El hidrógeno verde, la llave de la transición energética

El estilo de vida actual es más electrificado que antes. Los hogares no solo consumen la energía que demandan los electrodomésticos y aparatos tecnológicos, como el ordenador y el móvil, sino que ahora se ha sumado la digitalización, con los asistentes de voz (tipo Alexa), neveras inteligentes (con cámaras integradas para ver desde cualquier lugar lo que hay dentro) o persianas que funcionan por voz. Todos estos equipos requieren de un incremento energético. De hecho, tal y como estima la Agencia Internacional de la Energía (AIE), se prevé un aumento global de la demanda de energía de entre un 25% y 30% hasta 2040. Este pronóstico, a su vez, tiene que comulgar con uno de los objetivos que se han marcado varios países de cara a 2050: la descarbonización, que busca que el planeta sea más accesible, eficiente y sostenible.

Para lograr ese hito fijado para dentro de poco más de 25 años, la descarbonización del hidrógeno (causa más del 2% de las emisiones totales de CO2 en el mundo) es clave, fundamentalmente, porque es el elemento químico más abundante del planeta y está presente en el 75% de la materia. Cuando se somete a una de las tecnologías más utilizadas, como es la electrólisis a partir de agua, se produce el hidrógeno verde.

Se trata de un resultado obtenido sin generar emisiones contaminantes. El método de la electrólisis consiste en la ruptura de la molécula del agua (H₂O) en oxígeno (O₂) e hidrógeno (H₂) a través de la corriente eléctrica; si el proceso se realiza con energía renovable, se trata del proceso químico más sostenible de producción. Esta manera de obtener hidrógeno verde, como apunta la AIE, ahorraría los 830 millones de toneladas anuales de CO2 que se originan cuando este gas se produce mediante combustibles fósiles.

El hidrogeno verde es ligero y se puede almacenar, de ahí que este vector energético esté llamado a alcanzar la descarbonización del planeta y cumplir con los compromisos marcados para 2050 en la lucha contra el cambio climático. Cabe indicar que se considera vector energético porque requiere de un proceso químico para su producción.

Este vector energético se caracteriza por sus beneficiosos puntos a favor. De ellos, destacan que es 100% sostenible, ya que no emite gases contaminantes, ni durante la combustión, ni durante el proceso de producción. Permite un fácil almacenaje para su posterior utilización en otros usos y en momentos distintos al de su producción, y también sobresale por su versatilidad, ya que puede transformarse en electricidad o combustibles sintéticos y utilizarse con fines comerciales, industriales, doméstico o de movilidad. En concreto, el hidrógeno verde se empleará en la fabricación de combustibles sintéticos y convencionales, así como, a largo plazo, para suplir la demanda de hidrógeno en el transporte.

En 2025, arrancará la nueva planta de hidrógeno renovable en el Valle de Escombreras de Cartagena, gracias al consorcio formado por las compañías energéticas Repsol, Enagás Renovable y Engie. Este proyecto, que tendrá una capacidad inicial de 100 megavatios con posibilidad de ampliarla en sucesivas fases, generará unos 1.100 empleos.

Contará con una inversión privada de 215 millones de euros, la cual se solapará con la que la petrolera realiza también actualmente en la ciudad portuaria para fabricar biocombustibles de última generación. Según la hoja de ruta, se prevé que a lo largo de 2023 se lleve a cabo la ingeniería de detalle de la planta y obtener las autorizaciones necesarias, y en 2024 se desarrolle la obra.

La planta, la primera de hidrógeno verde en la Región, evitará la emisión de más de 167.000 toneladas anuales de CO2, lo que también contribuirá a la disminución en el consumo de gas natural. Para el presidente del Gobierno autonómico, Fernando López Miras, la Región de Murcia «tiene el potencial natural para convertirse en 'hub' escalable de producción y utilización de hidrógeno renovable en la industria», y por tanto, para llegar a ser «el polo industrial energético sostenible del siglo XXI que necesita Europa». Como 'hub', se produciría y consumiría hidrógeno verde en un área concentrada, lo que reduciría costes, por ejemplo en transporte y almacenamiento.

Una parte de la producción se utilizará para descarbonizar distintas industrias del Valle de Escombreras, entre las que se encuentra la refinería. El oxígeno renovable también será usado por Repsol y por otras empresas vecinas en sus procesos. Además, está prevista la construcción de un colector hasta la terminal de gas natural licuado de Enagás para posibilitar la inyección de hidrógeno renovable. Por su parte, Engie lo utilizará para usos de calor en los procesos industriales de su planta de ciclo combinado.

El pasado septiembre, la Comisión Europea calificó este proyecto como 'Estratégico y de Interés Común Europeo', tras aprobar la movilización de 5.200 millones de euros de financiación pública de trece estados miembros para promover la investigación, el despliegue industrial a gran escala y la construcción de infraestructuras de toda la cadena de valor del hidrógeno renovable.

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