Aleister Crowley: Mago e 'influencer'
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Aleister Crowley era detestado por sus compatriotas. Lo que le valió el apodo del hombre más perverso del mundo. ¿Por qué? Por su germanofilia militante.
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Aunque intentó con todas sus fuerzas epatar a todo el mundo, el paso de los siglos ha demostrado que no era tan mala gente. Más bien, un mamarracho adinerado y vicioso con deseos de provocar. También con gran carisma, inquietud y cultura.
Crowley fue ocultista, creador de la filosofía religiosa Thelema, cuyo eslogan era simple: «Haz lo que quieras. Es toda tu ley». Pero además fue escritor, montañero, astrólogo, compositor, poeta y un gran maestro de ajedrez.
El mago nace en el seno la secta puritana Los Hermanos de Plymouth. El padre devino en un pastor tan carismático como lo fue su hijo. Ambos, eran las dos caras de una moneda. El fanatismo ya estaba en sus genes. El niño se sentía muy unido a su progenitor, hasta que un cáncer de lengua se lo llevó por delante. El futuro Frater Perdurabo hizo de su desolación una batalla contra ese dios. Su propia madre, le llamaba La Bestia. No se soportaban.
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Hereda una gran suma de dinero y el joven Aleick queda bajo la supervisión de un tutor: un viva la virgen llamado Archivald Douglas que introdujo al adolescente en el mundo de las carreras de caballos y las mujeres. Con él, en palabras del propio personaje, «finalizaba la pesadilla de la cristiandad». Descubre el montañismo. Aleister se tomaba sus pasiones en serio y crea una expedición para escalar la cima del K2, algo inédito hasta el momento.
Su paso por la Universidad estuvo repleto de lecturas que le marcaron hondamente. Sobre todo, 'El paraíso perdido' de John Milton y la figura de Oscar Wilde. De nuevo, se revelaba contra las normas. Contra ese Dios que expulsa a Adán y Eva por morder la manzana, o la sociedad británica que relega al gran Wilde por su homosexualidad. Se identifica tanto con Wilde que comienza a tener relaciones homosexuales y se autopublica varias obras de poesía pornográfica, necrofilia y muerte en un intento de indignar a las autoridades universitarias. Nada sucede. Él mismo decide marcharse. Por aquel entonces, ya había tenido sus primeros sueños premonitorios donde un dios egipcio le dice que tiene poderes y ahí comienzan sus prácticas espiritistas. Busca respuestas que no encuentra.
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Viajó a París y dicen que hasta trabajó para Rodin e inspiró a Somerset Maugham para una de sus novelas, 'El mago'.
Se casa y en el viaje de novios a Egipto su esposa Rose le confiesa que el dios Horus se le aparecido en sueños «quiere entrar en contacto contigo». Crowley afirma recibir su obra 'El libro de la ley' en estado en trance, todos los días a la misma hora de una entidad preterhumana llamada Aiwazz. Curiosamente, lo de haz tu santa voluntad también aparece en el libro de Gargatúa y Pantagruel de Ravelais. Vaya, este Crowley era un poco copión.
Rituales perversos
Sus problemas pulmonares lo llevan a Sicilia. En Cefalú instala su Abadía de Thelema. Un chalet de 200 metros donde todavía flota la energía oscura de los rituales terribles y perversos que allí celebraban. Una comunión de drogas, sexo y sacrificios animales. El mago preparaba un cóctel explosivo con heroína, cocaína y hachís para curar sus bronquios. O eso decía. Todo iba bien en la secta hasta que uno de sus súbitos muere tras un ritual. Dicen que envenenado por sangre de gato o por la salmonelosis del agua del pueblo.
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Aleister murió pacíficamente en una casa de huéspedes. La leyenda cuenta que vientos y truenos lo despidieron. También que sus últimas palabras fueron «me odio a mí mismo». Lo cierto es que Crowley mintió toda su vida. Imaginación no le faltaba y sorprende su deseo continuo de provocar la ira ajena.
El mago fue y es una poderosa influencia en el movimiento hippy y el mundo del pop. Aparece en la portada del disco de los Beatles 'Sargent Pepper's Lonely Club Band' y su nombre suena en canciones de Led Zeppelin, Ozzie Osbourne y David Bowie.
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Escribió «Apuñala tus demonios, sonríele a mi cerebro, empápame de coñac, coño y cocaína».
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