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El Romea recrea el Entierro de la Sardina para festejar los 170 años del desfile
Una coreografía con minicarroza y el reparto de juguetes sorprenden en la gala de presentación de Rafael Fuentes y Paloma Jáudenes
Una gala mágica. Así fue anoche el acto de presentación de los cargos festeros del Entierro de la Sardina, que se celebró en un Teatro Romea abarrotado. Hubo muchas novedades que divirtieron a lo largo de la velada al público en un acto que giró en torno a la celebración del 170 aniversario del primer desfile, aquel que tuvo lugar en 1851 en el castizo barrio de San Antolín.
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Los hachoneros iluminaron con fuego la llegada del Gran Pez, Rafael Fuentes, del grupo Logístico Fuentes, y de Doña Sardina, la empresaria Paloma Jáudenes, cofundadora y directora general de Pequeña Moma. El presidente del comité ejecutivo de la Agrupación Sardinera, José Antonio Sánchez, y el presidente de honor, Gregorio González, les dieron la bienvenida, así como a las autoridades y al Pitocrónico, el trovero de la Cuadrilla de Aledo Javier Andreo Cánovas, que es también alcalde de la localidad.
El mago Enrique de León deleitó al público con diversos trucos a lo largo de la velada
La gala, ideada y dirigida por Antonio Liza, contó con sorpresas desde su inicio. Así, las presentadoras, Carmen María Conesa y María Pina, aparecieron 'de la nada' gracias a un primer truco del mago murciano Enrique de León, quien más tarde deleitó a los asistentes con otras actuaciones.
En un cortometraje se ofrecieron imágenes inéditas del Entierro de la Sardina, cedidas por la Filmoteca Regional, y otras que se dieron a conocer en el NO-DO, el noticiero semanal que se proyectaba en los cines españoles antes de la película entre los años 1942 y 1981.
Como no podía ser de otra manera tratándose de un homenaje al 170 aniversario del Entierro de la Sardina, que cuenta con la declaración de Interés Turístico Internacional, el escenario acogió un minidesfile, con una carroza de la sardina en miniatura, hachoneros y sardineros, además de banda de música. Y no faltó el reparto de juguetes característico del desfile en la noche de cada sábado de las Fiestas de Primavera. Una lluvia de obsequios cayeron desde el 'gallinero' y cientos de piezas más se repatieron entre el público en el patio de butacas.
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En la primera parte de la gala se dio lectura al acta de la elección de los cargos de Gran Pez y Doña Sardina, que subieron al escenario muy emocionados. El presidente de la Agrupación destacó «la trayectoria profesional, la murcianía y el compromiso social de los elegidos», mientras que Rafael Fuentes, Gran Pez, y Paloma Jáudenes, Doña Sardina, agradecieron el nombramiento y adelantaron que participarán con muchísima ilusión en cuantos actos sardineros se celebren en las próximas Fiestas de Primavera.
El grupo murciano Funicular puso la nota musical en una noche llena de sorpresas
El espectáculo contó con música a cargo del grupo murciano Funicular y no faltó una de las comparsas que más años ha participado en la cabeza del desfile del Entierro de la Sardina, La Sal, de Torrevieja. El Himno Sardinero, interpretado en directo sobre el escenario por seis cantantes murcianos, y una pirotecnia de interior con una lluvia de confeti sobre el público pusieron el broche final a la gala.
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Andreo evoca a los dioses del Olimpo en su Pitocrónica
La Pitocrónica no fue una lectura del pregón al uso, como otros años, sino en versos recitados por Javier Andreo, de la Cuadrilla de Aledo, que estuvo acompañado por miembros de su grupo. Andreo es el 'nieto artístico' del famoso trovero Juan Tudela Piernas, más conocido por Tío Juan Rita, quien el próximo 14 de febrero cumplirá 109 años. Debido a su avanzada edad, el Tío Juan Rita no estuvo físicamente en el Romea, pero emocionó a los asistentes con sus palabras a través de un vídeo que se proyectó durante la lectura de la Pitocrónica.
Andreo reflejó toda la esencia de las Fiestas de Primavera, con alusiones a la flor del naranjo, el río Segura, los paparajotes, los pasteles de carne y las marineras. Recordó que «fue en San Antolín desde donde un día partió esa sardina que, desde entonces hasta nuestros días, nos tiene robado el corazón». Evocó el grandioso desfile en la Gran Vía, «donde el corazón de todos los dioses que hay en el Olimpo se hacen terrenales con los murcianicos embrujando la ciudad».
El Pitocrónico se refirió a los pañuelos que los sardineros izan en todas sus fiestas, a las carrozas, a las comparsas, a los fuegos del dragón y a los pitos y balones, los obsequios más deseados por los niños en la noche del Entierro de la Sardina.
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