Como 'Diente de León'
Pilar Fernández, madrileña de nacimiento aunque lleva viviendo en la Trimilenaria desde niña, es una lectora empedernida, le encanta bucear en las historias de otros porque, según reconoce, esto le da la posibilidad de vivir infinidad de vidas diferentes y experimentar situaciones y emociones que, de otra forma, no podría
TOMÁS MARTÍNEZ PAGÁN
Domingo, 6 de noviembre 2016, 01:25
Un fin de semana tan largo como el del pasado puente, en nuestra Trimilenaria da tiempo para disfrutar de las múltiples posibilidades que ofrece la ciudad: paseos, desplazamiento con el Efesé, visita a la costa, al campo, a nuestros cementerios y a disfrutar de cultura en la ciudad. En el Palacio Consistorial, inauguración de una exposición de pintura; en la Plaza de las Salesas un empresario manchego que se siente muy cartagenero, Asensio García López, abre una sala de exposiciones a pulmón, es decir, pagada de su bolsillo, con mucho encanto y que se inauguró con 'Grabadores', una exposición de ocho artistas.
Esta muestra nace del deseo de todos sus participantes de divulgar el proceso que guía la ejecución de un grabado, empezando por la idea del artista, con todo el proceso de dibujar, preparar la plancha, grabarla con los distintos buriles, moldearla y, finalmente, entintarla. Cuando la primera obra sale del tórculo, para el artista es un gozo. Talleres evocadores de otros tiempos, funcionando ahora con proyección de futuro, mostrándonos ese atrayente y desconocido mundo del grabado, ansioso de ser redescubierto. Artistas como Armiñana, Betanzos, Vidal, Calvo, Molin's, Lloret, García y Ros, lograron llenar la sala a rebosar, sala que continúa abierta al público y que cuenta con un taller donde se imparten clases.
Durante el vino que se sirvió en la inauguración, conocí a otra joven artista, Pilar Fernández Senac, licenciada en Ciencias de la Educación y madre de dos preciosos niños que observaban la exposición como si fuesen expertos en la materia. Durante la charla que mantuvimos surgió el tema de la publicación de su primera novela, y como me gustó su apuesta, quedamos en la frontera entre la Trimilenaria y la ciudad hermana de La Unión para hablar del tema.
Lugar de encuentro: Roche, frente al Museo Etnográfico, en la calle del gran trovero José María Marín, en la terraza del bar Los Roches. Allí quedamos Pilar, mi gran amigo y exalcalde pedáneo, el ingeniero Javier Blanco, que venía de dar su paseo matinal por el pueblo, y yo. Pilar, madrileña de nacimiento aunque lleva viviendo en la Trimilenaria desde niña, es una lectora empedernida, le encanta bucear en las historias de otros porque, según reconoce, esto le da la posibilidad de vivir infinidad de vidas diferentes y experimentar situaciones y emociones que, de otra forma, no podría.
Es fan de la capoeira, disciplina que practica desde hace tres años; le encanta la tranquilidad y poder dar los buenos días a pie de calle a los vecinos, por ello es que vive en este bonito pueblo; le encanta aprender y ahora está estudiando inglés, idioma en el que poco a poco va superando titulaciones. Pilar es mujer, madre y esposa, y le gusta ser esas tres cosas. Y mientras hablábamos, Julián Arias, propietario del bar, empieza a mandar aperitivos.
Lo primero, una tapa que él llama 'marejada' y que su mujer, Mari Paz, sabe bordar a la perfección: calamar en rodajas con gambas peladas y fritas con tomate casero, con el consabido pan del campo para sopar la salsa que lo hace un plato exquisito regado con unas cañas bien tiradas.
El viaje interior de Diana
La pequeña editorial que va creciendo sin prisa pero sin pausa, Malbec Ediciones, de mi buen amigo Javier Salinas, empresa cartagenera a la que tenemos que apoyar ya que se está esforzando en descubrir talentos ocultos en autores noveles de nuestra tierra y que cuida y mima sus ediciones hasta el más mínimo detalle, ha sido la que se ha encargado de publicarle a Pilar su novela 'Como diente de león', que va ya por la tercera edición con tan solo seis meses en la calle, por lo que es entendible que Pilar esté emocionada por la gran acogida que ha tenido.
Este libro es el viaje interior que realiza una mujer que no sólo ha perdido a su marido, sino que también ha perdido la confianza en ella misma y en los demás. Rodeada de gente que la quiere y que le obligan a mirar hacia adelante, Diana va creciendo a cada paso que da como persona y como mujer y, poco a poco, va abriéndose a la posibilidad de volver a amar. Con esta historia conocerán a una mujer de hoy, real, que se equivoca, que se esconde, que no es tan fuerte como pretende, que se enfada... pero que a la vez, es inteligente, con un irónico sentido del humor y que es consciente de sus errores. A lo largo del libro, Diana va soltando las raíces que le sujetan al suelo y se ve más capaz de dejarse acariciar por una suave brisa y volar como diente de león.
Mientras duró la tertulia Julián, ni se arrimó pero al final apareció con mantel y cubiertos y nos obligó, y nosotros encantados, a degustar lo típico de ese día: un caldo con pelotas casero de verdad, ensalada de la huerta con cogollos de lechuga, cebolla blanca, tomate, olivas cornicabra partidas, buen aceite y sal, una crema de queso bañada de confitura de tomate y acompañada de regañás, un plato exquisito, unas croquetas de cocido reposado, soberbias de textura y en su punto de frito, y todo ello regado con Ramón Bilbao, aprovechando que la sede está a 487 metros de distancia.
El asiático de Roche
Mientras tomábamos el asiático con el toque singular de Roche, que Julián no nos quiere desvelar, continuamos comentando la novela de Pilar y como a veces, la vida da un giro inesperado que hace que todo nuestro mundo se derrumbe precipitadamente y de que, en la mayoría de las ocasiones, no somos capaces de calibrar las consecuencias de ese nefasto instante que lo cambia todo sin piedad, sin tregua. Después, tan solo queda reconstruirnos, recolocar nuestros sentimientos, tomar aire y mirar hacia delante para luchar por sobrevivir. Debemos actuar de este modo, no sólo por nosotros mismos, sino también porque se lo debemos a todos los que nos rodean con amor y apoyo incondicional.
Así arribamos al mundo del hielo, para el que Julián nos sorprendió con un Ginger-43, una extraordinaria copa refrescante, dulce y fácil de tomar, tanto para aperitivo como para sobremesa, que nuestra marca cartagenera está exportando fuera de nuestras fronteras. Fue entonces cuando Julián nos desveló la otra gran sorpresa de la jornada y es que abre un local en la Trimilenaria, justo enfrente de nuestros Juzgados en la calle Angel Bruna. Se llamará Primera Instancia, estará decorado con imágenes de la historia de nuestra ciudad y contará con un buen profesional al frente para servir, como en Roche, buenos desayunos y tapeos típicos de cocina casera y embutidos al corte. En tres semanas abrirá sus puertas y desde aquí le deseo el mayor de los éxitos y le animo a mantener la calidad y el servicio que son claves para la continuidad en este tipo de negocios. Terminó con esta frase para la reflexión: «Vive sin pretender, ama sin depender, escucha sin defender y habla sin ofender».