En bermudas ante la gran pantalla

cartagena. En esta sala está permitida la entrada en bermudas, con tu propia silla de plástico, el repelente de mosquitos, la nevera y el bocadillo envuelto en papel de aluminio. La Universidad Popular iniciará este jueves su cuarto ciclo de cine de verano, que recorrerá todos los jueves, viernes y sábados hasta el 25 de agosto una docena de barrios y diputaciones, para que todos los vecinos puedan disfrutar del séptimo arte a la luz de la luna, al aire libre y sin pagar entrada. «Éste es el auténtico cine de barrio, el de verdad, el de toda la vida», explica el director de la Universidad Popular, José Macián.

Es el tercer verano consecutivo que el longevo centro educativo, fundado en 1931, saca para gusto de los residentes iniciativas de este tipo, para mantener vivas las tradiciones: combatir el bochorno, al caer la noche, delante de la gran pantalla y en compañía de toda la familia. Esta vez la cartelera es «menos cultural y más familiar, para el gran público», según Macián, porque las dos películas que se han escogido están pensadas para adultos y pequeños: 'Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar' y 'La Liga de la Justicia'. La primera cinta, de 2017, forma parte de la saga de películas de acción y fantasía 'Piratas del Caribe' y se emitirá el próximo jueves, a las diez de la noche, en las instalaciones deportivas de la calle del Pino, en Galifa.

«El año pasado tuvimos una asistencia media de 100 personas a cada sesión. En La Azohía fueron casi 300 personas [a la Plaza Juan Paredes] y esta vez han sido doce asociaciones de vecinos las que han querido apuntarse», dice el director de la Universidad Popular. En apenas mes y medio recibieron también las peticiones del Polígono de Santa Ana, Campillo de Adentro, Urbanización Mediterráneo, Barrio de la Concepción, Llano de El Beal, Canteras, Alumbres, Santa Lucía, Puertos de Santa Bárbara y Pozo Estrecho. Cinco colectivos vecinales se han quedado fuera. «El presupuesto no nos da para más», reconoce Macián.

La instalación de la pantalla corre a cargo de la Universidad Popular y el resto, de la asociación de vecinos. Los residentes deben disponer de sillas de plástico suficientes para la proyección, una plaza o calle disponible para su uso al aire libre y la responsabilidad de repartir y colocar la cartelería por el barrio, para darle publicidad. «El verano pasado tan solo fueron diez colectivos; esta vez hemos hecho un esfuerzo y hemos sumado dos más. Al final, lo que nos dicen los vecinos es que están satisfechos: pueden llevar pipas y bocadillos, y hasta la nevera con las bebidas. Entendemos que el cine de barrio es algo que no debe perderse, es una vuelta al pasado, a las proyecciones de toda la vida y a las que siempre íbamos cuando éramos niños», recuerda Macián.

Al margen de la Universidad Popular, también hay proyecciones durante todo el verano en los cines de Cabo de Palos (calle Brezo) y en Mar de Cristal (calle Rembrandt).