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«Los adolescentes están más solos y a la vez más conectados que nunca»

La psiquiatra Fuensanta Robles mantiene que las autolesiones son una respuesta al malestar emocional de muchos menores

Lunes, 28 de marzo 2022, 03:17

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El aislamiento, la ruptura con el entorno habitual y las referencias afectivas, la pérdida de contacto físico con los compañeros y amigos, la desaparición de los espacios y tiempos de relación fuera de casa, entre iguales.

El confinamiento y la pandemia han dejado un rastro aún palpable entre los adolescentes y jóvenes, y han acentuado un mal social que ya apuntaba antes de la emergencia sanitaria: «Las dificultades en el lazo social de los jóvenes no son nuevas, ya lo detectamos hace unos años. Los menores han ido reduciendo la relación humana e interpersonal, encerrándose más en la tecnología, y eso les está provocando problemas. La pandemia los ha potenciado», argumenta la psiquiatra Fuensanta Robles, jefa de servicio de programas asistenciales de salud mental infanto-juvenil del Servicio Murciano de Salud (SMS) y una de las profesionales que han participado en la elaboración del plan de choque que el Gobierno regional presentará esta semana.

Los adolescentes especialmente, considera Robles, «han sido un sector de la población muy afectado por la pandemia; les ha sorprendido en el momento de la vida en el que transitan entre la infancia y la edad adulta, y eso ha generado un mayor impacto; ha sido una situación muy traumática, de miedo, incertidumbre, aislamiento... y ahora la guerra. Producen un efecto de impacto en los menores».

La jefa de programas de salud mental infanto- juvenil del SMS insiste en el impacto de la pandemia en los menores

El efecto general, puntualiza la psiquiatra, ha sido el malestar emocional, que no en todos los casos ha tenido impacto en el comportamiento, y en menos ha dado lugar a una patología. «Pero en otros sí, y son el origen de conductas como las autolesiones, que ni mucho menos tienen en todos los casos como fin el suicidio. Que un chico se haga cortes, por ejemplo, supone una llamada de atención; viene a decirnos que algo está pasando, es la expresión de que algo no marcha bien», explica Fuensanta Robles, quien también matiza que no en todos los casos hay un trastorno detrás de esa conducta. Una llamada que supone también, para la especialista, «una oportunidad para atender y escuchar a los adolescentes, que están dando muestras de necesitarlo».

La experta en salud mental infanto-juvenil está convencida de que «el trabajo colaborativo socioeducativo y sanitario» es la única respuesta eficiente a la situación, que debe intensificar la mirada en lo emocional. «Encontrar lugares de palabra, en los que los chicos puedan expresarse y ser escuchados, es fundamental. Ha habido dificultades para mantener ese lazo social compartido que permite el trato humano y personal, y que los adolescentes necesitan más». De hecho, Robles considera que la soledad es uno de los factores desencadenantes de los problemas de salud mental de los menores. «Emocionalmente están muy solos. Nunca han estado tan solos y a la vez tan conectados. Y es muy importante crear esos espacios donde se acoja el encuentro y se escuche su palabra».

La psiquiatra considera que los orientadores de los institutos y los propios docentes están ya desarrollando una función fundamental en el tratamiento de los adolescentes.

Trabajo colaborativo

«Estamos haciendo un trabajo muy colaborativo; me consta que los docentes están muy preocupados y ocupados con la cuestión», reconoce Robles, quien no obstante considera que la formación específica a los docentes «será de gran ayuda». El trabajo colaborativo de las tres consejerías implicadas, reivindica Fuensanta Robles, «es el camino con el recorrido más prometedor para la atención a la salud mental de los menores, y permitirá más agilidad en la detección y el tratamiento».

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