Las podas para evitar incendios se centran en Calblanque y «descuidan» el resto de montes de Cartagena

La brigada forestal que la Comunidad tiene en Cartagena llevó a cabo el pasado año una serie de trabajos en el municipio, todos ellos en Calblanque y sus alrededores. Son tales como desbroce de cunetas a lo largo de 1.800 metros en el parque regional, con especial atención a los poblados de Cobaticas, trabajos preventivos en más de 24 hectáreas de la sierra de Atamaría, clareo y mantenimiento de cortafuegos en los límites de Calblanque con la urbanización de La Manga Club en un entorno aproximado de 700 metros de longitud, así como eliminación de 200 pies secos o dominados en el Cabezo de la Fuente de Los Belones, también en el mismo entorno.

El plan Infomur de prevención de incendios que tiene la Región de Murcia en marcha cuenta en Cartagena con nueve bomberos forestales, con base en Tentegorra, así como los Bomberos del Ayuntamiento, una oficina comarcal con una decena de agentes medioambientales para Cartagena y el Mar Menor, y un despacho automático para helicóptero de extinción, con 1.200 litros de capacidad, así como una brigada helitransportada con ocho bomberos forestales con base en Alcantarilla.

«Los montes de Cartagena son un polvorín». Así de contundente se muestra el experto senderista Salvador Inglés. Él preside el Centro Excursionista de Cartagena y también es vicepresidente de la Federación regional de Montañismo. Recientemente participó en la organización de una carrera en Sierra Gorda, junto a Vista Alegre. «En la última carrera lo vi, pero es algo generalizado en los montes de Cartagena: están llenos de maleza y rastrojos. Y, encima, los caminos y pistas de tierra están totalmente descuidados y abandonados. Es casi imposible acceder con vehículos de forma rápida, en caso de que sea necesario para atajar un incendio», denunció.

«La situación es más preocupante al estar en un año anormalmente seco que puede ser bastante peligroso para los incendios», advirtió el biólogo Jorge Sánchez, de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE). A grandes rasgos, este ecologista defendió que «es muy posible que sea necesario hacer más inversión pública en prevención de incendios, y que venga acompañada de una planificación detallada que incluya intervención en montes privados». A su juicio, las acciones que ha desarrollado la Comunidad durante el año 2022 para evitar incendios en los montes de Cartagena son «claramente insuficientes».

La realidad es que la propia Consejería de Medio Ambiente reconoció que es propietaria de «muy poca» superficie forestal en Cartagena, con tan solo 1.120 hectáreas repartidas en las zonas de Pan de Higo, La Algameca y Cabo Tiñoso. Además, estas dos últimas áreas están vinculadas a instalaciones militares que dependen del Ministerio de Defensa, por lo que la capacidad de maniobra es limitada. Por ello, tanto ecologistas como senderistas ven necesario más implicación en cuidar los montes privados, como puede ser el pico de La Muela, en la zona oeste.

Desde ANSE ven necesario que se sigan realizando tareas de silvicultura preventiva, ya que destacan que los últimos años se han intensificado en beneficio del monte. La última de ellas la ha desarrollada el Ministerio para la Transición Ecológica en Tentegorra, a través de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, que ha podado y reforestado unas 50 hectáreas en este paraje ubicado junto al monte Roldán.

La Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (Arba) destaca entre los colectivos sociales que llevan a cabo reforestaciones respetuosas en pro del entorno natural de Cartagena. Su director, José Luis Sánchez, argumentó que uno de los aspectos fundamentales es clarear el monte de pinos. Detalló que hay un exceso de pinares, fruto de las reforestaciones artificiales posteriores a la Guerra Civil. Él apostó por una gestión de los montes que los libere de la masa arbórea del pino y en su lugar se repueble con especies autóctonas matorral: lentiscos, palmitos, acebuches, ciprés y enebros.