A mí el tema del fanfosqueo, como se dice en mi pueblo, siempre me ha gustado. Mi santa apostillaría: «¡De más, te ha gustado siempre ... de más, que eres muy sopero!». Así que convinimos que, «ya que tanto me gustaba», pues que los fines de semana cocinara yo sin que ella tuviera más protagonismo que aquel que yo le quisiera dar, y así me quitara el 'hincho'. Yo, tan contento. Y ella… más. Eso sí, la condición indispensable era que la cocina me la tenía que dejar como me la encontraba.
Publicidad
Allá por el mes de enero de 2020 se me ocurrió poner mi primer tuit culinario. No me pregunten a cuento de qué, pero yo cogí el móvil y conté, en los 280 caracteres que permitía la aplicación, cómo se hace un cocido. O, para ser más exactos, cómo lo hacía yo, porque recetas de cocido hay más que ventanas. Así que hice unas fotos del antes y el después de los ingredientes y algunas más del resultado final. Y ya solo quedaba la redacción. ¿Cómo empezar? Pues tal cual, escribí «Si yo cojo…», e iba refiriendo en tono murcianico (ya saben: trocico, poquico…) los ingredientes del plato en cuestión, ensalzando que las verduras eran, claro, de la huerta de Murcia; el aceite de oliva virgen extra y el vino con el que acompañaría el plato, por supuesto de mi pueblo; y la carne, igualmente, de nuestra maravillosa región. Todo eso lo metía en una olla con agua y lo ponía al fuego, y finalizaba el tuit diciendo: «…igual sale algo bueno».
Y «Twitter hizo su magia». Un amigo o un compañero de trabajo al principio te da un 'like' a la publicación, te hace un 'retuit' de la receta o te hace un comentario. Más adelante lo hace algún conocido y algún que otro desconocido. Y al final es mucha la gente que, en la propia red social o en cualquier lugar, te felicita por la buena pinta que tiene todo lo que vas subiendo. Y, como no puede ser de otra forma tratándose de comida, muchos aprovechan el parabién para instarte a demostrarles que está tan rico como buena pinta tiene en la publicación.
Y así es como surgió el «Si Yo Cojo». Sin la más mínima aspiración a convertirme en un 'influencer' aunque, con el transcurrir del tiempo, solo me ha dado alegrías y la oportunidad de conocer a gente maravillosa. Con ese mismo deseo y con disculpas de antemano por mi atrevimiento, les pido permiso para colarme en sus vidas por este resquicio en forma de columna que me ha dejado GARUM.
Publicidad
Otro día les contaré lo que son las pirusas, los sequillos, o los libricos de miel. También les aclararé de una vez por todas la diferencia entre una empanada y una 'empaná'; y quizá en esta misma columna les hable próximamente de un grupo de gente muy peculiar, los 'Rodados'.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión