El Vinagrillo: Bar de batalla

El local luce una buena vitrina de embutidos y quesos de distintas procedencias. También ofrece la posibilidad de que los clientes prueben platos típicos de otras partes de España, como unos chorizos a la sidra o unas lascas de cecina. En cuanto a los guisos y preparaciones de mayor elaboración en la cocina, El Vinagrillo echa mano de proveedores externos que elaboran a la perfección un buen ramillete de platos. El pollo 'tikka masala', por ejemplo, es una buena muestra de ello, así como la fabada asturiana, los callos con garbanzos o el rabo de toro estofado. Calentar y listo.

De la experiencia completa en este conocido establecimiento de Cartagena solo mejoraría los pimientos rellenos de erizos. No solo llegan a la mesa totalmente rotos, sino que el sabor a erizo ni está ni se le espera. En este caso, el producto preparado no termina de cumplir su objetivo.

Es preferible quedarse en la selección de patés, donde el faisán con trufa, jabalí con setas, ciervo al Pedro Ximénez o de boletus se suman a los pasteles de nécoras, erizos de mar, o de sella. Toda una selección de quinta gama de productos servidos de manera informal, ágil y atenta. Un bar de parada obligatoria con una buena selección de productos de abrir y servir, embutidos y platos preparados que cubren las necesidades de todos sus clientes.

En la sección de postres tenemos opciones diferentes según el día. Desde tartas (Lotus, selva negra...) al coulant, pasando por queso de cabra con naranja y canela coffee. Pero yo prefiero dejar pasar el mundo dulce, darme un paseo por esta preciosa ciudad y buscar en Café Lab un asiático bien hecho.