El alma del congreso

Solo lleva un año en la escuela de hostelería, pero ya ha hecho prácticas en un par de restaurantes este verano, además de estar de extra los fines de semana en eventos.

El congreso es una locura. El equipo de voluntarios y el de trabajadores vive codo con codo en cada de las múltiples zonas de la feria. Cada zona es un mundo, no tiene nada que ver con el resto y, como cada día están en una zona distinta, aprenden cómo funcionan todas las partes del congreso. Son ocho horas intensas, pero solo el primer día Paula se va sabiendo hacer asiáticos y servir vino a un grupo grande de comensales.

Esta tarde en la zona de ponencias ha tenido que traer cinta aislante negra para tapar una marca que llevaba José Cremades en las mangas de la camiseta. De hecho, por un momento, han estado Sergio de la Orden, Cremades, Tomás Écija y Cundi en la zona de preparación y se ha comprobado por un momento el buen ambiente que se respira en la hostelería murciana.

Ha comido arroz y pollo con ensalada junto a otras compañeras de otras escuelas de hostelería que han venido a conocer los entresijos de Región de Murcia Gastronómica como ella, pero además ha probado las crestas de gallo crujientes de El Albero y un plato de verduras de Velandrino, por lo que se fue muy contenta. Ser voluntaria en Región de Murcia Gastronómica es una aventura. Y Paula, como tantos voluntarios, el alma del congreso.