada
Amar, respetar y matar
–¿Cómo se explica esa contradicción permanente y manifiesta en la que vive el cazador, que consiste en que dice ser quien cuida, conoce, ama y respeta al animal como nadie, pero al final termina matándolo?
–Realmente no supone una contradicción. En la naturaleza siempre ha funcionado el juego de la vida y la muerte. Es así, simplemente. La muerte es imprescindible para el funcionamiento de la naturaleza. Y es inevitable, además. Si hablamos de caza sostenible, y no se puede hablar de otra manera, estamos obligados a aprovechar los excedentes de determinadas especies. Tenemos que aprovechar y gestionar ese recurso, porque una sobrepoblación de conejos, o de jabalíes, es un drama ambiental, económico...
Publicidad
–Y es imposible comer carne sin haber matado antes.
–Yo veo los corderos y me parecen muy bonitos. Pero nadie piensa en que las chuletillas que se está comiendo han salido de ese animal. Y en que tiene que morir para ello. Pero, al final, lo que se nos reprocha a los cazadores es que matamos por placer.
–¿Y no es así?
–La caza va mucho más allá de eso, del hecho de matar. La caza es deporte, pasión, gestión, conservación... Hay muchísimas otras cosas antes del mero hecho de matar. Pero abatir un animal es un acto absolutamente natural. El debate radica en por qué no se caza, no en por qué se caza. Yo a la gente que me pregunta por qué cazo le digo: «¿Y cómo usted, después de dos millones de años haciéndolo, ha llegado a la conclusión de que ya no caza?».
Publicidad
–Todo esto se ha montado en solo diez o quince años. En menos de un parpadeo dentro de una perspectiva histórica. En un suspiro nos hemos vuelto todos animalistas y la muerte nos repele.
–Han transcurrido miles, cientos de miles de años para hallar nuestro camino, y de pronto, de golpe, nos topamos con ese rechazo a la muerte, a comerse a un animal. Hace solo treinta años era impensable esta especie de mundo feliz de Huxley al que vamos, este dar la espalda a todo lo que somos como especie. Igual es cierto que un día pasamos del 'Homo sapiens' al 'Homo deus'...
–... y entonces seremos todos puros y vírgenes.
–Yo creo que todo esto es mucho más sencillo. La relación del ser humano con la naturaleza es muy sencilla. La caza forma parte del ser humano desde sus orígenes y estamos diseñados para comer carne. Es lo que somos y me resulta abrumador ese querer renunciar a lo que somos.
Publicidad
–Pues parece que ahora, si dices que eres cazador, la respuesta habitual es llamarte asesino.
–Yo no estoy muy de acuerdo con esa percepción. A través de la Fundación Artemisan se ha hecho una encuesta que demuestra que la gran mayoría de los españoles no están contra la caza. Hay un 30% que sí lo está, pero es que ese 30% está contra todo. De cualquier cosa que preguntes en España, de lo que sea, hay un 30% que lo rechaza. Incluido las vacunas de la Covid. Lo que sea. Una calle peatonal preciosa y llena de comercios, un proyecto empresarial que creará 5.000 empleos..., pues siempre te sale un 30% que se opone (se ríe).
–Pues para ser un 30% hacen mucho ruido...
–Vocean mucho, sí. En una reunión reciente con varios políticos les recriminaba que se pliegan ante quien más voces da, pensando que la realidad es esa. Nuestros gobernantes gestionan a golpe de 'tuit' y están todo el día pendientes de los de Twitter, que son diez, que tuitean y retuitean. Y eso no es la sociedad. Ese informe que le decía ha arrojado resultados excepcionales en Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía... regiones donde la gran mayoría cree que la caza está bien vista, que es necesaria, que la carne de caza es un recurso a aprovechar y que además se niega a pagar más impuestos para que sean los guardas los que controlen la población de determinadas especies.
