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Imagen tomada de uno de los vídeos grabados por vecinos durante la reyerta en la plaza de la calle Rubí donde está el social de la Urbanización Mediterráneo. LV

Noche de broncas e incendios en Cartagena antes de San Juan

Unas cien personas se enfrentan en una batalla campal con los agentes que acudieron a la plaza del local social tras las quejas por el ruido

Miércoles, 22 de junio 2022, 02:14

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Las piedras, los golpes con cascos de moto y a puñetazos y los mordiscos de la noche del pasado lunes no solo dejaron tocados a una docena de agentes que acudieron a acabar con una concentración de más de cien jóvenes en la plaza de la asociación de vecinos de la Urbanización Mediterráneo de Cartagena. También suponen un salto cualitativo en la creciente inseguridad ciudadana que afecta a sus vecinos en calles, jardines e instalaciones de este populoso barrio popularmente conocido como la 'Urba'.

Tres varones, uno de ellos menor de edad, fueron detenidos poco antes de la medianoche por su presenta participación en una batalla campal en la que veinte policías tuvieron que enfrentarse, frente al local social, a una muchedumbre que multiplicaba por cinco su número y cuyas conexiones con bandas de pandilleros están en investigación. Todo comenzó a las 22.30 horas, cuando en el Parque de Seguridad se recibieron quejas por ruidos. Ocho agentes se desplazaron a a la explanada de la calle Rubí y exigieron a las personas concentradas que bajaran la música. Además de negarse a cumplir esas órdenes, los que estaban allí se resistieron a ser identificados e hicieron gala de una actitud chulesca y agresiva, con amenazas de muerte a los funcionarios. Además, poco a poco fueron presentándose más jóvenes en actitud intimidatoria.

Al encontrarse en franca inferioridad, los agentes solicitaron refuerzos a la base y, en vista de que la cosa podía degenerar en un incidente de orden público, los mandos de la Policía Local lo comunicaron a Comisaría. Las competencias en materia de seguridad ciudadana corresponden a la Policía Nacional. Esto permitió reunir a poco más de veinte agentes, que volvieron a intentar realizar identificaciones entre quienes se negaban a apagar la música.

Presión multitudinaria

Para entonces ya había más de un centenar de personas haciendo presión sobre el operativo policial. Llegaron jóvenes del propio barrio, pero también de las cercanas calles de San Antón y de Nueva Cartagena, tanto autóctonos como de familias inmigrantes. Según las fuentes consultadas, muchos de ellos eran menores y otros eran personas a las que los agentes identificaron a simple vista porque han pasado repetidas veces por dependencias policiales.

Finalmente y ante la resistencia a deponer su actitud retadora, los agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional decidieron detener a uno de los concentrados. Entonces tuvo lugar la primera agresión a un policía nacional y se desataron los primeros disturbios.

Los gritos, los forcejeos y los empujones iniciales dieron paso al empleo de cascos de moto por parte de algunos de los concentrados para golpear a los agentes. También al lanzamiento de piedras y de todo lo que encontraron a mano. Los policías se vieron obligados a hacer uso de sus porras para repeler los ataques y reducir a los más agresivos rodando por los suelos. En los minutos siguientes practicaron otras dos detenciones. Sin embargo, la tensión no remitió.

Más de una hora después de la llegada de los primeros agentes, los jóvenes causantes de los disturbios se desperdigaron por el barrio. Pero no fue para retirarse sino para pegarle fuego a varios contenedores de basura y lanzar piedras a las ventanas de las casas donde había vecinos grabando con sus teléfonos móviles.

En el centro del barrio

La batalla campal tuvo lugar en una de las plazas más céntricas del barrio. Está frente a la sede de la Asociación de Vecinos, a espaldas de la parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza y muy cerca del colegio, del instituto, de la piscina y del campo de fútbol. En los últimos meses ha sido tomada a diario por grupos de jóvenes que beben, fuman e intimidan a quienes pasan por allí.

Fuentes de la Policía Nacional indicaron que lo sucedido anteayer llevó a la jefatura a tomar medidas drásticas y establecer un dispositivo especial de vigilancia para cortar de raíz esta situación. Para ello, se han coordinado con la Policía Local y realizaron patrullas continuas durante todo el día y gran parte de la noche. Otras fuentes subrayaron que los protagonistas de los altercados buscaban ayer la oportunidad de repetir nuevos alborotos en la vía pública.

El cabecilla lleva treinta arrestos por robos, maltrato y amenazas

Entre los tres individuos detenidos por la Policía Nacional, el mayor y presunto instigador de las agresiones tiene 31 años y más de treinta detenciones previas por malos tratos en el ámbito familiar, amenazas y robo con violencia. Es por tanto un viejo conocido para la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comisaría. Otro tiene 19 años y también ha pasado algunas veces para ser interrogado por distintos hechos cuando todavía no había cumplido los 18. Los dos pasaron la noche en dependencias policiales a la espera de ser puestos a disposición judicial hoy por riña tumultuaria y atentado contra la autoridad. El tercer detenido es un menor que fue puesto en libertad de madrugada y recogido por un familiar. Fuentes de la Policía Nacional indicaron que la revisión de las imágenes grabadas puede dar lugar a la detención de más implicados en los hechos. También se investiga el lanzamiento de piedras contra los edificios colindantes y la responsabilidad de los participantes en la bronca en la quema de contenedores de basura en los alrededores. Las pesquisas policiales se centran en rastrear las conexiones de los participantes con bandas organizadas de jóvenes de los barrios de la zona, entre ellos San Antón, que hacen ostentación en las redes sociales de su espíritu de clan.

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