Repsol arranca los motores de su nueva planta en Cartagena para fabricar biocombustibles con aceite usado
Tras 5 meses de pruebas, la refinería comienza a poner en marcha la maquinaria para producir al año 250.000 toneladas de gasolina y queroseno
Tras cinco meses de revisiones y pruebas de verificación para que todo el conglomerado de tuberías, aparatos y chimeneas funcione a la perfección y conforme ... a la reglamentación del fabricante, una empresa belga con sede en Francia, la refinería de Repsol, en Escombreras, ha puesto los motores en marcha para poco a poco comenzar a producir las 250.000 toneladas al año que se marcó como objetivo de gasolinas y querosenos, además de bionafta, biopropano y hidrobiodiésel limpios y respetuosos con el medio ambiente. Lo hará a base de aceites usados, que llegarán, principalmente, del continente asiático, aunque también de España y varios países de Europa.
Este momento supone todo un hito en el sector industrial de España, ya que es la primera planta que fabrica este tipo de productos en el país, y una de las pocas que existen en Europa. Su puesta en marcha comporta la apertura del camino al resto de empresas en la fabricación de combustibles limpios y así atender a los retos que se marca la Unión Europea para los próximos años en materia medioambiental.
El trabajo estos días en el complejo industrial de la multienergética es frenético. Los operarios centran su trabajo en el corazón de la planta, la que hace que la materia prima, principalmente aceite de cocina usado, se convierta en carburante limpio para coches, camiones, barcos y aviones. Estos tienen propiedades similares a los convencionales y son cero emisiones netas, ya que el CO2 que se libera en su uso equivale al que ha sido retirado previamente de la atmósfera.
A mediados del pasado mes de diciembre, Repsol recibió el primer buque cargado de aceite refinado procedente de Huelva, a donde llega esa materia prima desde Asia. Allí una empresa se encarga de limpiarla y prepararla para fabricar el combustible bío. Desde esa planta, también en barco, es trasladada a Cartagena.
LOS DATOS
220 millones de euros es el coste final que han tenido las nuevas instalaciones.
9.000 metros cúbicos tienen los cuatros tanques de almacenamiento del puerto.
7.500 toneladas de aceite es la capacidad de los buques que recibe.
Esta nueva operativa supondrá a partir de ya el incremento de los tráficos marítimos para la Autoridad Portuaria de Cartagena. De este tipo de buques llegarán cada semana a los muelles de Escombreras, donde serán almacenados para su posterior traslado, a través de una red de tuberías construida para ello, hasta el complejo industrial. Este proyecto ha supuesto la puesta en marcha de nuevas infraestructuras en el entorno portuario para la descarga y recepción de los aceites.
Nuevos brazos de carga
En concreto, en dos de los seis frentes de atraque operados por Repsol han sido instalados nuevos brazos de carga. También han sido habilitadas nuevas líneas, conexiones y cuatro nuevos depósitos de 9.000 metros cúbicos cada uno, para el almacenamiento del aceite. La multinacional ha invertido finalmente 220 millones de euros en esas infraestructuras y en las de producción. En un principio se calculó que costaría 180, pero el incremento de los precios de los materiales ha encarecido la planta.
La nueva fábrica está dividida en cuatro zonas. Tres de ellas están ubicadas en el interior del complejo industrial de Repsol y corresponden con la unidad de producción de hidrógeno, el área de depósitos para el almacenamiento de los biocombustibles y la unidad de hidrotratamiento. Esta última está conformada por más de un centenar de componentes. La cuarta es la que está en el puerto
Los biocombustibles avanzados producirán a partir de distintos tipos de residuos de la industria agroalimentaria. Repsol dará así una segunda vida a residuos que, de otro modo, acabarían en un vertedero, transformándolos en productos de alto valor añadido. Con su uso será posible reducir entre un 65% y un 90% las emisiones netas de CO2 respecto a los combustibles tradicionales.
De esta forma Repsol está transformando sus complejos industriales en polos multienergéticos con capacidad de producir combustibles con baja o nula huella de carbono. Y uno de los principales ejemplos es la planta de biocombustibles avanzados que ha construido junto a su refinería de Cartagena.
La materia prima llega a Huelva desde Asia y tras el refino es trasladada en barco a Escombreras
La materia prima para producir estos combustibles bío llegan a Escombreras desde varios puntos del mundo, pero principalmente de países asiáticos. Lo hace en barcos y es trasladada a una planta de Huelva, que se encarga de refinar o limpiar el producto, para después trasladarlo otra vez en buques mercantes a Cartagena. Es entonces cuando se almacena en cuatro grandes tanques que han sido construidos en el Puerto de Escombreras. Desde allí, por tuberías, llega al complejo de Repsol y entra en el proceso de fabricación.
Para obtener estos biocombustibles hay que transformar la biomasa, una materia de origen orgánico, sea vegetal o animal, a través de procesos mecánicos, termoquímicos y biológicos.
Así, en función de la procedencia de los biocombustibles y de los procesos usados para obtenerlos, se clasifican en varias generaciones. Los de primera son los creados a partir de aceites vegetales, como el bioetanol y el biodiesel. Los de segunda son los procedentes de aceites de cocina usados; los de tercera, los que se extraen de algas y plantas acuáticas con un contenido de aceite natural de al menos un 50%. Y los de cuarta, los que buscan modificar genéticamente los microorganismos para mejorar la eficiencia en la captación y almacenamiento del CO2. Estos como lo de tercera tampoco se comercializan por ahora, aunque existen plantas piloto en Brasil y Estados Unidos, entro otros países.
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