Manuela Burló Moreno: «Somos muy afortunados»
#CUANDOTODOESTOACABE ·
«Cuando esto acabe –lo tiene claro Manuela Burló Moreno, directora de cine y actriz– me bajaré a Cieza a abrazar a mi familia». Vive en Madrid desde hace años y la orden de guardar cuarentena le sorprendió trabajando en la postproducción de la serie 'Por H o por B' que la plataforma HBO España prevé estrenar este año. Por suerte, reconoce Burló, el rodaje concluyó a finales del pasado verano y el proyecto no se ha visto paralizado, únicamente se ha trasladado al salón de su casa, donde continúa perfilando su montaje.
En 'Por H o por B' Burló recupera los personajes de 'Pipas', corto con el que estuvo nominada en 2014 al Goya a mejor trabajo de ficción. Después dirigió 'Cómo sobrevivir a una despedida' y 'Rumbos', sus dos producciones en la gran pantalla. «Toda esta experiencia –afirma en referencia al Covid-19– nos ha servido para darnos cuenta de la solidaridad de mucha gente que damos por hecho que está ahí, pero no somos conscientes de lo importante que es hasta que la necesitamos, como es el caso de los sanitarios». «Somos muy afortunados», cree Burló. Este virus –añade– ha demostrado «la fragilidad y la fuerza del ser humano; somos vulnerables, pero tenemos la capacidad de salir adelante», afirma la directora ciezana, especialmente preocupada por el daño que la enfermedad hace a las generaciones más mayores. «No debemos olvidarles y ahora tenemos que arroparles más que nunca». Ellos, recuerda, «fueron en 2008 quienes salvaron la crisis, y los cimientos de quienes hemos venido detrás».
De «dichos populares», dice: «Dentro de este mal, que no lo deseaba nadie, y que por supuesto, si pudiera volver al pasado y evitarlo, lo haría, tenemos que buscar el lado positivo. No hay mal que por bien no venga, y una vez que estamos en esta situación tan dolorosa y frustrante no nos queda otra que intentar gestionarla lo mejor posible».
«Esto nos está permitiendo valorar las relaciones personales, que estaban un poco dormidas»
Estos días, esboza una pequeña sonrisa, las ciudades, «las grandes ciudades», remarca, se han llenado de «generosidad y empatía».
«Este encierro nos está sirviendo para ponerle nombre y cara al vecino, que antes parecía que ni existía, y nos está permitiendo valorar las relaciones personales, que estaban un poco dormidas. Ahora salimos a aplaudir a los balcones y nos miramos, nos reímos y nos emocionamos juntos. La cantidad de sentimientos que todos tenemos en este momento es unánime», asegura.
De familia numerosa –tiene cuatro hermanos–, ella es la única que vive lejos. «Por mi trabajo, he pasado muchos meses fuera en los que apenas he podido escaparme y ahora que iba a estar más tranquila se ha paralizado todo», señala. Le reconforta haber decidido hace un mes, antes de que estallara esta crisis, viajar a casa unos días. No pensaba hacerlo, pero hubo algo que hizo 'clic' en su cabeza y le empujó a coger un tren. «Falleció el padre de una amiga, de repente, y sin ninguna enfermedad previa. Aquello me zarandeó y pensé en cómo puede cambiar la vida en tan poco tiempo. Aparecí por sorpresa en casa, mis padres no se lo esperaban, y pasé cuatro o cinco días con ellos».