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El rector de la basílica durante la Bendición de la Naturaleza con la Vera Cruz de Caravaca JUAN F. ROBLES

La Vera Cruz bendice las cosechas y la ciudad desde lo más alto de la basílica

El ritual tuvo lugar en la tarde del pasado viernes con la presencia de representantes de la Cofradía de la Vera Cruz y del Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz

Juan F. Robles

CARAVACA DE LA CRUZ

Domingo, 5 de octubre 2025, 12:05

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Un ritual de siglos. Con la llegada del otoño, en la tarde del pasado viernes tuvo lugar 'El Conjuro', un ritual protector contra las tormentas que arruinaban las cosechas y destruían el arbolado. El rector de la basílica de la Vera Cruz, Tomás Álvarez, ofició el ritual de la Bendición de la Naturaleza con la Sagrada Reliquia.

La celebración se inició en el interior de la iglesia con la bendición de la luz. Desde el altar mayor se organizó el cortejo para el ascenso hasta la capilla del Conjuratorio y, una vez allí, el sacerdote realizó las cuatro bendiciones hacia los puntos cardinales primero con agua bendita y después con incienso. Posteriormente, se dirigió al estrecho corredor que circunda, por el exterior del templo, la cúpula del crucero de la iglesia, para desde allí bendecir con la Vera Cruz la naturaleza.

Esta ceremonia rememora los antiguos «conjuros», celebrados desde época medieval en este mismo lugar. El ritual, del que se tienen referencias ya en el siglo XVI, conserva desde entonces el sentido de protección de las cosechas frente a los fenómenos meteorológicos adversos que pudieran dañarlas, conjurando a los cuatro elementos de la naturaleza, agua, fuego, tierra y aire desde las cuatro ventanas con las que cuenta la capilla.

La ceremonia de bendición de la naturaleza consta de tres partes. En la primera, que se realiza en la iglesia, se hace una acción de gracias por la luz. Con la llama del Cirio Pascual se encienden dos velas que se portan en un candelabro hasta la capilla de los conjuros. El sonido de la campana marca el recorrido hasta el Conjuratorio donde tienen lugar las otras dos partes del ritual. En la segunda, el sacerdote realiza las oraciones desde las cuatro ventanas orientadas a norte, sur, oriente y occidente, incensando y asperjando en cada una de ellas. Después, la Cruz salió al deambulatorio y el rector bendijo los cuatro puntos cardinales. Terminada la bendición, en procesión, se regresó a la iglesia, donde tuvo lugar una bendición final y los asistentes tuvieron la oportunidad de adorar la sagrada Reliquia.

Frente a granizadas, tormentas, vientos o lluvias torrenciales el conjuro se realizaba antaño tres veces al día, por la mañana, al mediodía y al atardecer, durante los meses de primavera y otoño.

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