El melocotón de Cieza: La fruta de la inmortalidad

No está científicamente demostrado que comiendo melocotones se alcance la inmortalidad, pero afortunadamente los melocotoneros de Cieza florecen cada año y, de hecho, están empezando a hacerlo ahora mismo. Así que podremos disfrutar de ese maravilloso espectáculo que dibujan miles de hectáreas, con pinceles que van del rosáceo pálido al rojo intenso, extendiendo un manto espectacular que ha convertido a Cieza en un imán para el turismo.

Como decía, el melocotón es originario de China, de donde pasó a Japón y Persia. De aquí, precisamente toma su nombre científico: 'Persicum Pomum'. Una semilla de melocotón hallada en una vivienda hispanoromana dentro de la cueva de la Serreta atestigua que el melocotón ya se conocía por estos lares en el siglo III d. de C. Pero fueron los árabes los que extendieron el cultivo del melocotonero en la Península y, por tanto, en Murcia, si bien su momento de esplendor tuvo que esperar al siglo XIX. Por cierto, en la Inglaterra del siglo XVII se consideraba una fruta afrodisíaca. Ya estamos.

La Región de Murcia es una de las mayores productoras de España, concentrada en la comarca del Noroeste, Molina, Jumilla y especialmente, en Cieza, cuyas variedades –hay más de 200– Baby Gold 6 y Romea están bajo el sello de calidad IGP (Indicación Geográfica Protegida). Los números que proporciona la vega a los pies del monte La Atalaya son espectaculares: 330 millones de kilos de producción anual, cultivados en 14.000 hectáreas de las que viven 10.000 personas y que proporcionan una facturación de 400 millones de euros. Pero no solo es cuestión de cantidad: los melocotones de Cieza están considerados entre los mejores del mundo, resultado de la geografía, pluviometría y temperaturas que les acompañan desde la semilla hasta la recolección. Resultado, una fruta grande, jugosa y tersa, de un atractivo color, y con un sabor y textura únicos. Todo ello sin contar con la floreciente industria de la conserva que los tiene como protagonistas, concentrada especialmente en Molina de Segura y Alguazas.

Y ¿qué hacemos con los melocotones? Pues muchas cosas y no necesariamente dulces. Es conocido su uso en pastelería, en la confección de dulces, mermeladas y confituras, en la realización de postres... pero también tiene sitio en elaboraciones como guisos, salsas y ensaladas. Un plato tradicional de estas tierras son los medios melocotones en almíbar rellenos de atún en conserva; son excelentes para elaborar platos de carne como unos escalopes de ternera con melocotón y queso; unas costillas de cerdo en salsa de melocotón o un magret de pato con melocotones. Su aporte dulce y su especial aroma dota a estos platos de un resultado agridulce realmente peculiar y sabroso.

Así que no insistan: ni van a conseguir la inmortalidad comiendo melocotones ni van a poder usarlos como afrodisíaco. Pero que alargan la vida, de eso no hay ninguna duda.