El presidente de la Comunidad, Ramón Luis Valcárcel, con la ministra Carmen Alborch, y Antono Gómez-Fayrén, en febrero de 1996. BRMU

25 años de la Biblioteca Regional de Murcia

Tiempo de historia ·

Jueves, 30 de diciembre 2021, 01:23

Este año 2021 que se nos escapa de las manos, con la intranquilidad que nos acompaña desde el comienzo de la pandemia, ha pasado casi desapercibido una efeméride: el 25 aniversario del que es considerado el buque insignia de la cultura local, la Biblioteca Regional de Murcia (BRMU). La institución ha tenido en este tiempo ocho directores (Fernando Armario, Caridad Montero, José Pablo Gayo, Javier Castillo, Antonio Prats, Juan Carlos Argente, Juana María García y Juan José Lara). Como contó Gontzal Díez en LA VERDAD, «la nueva Biblioteca del Estado», proyectada por el arquitecto ciezano José María Torres Nadal, fue 'inaugurada' con polémica el 2 de febrero de 1996.

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Cuando ese día la visitó la entonces ministra de Cultura y Educación, Carmen Alborch, en tiempo «definitivamente preelectoral», remarcó el periodista, no tenía libros. El único que se pudo ver era el acta en que firmaron la ministra y la consejera Cristina Gutiérrez-Cortines. «Faltan ahora los 82.000 volúmenes, más hemeroteca, que deben ser trasladados de la Casa de la Cultura de Alfonso X a las nuevas instalaciones, que tienen capacidad para albergar medio millón de volúmenes. En dos o cuatro meses se estima el plazo para que la Biblioteca pueda abrir sus puertas al público».

El presidente Carlos Collado puso la primera piedra en 1991; la Comunidad cedió el suelo público. Un acto rocambolesco, como hizo saber Gonztal Díez y pueden rememorar los lectores del servicio de Hemeroteca de LA VERDAD: «Ramón Luis Valcárcel [PP] solo cometió un lapsus: llamó a la ministra Carmen Alborch [PSOE] Ballester cuando su segundo apellido es Bataller. En realidad, tuvo dos lapsus, llegó diez minutos tarde e hizo esperar a la ministra en la avenida Juan Carlos I durante ese tiempo, acompañada del Delegado del Gobierno, Eugenio Faraco».

El Estado invirtió «1.415 millones de pesetas (1.200 millones ha costado solo la construcción del edificio)», y la ministra aseguró entonces que esta inversión iba a «hacer realidad el derecho de los ciudadanos de acceder de forma plena a la información y a la cultura». Los usuarios, no obstante, iban a recibir «un curso formativo para aprender a usar las instalaciones». En este cuarto de siglo se ha convertido en uno de los espacios culturales más valorados. Su comicteca, con 24.000 ejemplares, es la más nutrida del país. Hay 160 puestos de lectura, 25 para investigadores y toda suerte de servicios y fondos, además de salón de actos y 5 bibliobuses.

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