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Uno de los grupos del Bando Moro, en el desfile celebrado ayer. DULCE MARÍA FERNÁNDEZ

Moros y cristianos recrean la historia medieval de la Caravaca de la Cruz

Las kábilas y mesnadas inundan de colorido y música la Gran Vía, en una jornada en la que la Patrona siguió visitando a enfermos

Viernes, 6 de mayo 2022, 02:31

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La meteorología adversa de los últimos días obligó a modificar los actos festivos. Ayer fue un día de contrastes. Por la mañana, la visita de la Vera Cruz a enfermos e impedidos volvió a llenar de emoción los hogares de los más mayores, que abrieron sus puertas a la Sagrada Reliquia; por la tarde, el acompañamiento de moros y cristianos en la Procesión de Subida recreó el pasado medieval y la historia como tierra de frontera de la Ciudad de la Cruz.

Una representación del Bando de los Caballos del Vino, con sus amazonas, Carmen María Jorquera y María Marín, también participó en el desfile, que arrancó poco después de las cinco de la tarde desde la plaza Paco Pim y recorrió la Gran Vía, la Puentecilla y la plaza del Arco, hasta finalizar en el castillo.

Caravaca se sumergió en su pasado medieval con las calles inundadas de música e historia, reflejadas en el vestuario que mostraban unos festeros ilusionados y que recordaban la presencia y las contiendas en esta tierra de frontera. El aplazamiento del desfile, previsto para el miércoles, restó participación en los grupos festeros, que se sobrepusieron a las adversidades y fueron el centro de las miradas de quienes ocupaban las tribunas colocadas a ambos lados de la principal calle de la localidad, así como las ventanas y balcones de los edificios de la Gran Vía.

Coreografías

El Bando Moro abrió el desfile y al frente de las huestes agarenas iban los Sultanes, José Manuel López y Carmen López, que dieron vida a Ceyt Abuceyt y a la bella Aixa. También desfiló la Sultana Infantil, Maravillas Álvarez. Abul Khatar, kábila fundadora del Bando Moro, abrió, una vez más, el cortejo de las kábilas moras. Y tras Abul Khatar, desfilaron los Halcones Negros, las Esclavas Rifeñas junto a los Rifeños, Dragones Rojos, Almohades, las Ceyt Abuceyt, los Almorávides, las dos kábilas de Yusuf Ibn Abderramán Al- Fihiri, la kábila Anara Sweik Bedu y, finalmente, los Alhakem, que pusieron el punto final al desfile de la Media Luna festera por la Gran Vía.

El Bando Cristiano, presidido por sus reyes, Roberto Mateo, como Fernando III El Santo, y Patricia Fernández, como Beatriz de Suavia, desfiló en segundo lugar. Los Cruzados de la Vera Cruz junto a los Caballeros y Damas de San Jorge, las Huestes Almogávares de Aragón, el grupo de Maestres de Calatrava y los Caballeros de Santiago, los Caballeros y las Damas de Navarra, los Caballeros y Damas de San Juan de Jerusalén llenaron de color y fiesta el cortejo. Cerraron las Damas Templarias y los Caballeros de la Soberana Orden del Temple.

Todos los grupos ofrecieron su marcialidad y sus coreografías a quienes disfrutaban desde las tribunas. La música, la alegría y la cadencia de los grupos al desfilar se convirtieron en el complemento ideal de este desfile, que atrajo hasta la Gran Vía a miles de personas, que asistieron a un espectáculo extraordinario y lleno de historia, luz y fiesta.

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