Vino, guiso de trigo y peretas, los imprescindibles del Altiplano y Oriental
Ambas comarcas cuentan con suculentos platos de cuchara, en los que predominan las verduras de sus propios campos, y un amplio surtido de dulces tradicionales
Sábado, 19 de diciembre 2020, 23:28
Las comarcas del Altiplano y Oriental son un claro ejemplo del potencial gastronómico de la Región de Murcia: cosechan importantes materias primeras y elaboran productos y platos tan conocidos y reconocidos a nivel nacional e incluso internacional que ya se han convertido en embajadores de estas zonas. Esta buena prensa es fruto de su tradición, su ubicación, su entorno, su climatología y la voluntad de sus gentes de seguir proporcionando a propios y extraños los sabores típicos de los municipios de Yecla, Jumilla, Abanilla y Fortuna.
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El vino es santo y seña de Yecla y Jumilla, donde está respaldado por prestigiosas Denominaciones de Origen Protegidas (DOP). Su entrega, dedicación y pasión vinícola han llevado los nombres de estas dos localidades por el mundo entero, logrando la aprobación del público, la crítica y los concursos más destacados del sector. La Monastrell es la uva más plantada en el Altiplano, junto a otros variedades, que en solitario o unidas crean una amalgama de matices que se guardan en botellas para, una vez descorchadas, disfrutarlos en buena compañía.
Una copa de vino, en Yecla, marida a la perfección con cualquiera de sus inconfundibles recetas tradicionales, a cuál mejor. Las gachas tortilleras (aquí las llaman gachasmigas) se preparan con aceite, ajos, harina y agua, y cuando han alcanzado su característico color dorado, se sirven en la propia sartén para degustarlas con aderezos agrios; otro plato muy típico son los gazpachos, que se presentan en la mesa sobre tortas enteras y sus ingredientes principales son trozos muy pequeños de torta, carnes de caza o de corral y caracoles serranos. El queso frito con tomate, las pelotas (del tamaño de las de tenis) y las tortas fritas (bien se comen con dulce o salado) no dejan indiferente a ningún paladar, como tampoco sus dulces: los libricos, el 'pan bendito', las toñas o los rollicos de anís.
Quien visita Jumilla por vez primera no puede marcharse sin probar el gazpacho jumillano; y quien vuelve, repite. Se trata de uno de sus platos más representativos y se cocina con trozos de torta de harina de trigo sin fermentar, con carnes de caza (liebre, perdiz, conejo) y caracoles serranos. Otro imprescindible es la empanada de patata, que no falta en ningún hogar en Semana Santa, y gustan a todos los miembros de la familia por la explosión de sabores del relleno: patatas fritas, atún, huevos cocidos, pimientos, piñones y perejil. Su recetario se complementa con las gachas tortilleras, las pelotas, el queso de cabra frito con tomate, el 'trigoentero' en Semana Santa y el mortirigüelo los días de matanza. Los sequillos, las pirusas, las frioleras, los rollos de vinos, las cristóbalas y los mantecados de almendra son los bocados dulces que ponen el broche de oro a una experiencia gastronómica por Jumilla. Además, la pera Ercolini (con DOP) se cosecha en los meses de verano para refrescar los paladares de pequeños y mayores, ya que esta fruta contiene dulces aromas, es muy jugosa y azucarada.
El 'empedrao' y las 'granás'
Adentrados ya en la Comarca Oriental, Abanilla propone darse un homenaje gastronómico con unas propuestas muy apetitosas. El arroz con conejo y caracoles, las gachasmigas, las tortilleras, los embutidos caseros y la carne a la brasa, en especial la de cabrito, son platos que se elaboran tanto a diario como en las ocasiones más especiales para los vecinos del municipio y sus pedanías. Las alcachofas (aquí las llaman alcaciles), las habas y los tomates son algunos de sus alimentos más imprescindibles para acompañar cualquier menú, en el que siempre son bien avenidos su amplia variedad de postres. En este apartado, destacan sus conocidos dátiles, albaricoques de damasco y peretas (exclusivas de esta zona), 'granás' o higos, así como sus dulces más tradicionales: buñuelos, almojábanas, monas, madalenas, rollos de naranja o anís y almendrados y mantecados.
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La cocina de Fortuna tiene un estilo muy marcado, con recetas tan asentadas en la zona como las gachasmigas, las tortilleras, el arroz y conejo con caracoles de su serranía, el 'empedrao' (plato típico de invierno, y que contiene únicamente ingredientes vegetales), el cocido relleno y el 'trigo pelao', que no falta en ninguna mesa cada Jueves Santo. Y para los más golosos, son sagrados los caprichos en forma de buñuelos, paparajotes, monas, almendrados y rollos.
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