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La autovía A-7 se prepara para hacer frente a un aumento de tráfico del 50%

El Ministerio saca a información pública la segunda parte del Arco Norte y el tercer carril hasta Crevillente para potenciar el corredor entre Murcia y Alicante

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Martes, 5 de febrero 2019, 02:33

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La autovía A-7 entre Murcia y Alicante, una de las más congestionadas de España, aumentará su tráfico en un 50% en el horizonte del año 2048, según las previsiones del Ministerio de Fomento, que acaba de sacar a información pública el estudio de viabilidad para construir el tercer carril entre Murcia y Crevillente. Esta inversión incluye la segunda fase del Arco Norte, y se complementa con la parte oeste del mismo proyecto, que se extiende hasta Alhama de Murcia, como se avanzó la semana pasada. Las dos fases conforman el gran corredor viario entre ambas provincias, como diseñó el Ministerio de Fomento hace más de un año.

El tramo B del Arco Norte de Murcia y el tercer carril de la A-7 hasta Crevillente se licitarán también bajo la modalidad concesional de pago por disponibilidad. Esta fórmula es la predominante en las últimas concesiones en Europa, y establece un canon asociado al cumplimiento de indicadores objetivos de calidad. La concesionaria cobrará una tarifa mensual, cuyo importe se analiza en el Estudio de Viabilidad de la concesión. La tarifa se verá afectada por determinados indicadores de demanda, seguridad vial, estado de la infraestructura y calidad del servicio prestado a los usuarios. En la parte oeste de dicho corredor (tercer carril desde Alhama y tramo A del Arco Norte), el concesionario cobrará 3,2 millones de euros por mes durante diez años. Una cantidad algo inferior se abonará para el tramo en dirección a Alicante.

El periodo de concesión será el mismo, y la intención del Ministerio de Fomento es ejecutar las dos partes del corredor al mismo tiempo, para que puedan estar en servicio en el año 2023. Será a partir de entonces cuando las empresas constructoras empiecen a cobrar la tarifa.

El estudio de viabilidad prevé que se alcancen los 75.000 vehículos diarios en este eje

El sistema concesional permite adelantar la ejecución de la obra y queda al margen de los Presupuestos Generales del Estado, al tratarse de una financiación de carácter extrapresupuestario. Esto permitirá que el proyecto siga su curso en el caso de que el Gobierno de Pedro Sánchez no pueda sacar adelante las cuentas de este año. Por el contrario, sí podría afectar a otras obras aprobadas, como el Arco Noroeste (cruce de Archena con Alcantarilla), que tiene consignados este año seis millones de euros para iniciar los trabajos.

La parte Este del corredor viario suma una longitud de 39,9 kilómetros, tiene un presupuesto base de licitación de 200 millones de euros y será gestionado por la Demarcación de Carreteras del Estado en la Comunidad Valenciana. La fase B del Arco Norte transcurre desde la autovía A-30 (Cartagena-Murcia) hasta la autovía A-7 ( Murcia-Alicante). Pasará entre el complejo Nueva Condomina y Altorreal.

El tramo de autovía entre Murcia y Alicante soporta una mayor intensidad de tráfico que la parte de Alhama y Alcantarilla. El estudio de viabilidad indica que la zona más congestionada (entre Crevillente y Fortuna) está sometida a una intensidad media diaria de 48.742 vehículos, de los que 8.649 son camiones. En el horizonte del año 2048 está previsto que dicho tráfico aumente hasta los 75.000 vehículos, incluidos 13.500 camiones.

Más seguridad y menos CO2

El estudio señala que estas obras mejoran la capacidad de la red actual, así como la eficiencia y competitividad de la red global del transporte. Asimismo, destaca que contribuirán a «un desarrollo económico equilibrado que refuerce la cohesión territorial y la accesibilidad». El objetivo es disponer de una infraestructura acorde con la dimensión actual y evolución de la demanda, teniendo en cuenta los condicionantes económicos, así como completar los grandes ejes estructurantes y los itinerarios de la red proporcionando una mayor seguridad al tráfico. El Ministerio de Fomento también tiene empeño en adaptar las principales autovías existentes a las exigencias de la nueva normativa en materia de siniestralidad, ruido y emisiones de CO2.

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