El océano comienza en Calblanque

De las playas de Calblanque al resto del mundo líquido, hermoso, emocionante e incierto. Diez de las 21 tortugas bobas que nacieron el verano pasado en el nido excavado en Cala Arturo han sido liberadas en la mañana de este lunes en el parque regional. Atrás queda un año de crecimiento y aprendizaje (en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de El Valle, los tanques del Imida en San Pedro del Pinatar y el Oceanogràfic de Valencia) en el que los pequeños ejemplares de 'Caretta caretta' se han familiarizado con el medio acuático y sobre todo han alcanzado el tamaño y peso adecuados para que su supervivencia esté garantizada. La suelta se ha realizado en el mismo lugar en el que una hembra de tortuga boba depositó 69 huevos a finales de julio del año pasado.

El martes de la semana que viene (día 6) se realizará una segunda suelta con las once tortugas restantes en la que participarán las organizaciones ecologistas, vecinales y de voluntarios que han colaborado en el programa Territorio Tortuga, señala el Gobierno regional.

Seis de estas once tortugas serán equipadas con emisores para que formen parte de un estudio de seguimiento por satélite en el que se invertirán cerca de 9.000 euros por parte de la Comunidad Autónoma, que instalará tres dispositivos (los otros tres corren a cargo de la Asociación de Naturalistas del Sureste, en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia). Los datos de localización serán recogidos y procesados por la plataforma Argos, que ofrece información ambiental desde soportes fijos y móviles en todo el mundo. «De esta manera, podremos valorar la supervivencia de estos ejemplares en el medio durante al menos los tres primeros meses tras la liberación y hasta un máximo de un año», ha explicado el consejero de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, Antonio Luengo, durante la liberación de las tortugas marinas.

Hoy se han liberado diez de los ejemplares de mayor tamaño, aunque todas las tortugas han alcanzado el peso mínimo de un kilo. «La técnica de cría en cautividad con la técnica del 'head starting' posibilita que los neonatos alcancen un peso determinado para que ya no sean presa fácil de los diversos depredadores que puedan encontrar en el medio (aves y peces) y multiplica por 20 sus posibilidades de supervivencia», informa a LA VERDAD la Consejería.

Los 21 ejemplares han sido marcados con microchip y sexados. Todos han resultado machos debido a la temperatura alcanzada durante la incubación, que no ha sido lo suficientemente alta para producir hembras. Por este motivo, no regresarán al litoral de Cartagena dentro de unas tres décadas para dejar sus huevos y completar así su ciclo vital, una característica biológica de esta especie, aunque al menos se conserva la esperanza de que se acerquen a la costa para aparearse.

El consejero Antonio Luengo destaca la «apuesta del Gobierno regional por la preservación de especies vulnerables o amenazadas, como ha quedado acreditado con estos ejemplares nacidos hace un año y criados con el mayor cuidado y rigor, por parte de nuestros excelentes profesionales y con la inestimable colaboración de la Fundación Oceanogràfic», que estuvo representada en el acto.

«Estas han sido las primeras tortugas bobas de las que se tiene constancia que han nacido en nuestras costas, desde que en el año 2016 comenzaron las campañas de la Dirección General del Medio Natural para difundir el protocolo de actuación en caso de detectar en nuestras playas una tortuga anidando, o sus rastros», subrayó Antonio Luengo.

Este mismo verano han sido detectados dos nidos de tortuga boba en la costa de la Región de Murcia, del total de once localizados en el Mediterráneo español: uno en La Manga con 102 huevos (Ensenada del Esparto, San Javier), que eclosionó hace más de una semana con el resultado de 47 crías, todas ya en los tanques del Imida; y otro de 93 huevos, en una cala de difícil acceso en Calnegre (Lorca) donde pasó desapercibido durante todo el verano, y en el que solo rompieron ocho. Cuatro de los neonatos fueron recogidos por Medio Ambiente y los otros cuatro se supone que llegaron al mar. Echando la vista atrás, algunas fuentes anotan una nidada exitosa en La Manga hace más de un siglo.