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José Miguel Cutillas. lv
«Aljucer era una de las pedanías que más escudos tenía»

«Aljucer era una de las pedanías que más escudos tenía»

José Miguel Cutillas de Mora es el autor de 'Repertorio de Heráldica de la Región de Murcia. Volumen nº 31'

minerva piñero

Viernes, 14 de diciembre 2018, 07:47

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Con su abuela, José Miguel Cutillas de Mora (Elche de la Sierra) aprendió que «el uso principal de los escudos es su contemplación». Y de ella heredó la pasión por la heráldica, la disciplina que estudia el significado de los escudos de armas. Licenciado en Medicina y Cirugía en la UMU, esta tarde, a las 19.00 horas, presenta 'Repertorio de Heráldica de la Región de Murcia. Volumen nº 31', en el salón de actos de la Real Academia Alfonso X El Sabio. En sus páginas reúne la historia de los 462 escudos que ha encontrado en Murcia y sus pedanías.

-¿Cómo deben interpretarse los escudos?

-Hay que verlos de forma anatómica. Al contemplarlos, lo que tú ves en el lado derecho es la parte izquierda de los escudos y viceversa. La parte derecha corresponde al linaje masculino y la parte izquierda al femenino. Un escudo es un sistema de comunicación, pero no es un mensaje directo. El trabajo de los heraldistas es explicar su sentido histórico y su significado.

-¿Dónde se han conservado los escudos más antiguos?

-En la claustra de la Catedral, en lo que ahora es el museo catedralicio. Allí podemos encontrar el escudo de Castilla y el escudo de Murcia de las cinco coronas, que es el primero que recibió la ciudad, por ejemplo. Pero la heráldica llegó a Murcia de forma tardía. En toda Castilla y en el norte ya había escudos cuando aquí aún estaban asentados los musulmanes. Aparecen después de la conquista. A Murcia, los escudos llegaron en 1266.

-¿Con qué materiales se confeccionaban?

-Los materiales que soportan los blasones son muy variados. Podían hacerse con piedra arenisca o caliza, con mármol, hierro, cristal... En el campo de las artes decorativas añadían oro, plata, piedras preciosas... Los que he encontrado en las ejecutorias, que eran los documentos en los que se mostraba legalmente la nobleza de una persona o de una familia, se pintaban sobre pergamino.

-¿Cómo evolucionaron?

-Al principio eran muy sencillos. Un solo elemento podía ocupar el escudo entero; eran muy simples. Eran la representación de un solo apellido, de una persona y su linaje. Posteriormente se complicaron; se fueron sumando otros apellidos. El tamaño de los escudos también sigue una evolución temporal. Las armas que los forman, por ejemplo, hasta el siglo XV no eran de gran tamaño. La nobleza, después, empieza a adoptar escudos de gran porte. He dividido, además, las dimensiones de los escudos en tres tamaños. Los pequeños alcanzan, como mucho, unos cincuenta centímetros. Los medianos llegan al metro y los que superan los 150 centímetros son los grandes.

-¿En qué momento se añaden las coronas a los escudos?

-A partir de 1530. Como la gente empezó a ponerse coronas de forma indiscriminada, tuvieron que tomar cartas en el asunto y expresar quiénes podían poner coronas.

-¿Cuándo dejaron de ser útiles los blasones?

-En el siglo XIX, cuando dejaron de ser necesarios para demostrar de dónde venía la persona. Los cambios políticos, la desvinculación de los bienes y la desamortización impulsaron este cambio. Las tierras empezaron a repartirse equitativamente entre los hijos y la gente que no era noble empezó a entrar en los consejos y en otras instituciones. Y bueno, también dejaron de utilizarse por las modas. En las casas que se construyeron en el modernismo no pegaba poner un escudo en las fachadas, por lo que empezaron a conservarse en interiores.

-¿Cuál es la pedanía en la que más escudos ha encontrado?

-Aljucer era una de las pedanías que más escudos tenía. Aun así, la mayoría eran de Murcia. En el repertorio, de hecho, puede contemplarse una imagen de cada uno.

-¿Cuándo se mudó a Murcia?

-Nací en la provincia de Albacete, cuando Albacete era Murcia, donde teníamos una casa de verano. Pero de pequeño viví en Madrid, por el trabajo de mi padre, que era abogado. Cuando yo tenía seis años, él falleció. En ese momento nos vinimos a Jumilla. En 1973 me avecindé en Murcia y estudié en el instituto Alfonso X el Sabio. Independientemente de mi nacimiento, yo soy murciano; todos mis antepasados eran de Jumilla, Caravaca... Del antiguo Reino de Murcia. Aquí están mis amigos, mis recuerdos y mi vida.

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