Manuel Buitrago: «Atacar a un médico no sale gratis»
El interlocutor policial sanitario, el inspector Manuel Buitrago, advierte de que el año pasado hubo diez detenidos por atentados a funcionarios de la salud
No conseguir una receta médica, denegar una baja laboral y no estar de acuerdo con las pruebas diagnósticas son los principales motivos por los que ... se producen las agresiones a sanitarios por parte de los pacientes en la Región.
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El año pasado, 442 profesionales de la salud informaron de 346 incidentes (un 25% más que en el periodo anterior) y en lo que va de año se han declarado 160, más de una al día. «Vamos al mismo ritmo que en 2021», apunta Inmaculada Galián, coordinadora del Plan de Prevención de Agresiones del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Servicio Murciano de Salud.
Un 5% de los 160 ataques fueron agresiones físicas y seis trabajadores sufrieron lesiones y requirieron asistencia sanitaria. El resto fueron verbales. ¿Son muchos o pocos casos? Pues, según los datos del Ministerio de Sanidad, el 12% del personal sanitario agredido se encuentran de baja laboral a causa de la violencia en sus puestos. «Hay muchas bajas por el estado psicológico, porque los sanitarios están muy cansados tras un periodo de una carga enrome de trabajo y estas situaciones de tensión, tras la vuelta a la atención presencial, es la gota que colma el vaso», apunta Galián.
EL DATO
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160 Denuncias ha registrado el Servicio Murciano de Salud por agresiones físicas o verbales al personal sanitario en lo que va de año, lo que supone más de una al día. De todas ellas, solo cinco han sido denunciadas en alguna las cinco comisarías de Policía Nacional de la Región.
A pesar del incipiente número de casos, existe otra circunstancia que agrava más la situación y es el hecho de que no todas las agresiones se denuncian. Del total de incidentes, se han denunciado 15 casos (un 9%). La Policía Nacional ha tramitado en su demarcación cinco y el año pasado registró en sus comisarías trece denuncias de los 360 casos. Hubo diez detenidos
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«El miedo es el principal motivo que impide a los afectados denunciar. Hacemos hincapié en que debe haber constancia de que se ha producido un ataque», explica el inspector de la Policía Nacional, Manuel Buitrago, interlocutor policial sanitario en la Región.
A raíz de casos como el de la muerte de la médico María Eugenia M. M., de 34 años, tiroteada por un paciente en el centro de salud de Moratalla en 2009, las distintas administraciones competentes en materia de sanidad advirtieron de que se estaba produciendo un incremento de agresiones a los trabajadores de la salud cada vez más graves. Para atajar el problema, en 2015 se modificó el Código Penal para considerar estos ataques como delito de atentado, que lleva asociado penas de seis meses a tres años de prisión.
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Dos años después, se creó la figura del interlocutor policial sanitario, para atender y controlar las actuaciones policiales frente a agresiones específicas al personal de la salud. El inspector de la unidad territorial de Seguridad Privada de la Policía Nacional, Manuel Buitrago, fue el elegido para desempeñar esa función en la Región.
Lo primero que hizo al ser nombrado fue catalogar los 400 centros sanitarios que hay en la demarcación de la Policía Nacional. Luego los visitó para saber con qué medidas de seguridad contaban. «Hicimos una evaluación y enviamos un informe a cada uno de ellos con recomendaciones acerca de los sistemas que debían incorporar». Gracias a esas actas, muchos edificios instalaron cámaras de seguridad y contrataron seguridad privada en horas de urgencias, cuando se producen más incidentes.
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El tercer sistema para reforzar la seguridad en el ámbito laboral sanitario es el botón antipánico, El SMS fue uno de los pioneros del país en instalar dicho mecanismo en centros de salud, de salud mental y urgencias.
«Se trata de un sistema a través del cual un sanitario, que en un momento dado se vea amenazado por un paciente, puede, pulsando una combinación de teclas en el ordenador, alertar a los vigilantes o a otros compañeros de que se encuentra en peligro. El agresor no se da cuenta de que ha enviado una alarma y así no provoca que se altere más». El aviso llega a todos los ordenadores del edificio, que se bloquean y les sale la alerta de la consulta que necesita la ayuda. El interlocutor policial sanitario también hace un seguimiento de todas las denuncias y, cuando hay una condena por esos hechos, lo notifica al servicio de prensa del Cuerpo para que los medios de comunicación lo difundan. «Es importante que los pacientes sepan que agredir a un sanitario no sale gratis».
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Domina el que escucha
Para que los médicos sepan afrontar una situación de riesgo, el interlocutor sanitario también les instruye con técnicas de contención, como la escucha activa. «En una situación de crisis, la persona que escucha es la que lleva el control, no la que habla. Así, se debe asentir, parafrasear, resumir, decir que entiende lo que le está contando, que va a intentar solucionarlo. De esa manera, se consigue rebajar la tensión», concluye el inspector.
Técnicos del Plan de Agresiones supervisan la violencia en los centros
El SMS trabaja desde hace más de 15 años para reducir los casos de violencia en los centros sanitarios públicos con el fin de garantizar la seguridad de profesionales y pacientes y de los enseres. Para prevenir los casos de violencia en los centros, los técnicos del Programa de Agresiones prestan apoyo a los profesionales que han sido víctimas de situaciones hostiles.
Los funcionarios de la salud disponen de una herramienta para comunicar que han sido víctimas de una agresión. Lo hacen a través de un enlace de una página web en el que se accede a un formulario que llega a la gerencia de servicio de Prevención de Riesgos Laborales del SMS. Una vez registrado, se activa el protocolo del Plan de Agresiones. En este punto, se evalúa el caso y se pone en contacto con el profesional afectado.
«Si es preciso, se le deriva al psicólogo, se le da la baja laboral, se le pone en contacto con abogados o se le facilita el trámite si quiere interponer una denuncia en Comisaría», señala Inmaculada Galián, coordinadora del Plan. Hay que recordar que el catálogo de agresiones a personal sanitario se amplió hace dos años con la inclusión de tipos de ataques verbales y amenazas, además de las físicas.
Asimismo, las restricciones que han estado operativas durante la pandemia no siempre han sido entendidas por un sector de la población. Así y según los datos del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del SMS, la causa de la agresión más frecuente ha sido el estado o condición del propio usuario (23%), seguida le la demanda de atención inmediata (21%).
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