Teresa Álvarez Medina, una decana dentro de casa y de la sala de vistas
Jueza decana de Cartagena. Premiada por su diligencia y agilidad, la togada cartagenera asume el mando con el gran reto de impulsar la construcción de la Ciudad de la Justicia
El Derecho y la judicatura es la vida de Teresa Álvarez Medina. Las respira en los juzgados de la calle Ángel Bruna y hasta en ... su casa de Pozo Estrecho. La nueva jueza decana de Cartagena cuenta ya las horas para asumir en plenas funciones el cargo, tan pronto como el Consejo General del Poder Judicial la ratifique con la publicación de su elección en el BOE. Su candidatura fue la que despertó el mayor consenso entre los magistrados cartageneros obteniendo 10 de los 16 votos emitidos. Llega a una plaza que conoce a la perfección, donde ha desempeñado la mayor parte de su trayectoria profesional y donde, confirman algunos de sus cercanos, se espera mucho de ella. «Majísima, trabajadora, competente y cercana». «Profesional, conciliadora y de un trato estupendo». Son algunas de las cualidades que le atribuyen los que alguna vez han tenido que coincidir con ella dentro o fuera de la sala de vistas.
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Asume el mando en un partido judicial nada exento de desafíos. A las demoras que arrastra de por sí el sistema judicial, con multitud de casos que esperan resolución desde hace años, se suma el problema de unos juzgados que muestran signos de vejez, con sistemas de climatización que se estropean cuando más se les necesita, y cuyos moradores demandan con ánimo cada vez más reivindicativo que les brinden una casa nueva y, sobre todo, más espaciosa. Intentar sentar y poner de acuerdo a los políticos para que la Ciudad de la Justicia sea al fin una realidad y no otro agravio para Cartagena será sin duda una de las principales reses que lidiar.
Cartagenera de origen y sentimiento, ingresó en la carrera judicial en 2007. Su preparador fue quien fuera consejero de Fomento y de Presidencia durante el gobierno de Ramón Luis Valcárcel, Manuel Campos. El también fiscal contaba entonces con una academia y Álvarez fio su destino a los conocimientos de Campos, quien más tarde alcanzaría la cumbre en su carrera llegando a pisar el Tribunal Supremo.
Aprobada la oposición, su vida daría un gran vuelco en lo personal al ingresar en la Escuela Judicial. Durante su estancia en Barcelona, coincidió con otros tantos compañeros y también conoció a la que sería la persona más importante en su vida junto a sus hijos. Su marido, el gaditano Alberto Blanco, tras varios viajes a Cartagena junto Álvarez en sus años de novios, decidió formalizar su relación y establecerse en la ciudad de su pareja, donde también atesora una envidiable trayectoria. Pasó por los juzgados de San Javier y los de Lorca para acabar recalando en el mismo edificio que su esposa, donde ejerce como titular del Juzgado de Primera Instancia número 7 de Cartagena.
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Álvarez también ha pasado por varios destinos. Desempeñó su primera responsabilidad en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Purchena (Almería), hasta que, a finales de 2008, se trasladó al número 4 de Totana y en 2011 al Penal 1 de Cartagena. Promocionó a la categoría de magistrado en marzo del año 2013 continuando al frente del mismo órgano hasta que se trasladó al número 3 en 2016.
Respecto a su filiación, ha estado vinculada a la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, llegando a formar parte en 2009 de la lista que ganó las elecciones a la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Murcia. En 2013, fue galardonada junto a su compañero Fernando de la Fuente Honrubia por desarrollar un proyecto piloto de tramitación ágil de ejecuciones de sentencias inferiores a dos años de cárcel.
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