El acusado de violar a una tailandesa entra en prisión sin acceder al abogado
La Policía difunde imágenes de unos grilletes y del mordisco que presentaba la víctima en el cuello
La familia del joven cartagenero detenido el pasado martes en Tailandia por presunta violación no ha vuelto a saber nada de él desde que recibieran su último vídeo de auxilio desde comisaría. «Suponemos que le habrán quitado el teléfono», lamentó ayer María Campos, prima del arrestado.
Completamente aislado y entre rejas, Jorge V. L., de 30 años, que se enfrenta a una pena de 4 a 20 años, no ha contado aún con asesoramiento legal. «Todavía no ha podido acceder a él ningún abogado», señaló la familiar. «No sabemos cuánto puede durar esto. Solo sabemos que de momento va a tener que seguir en prisión». El Consulado de España en Tailandia ha iniciado las gestiones para garantizar que cuente con un proceso justo, pero hasta entonces, todo son sombras para la familia. «Tampoco nos han dicho demasiado», aseguró. «La situación es surrealista. No podemos creer que le hayan acusado a él de esto y, obviamente, no creemos que sea verdad», subrayó María Campos.
Todo lo contrario de lo que parece pensar la Policía tailandesa, que anunció en rueda de prensa, con todo lujo de detalles, la detención del español. Los agentes dan total credibilidad al testimonio de la joven, que afirmó que Jorge la esposó contra su voluntad tras acudir al piso de este para ir al baño, que le mordió en el cuello y que la violó.
«Ella era amiga de una amiga que iba en el grupo que salía de fiesta esa noche -señaló la prima del detenido-. No sé si se habían visto alguna vez, pero no era alguien que fuera frecuentemente con ellos».
La Policía difundió unas fotografías que muestran marcas de los grilletes en las muñecas de la denunciante y un mordisco en el cuello, así como otra de las esposas tiradas en un cajón bajo la cama del detenido. También facilitaron el pasaporte de Jorge y un vídeo captado por las cámaras de seguridad del edificio que demuestran su presencia en el lugar de los hechos a la hora aproximada en que habrían sucedido.
«Es un bonachón»
La imagen que dibujan quienes conocen a este joven cartagenero es bien distinta a la dada por la Policía al anunciar la noticia que ha helado la sangre de su madre, Antonia, destrozada desde entonces. Jorge es su único hijo, y aunque hace años se acostumbró a verle cada vez menos, la posibilidad de que cumpla condena a varios miles de kilómetros de distancia le atormenta. Jorge V. L. se fue a Madrid al terminar sus años de instituto para cursar Administración y Dirección de Empresas. Tras los años en la capital, llegó el gran cambio: fue seleccionado para un puesto en una empresa de publicidad en internet que le llevó directo a Bangkok con un contrato bajo el brazo.
Allí ha hecho su vida los últimos cinco años. Ha entrado y salido del país 38 veces, según los registros de la Policía, y ya contaba con un visado especial que le ha sido revocado tras el arresto. «Nunca tuvo un problema con nadie. Es una persona normal. Tiene sus amigos allí, ha tenido relaciones con varias chicas y no ha tenido nunca ningún problema. Nada», asegura su prima. «Jorge es una persona familiar, que viene cada Navidad a vernos, bonachón, agradable. No podemos explicarnos qué ha pasado».