Pablo González, este martes, en San Sebastián Gastronomika. P.L.

Pablo González arriesga en San Sebastián Gastronomika

El chef de Cabaña Buenavista muestra cómo utiliza el cine para conducir a los comensales por un turbador camino hacia los postres

Pachi Larrosa

San Sebastián

Martes, 16 de noviembre 2021

La segunda jornada de San Sebastián Gastronomika tuvo una notable presencia murciana. Además del frenético programa de 'showcookings' y degustaciones del stand -uno de los dos espacios más grandes de esta edición-, el majestuoso auditorio principal de El Kursaal -más de 1.800 butacas- acogió la espectacular ponencia del chef de Cabaña Buenavista (2 estrellas Michelin y tres Soles Repsol). Pablo González Conejero presentó un auténtico espectáculo destinado a mostrar de qué manera sigue cautivando a los clientes de su restaurante también en el capítulo de los postres, hasta el final. Y lo hizo acudiendo a una fantasía basada en la famosa película 'Matrix', en la que al protagonista se le da a elegir entre una pastilla roja u otra azul. Su decisión determinaría su destino: vivir en la realidad analógica, o un universo virtual paralelo. Pero ¿Cuál es el la una o el otro? «Tenemos la convicción de que tenemos que ser generadores de experiencias, más allá del simple hecho de comer». Todo lo que pasa en un restaurante es importante y afecta a quien te visita, ese es su lema. Impresiona estar en ese inmenso espacio súbitamente a oscuras y un simple haz de luz revelando cuatro minúsculas pastillas, con una cavernosa voz incitando a la elección. A partir de aquí, sorpresas, experiencias… y, claro, cocina.

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González Conejero explicó que esas cuatro pastillas, de colores marrón, verde, amarillo y rojo se correspondían con postres que no son sino alegorías relacionadas con otras películas de la historia reciente del cine muy conocidas: y así, quien elija la pastilla marrón tendrá un postre vinculado a la película 'Charly y la fábrica de chocolate; el que escoja la verde lo tendrá relacionado con la tórrida escena sobre la mesa de cocina, entre volutas de harina, de 'El cartero siempre llama dos veces' (en forma de dos rombos); quien prefiera la amarilla recibirá un platillo a base de lácteos, en alusión a 'La Naranja mecánica', en la que los violentos protagonistas no paran de beber leche con LSD (ingrediente este último que se obvia, claro) y quien se decida por la roja deberá afrontar un postre servido sobre material quirúrgico y deberá usar un bisturí para comérselo, en referencia a la segunda película de 'El silencio de los corderos' y la macabra escena del guisado de sesos humanos en vivo. ¿Provocación, divertimento, espectáculo? Seguro que cada uno lo verá de una manera distinta. En todo caso una apuesta muy arriesgada de nuestro chef biestrellado y más en el canónico 'norte gastronómico' de España. De lo que no cabe duda es que ningún cliente saldrá de Cabaña Buenavista indiferente a esta cinematográfica propuesta.

Ensaladillas rusas

Finalmente, Samuel Ortiz no pudo lograr el campeonato de España de ensaladilla rusa, uno de los concursos clásicos del congreso. Se presentaban diez cocineros de toda España –desde Jerez, Ronda, Sevilla, San Sebastián, Barcelona, Salamanca, Bilbao y dos de Madrid, además de la murciana-. El propietario del Café Bar Verónicas llevó una versión muy creativa, aliñada con una mahonesa de azafrán y anchoas con toques cítricos y picantes que finalmente no pudo alcanzar el primer puesto, que fue para el restaurante Tragatá de Ronda. Por tercer año consecutivo se ha ido para Málaga.

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