Publicidad
–Al final, lo cierto es que gestionar el medio ambiente requiere matar animales. Cuando se venden algunas victorias ecologistas o animalistas, como que no se podrá cazar en los parques nacionales o que no se volverá a cazar al lobo en España, nadie dice que los agentes medioambientales tendrán que seguir abatiéndolos para evitar la proliferación descontrolada de algunas especies.
–Es que no hacerlo sería una catástrofe. Mire, algunos parques nacionales ya están amenazados, como Monfragüe, donde entre el 60% y el 70% de la flora está en peligro por la proliferación de ungulados. Monfragüe se hizo parque nacional no para cuidar los ciervos y jabalíes, pues apenas había, sino por su entorno y su bosque mediterráneo. Pues bien, eso ahora está amenazado por el aumento de los ungulados. Durante años se han hecho acciones de control poblacional a través de la actividad cinegética, pero ahora ya no se puede. Y la caza, que era un gran recurso económico para la zona, pues se ha sustituido por los guardas, que son quienes matan a los animales con un alto coste para todos nosotros. Hemos dejado de generar riqueza a través de la caza para que hacer lo mismo acabe costándonos dinero. Es el mundo al revés.
Una riqueza desaprovechada
–No poco de eso sabemos en esta región.
–He tenido la oportunidad de explicarle al consejero de Medio Ambiente, Antonio Luengo, que en Murcia tenéis una riqueza incalculable en el arruí. Esta región era conocida en el mundo entero por esa especie. Y aceptar que se estén sacrificando sin criterio, por miles, con dinero de todos, cuando puede generar una riqueza impresionante... Los controles cinegéticos son baratos y eficaces, porque quien mejor sabe hacerlos es el cazador, y además generan riqueza. Desde que se dejó de cazar en los parques nacionales, los pueblos de su entorno viven mucho más empobrecidos.
–¿Qué le parece el proyecto de ley de bienestar animal?
–Pues me parece un absoluto delirio. Es muy preocupante que un director general del Gobierno de España diga que muchos animales no son de producción porque no pueden sindicarse, o hable de la edad de jubilación y de las jornadas laborales de los animales. Entonces empiezas a pensar que algo malo le está pasando a este país. Porque no deja de ser alguien que decide sobre nuestro futuro. O cuando dice que hay que castrar a todos los perros porque alguna gente los abandona. O que tienes que hacer un curso para tener una mascota. ¡Oiga, que yo tengo tres hijas y tres nietos y no hice ningún curso y hemos sobrevivido todos y muy felizmente! Y eso lo hace un responsable del Gobierno, mientras seguimos teniendo una de las mayores tasas de pobreza infantil. Es un insulto a la humanidad y a la inteligencia. El mensaje de que los animales tienen derechos es muy tendencioso y conlleva un ánimo aleccionador. Los animales no tienen derechos porque no son sujetos de derecho ni pueden serlo. Nosotros tenemos obligaciones respecto de ellos. Por supuesto que hay que cuidarlos. Pero cuando se empieza a hablar de horarios laborales de los animales, de su jubilación de su sindicación... algo grave está ocurriendo. ¿Alguien se imagina un sindicato gatuno o perruno? Yo, a lo largo de mi vida, he dictaminado muchas leyes, porque integré el Consejo Económico y Social de Extremadura y fui su vicepresidente, y nunca he visto tamaño disparate. Solo lo entiendo como parte de una estrategia diseñada para acabar con la actividad cinegética, con la ganadería y con el mundo rural. Pero creo sinceramente que ese proyecto no va a salir adelante en el Congreso.
Publicidad
–Haga un poco de autocrítica. Tampoco los cazadores hemos contribuido en ocasiones a la buena imagen de la caza, con esas imágenes de extensas manchas de perdices, palomas o venados abatidos.
–El Nodo hizo mucho daño, con aquellas cacerías del Generalísimo, que mataba él solo 2.000 perdices o pescaba un cachalote (bromea). Es verdad que las redes sociales nos han hecho daño con la publicación de algunas imágenes que no eran admisibles. Eso hay que evitarlo y que cuidarlo, aunque no podemos evitar que en todos los colectivos haya garbanzos negros.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión