Las murcianas con más formación apenas tienen un hijo, según un estudio de BBVA

La caída de la fecundidad pone en peligro el relevo generacional en la Región de Murcia, según concluye un estudio publicado en Esenciales, una serie mensual de documentos divulgativos breves en los que trabajan la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). Con 1,5 hijos por mujer, no alcanza el 2,1 del índice de fecundidad que garantiza el reemplazo generacional y la estabilidad de la población.

De hecho, ningún país de la Unión Europea llega a ese nivel. En este contexto, España ha pasado de ser una de las sociedades europeas con mayor nivel de fecundidad, a ser el país de la UE con el segundo índice de fecundidad más bajo, solo por detrás de Malta: mientras que en 1975 las mujeres españolas tenían de media 2,8 hijos, en 2017 ha descendido hasta los 1,3.

Todas las provincias (la única opción es la ciudad autónoma de Melilla) se quedan por debajo del 2,1 mencionado en el Índice Sintético de Fecundidad (ISF). La Región es el cuarto territorio con un dato más alto (1,5 hijos por mujer), solo por detrás de Almería y las dos ciudades autónomas, pero se queda lejos del dato que garantiza el reemplazo generacional. Entre 2000 y 2017, la tasa bruta de natalidad (nacimientos por cada 1.000 habitantes) cayó en 47 de las 52 provincias y el saldo vegetativo (diferencia entre nacimientos y defunciones) fue negativo en 42 regiones en 2018, casi el doble que a principios de siglo.

El estudio explica que «el nivel de natalidad en una sociedad tiene implicaciones económicas y sociales al afectar al crecimiento vegetativo de la población y, por tanto, a la velocidad de envejecimiento de la misma». Este envejecimiento tiene dos consecuencias principales: el fenómeno de despoblación que vive España y la sostenibilidad del Estado del bienestar, ya que aumenta el gasto en sanidad, dependencia y pensiones.

La tasa bruta de natalidad (TBN), que mide el número de nacimientos por cada mil habitantes, cayó en la mitad de los municipios españoles en 2017 respecto al 2000. Las variaciones más destacables se produjeron en la parte central y sur de España, así como Canarias.

Esta evolución de la natalidad determina la velocidad a la que envejece la población y afecta a su crecimiento vegetativo. En lo que llevamos de siglo, el saldo vegetativo en España es por primera vez negativo en 2015, encadenando en la actualidad dos años consecutivos de valores negativos. En 2018, en 42 provincias el número de defunciones supera al de nacimientos, casi el doble que en 2000. Sin embargo, el dato de la Región también es más positivo en este caso que en la media. Con dos personas más por cada mil habitantes, solo está por detrás de Almería en crecimiento vegetativo positivo.

La caída de la natalidad y la fecundidad guarda una estrecha relación con el aplazamiento de la maternidad en España. La creciente participación de la mujer en el mercado de trabajo y el elevado nivel educativo que han ido alcanzando han retrasado la decisión de ser madres a edades más avanzadas. Esta tendencia es más intensa en los países del sur de Europa.

En España, los nacimientos en mujeres menores de 30 años caen a la mitad desde 1990, mientras que se duplican en mujeres de entre 35 y 44 años. Si bien la Tasa Global de Fecundidad en mujeres de más de 45 años es la más baja, se multiplica por 4 desde 1990 y por 2 desde 2007. Por tanto, se tienen menos hijos y a mayoredad.

La mayor TGF en España se sitúa entre los 30 y 34 años de edad, con 86 nacidos por cada mil mujeres fértiles. Actualmente en España, a mayor nivel educativo de la madre el número medio de hijos es menor. Mientras que las mujeres que han estudiado como máximo enseñanza secundaria obligatoria tienen una media de 1,5 hijos, la media en las mujeres con estudios secundarios de segundo ciclo es de 1,03 hijos y baja a 0,9 en el caso de las que tienen estudios superiores. La Región, que está por encima en todos los valores y lidera a las comunidades en el total, registra unas medias de 1,8; 1,1; y 1,13 respectivamente.