Una Copa que ha sido del UCAM
Este equipo, el de un ciclo con jugadores e identidad que perdura en las temporadas, ha alcanzado en Granada su cénit de compenetración con los aficionados y un gran prestigio nacional
'Playoff', competición europea y 'Final Four' de Champions League. El UCAM de la dupla Gómez-Garrido solo tenía un último logro por desbloquear, una ... Copa del Rey que se resistía y que, por fin, 26 años después, ha llegado. A diferencia de los anteriores, es un logro de mitad de temporada, no de finalización, por lo que en el balance final siempre pesa más cómo se ha terminado el curso y, de hecho, Sito Alonso y sus jugadores han tenido muy interiorizado siempre el mensaje de «estar entre los ocho primeros a final de temporada» como mantra ante los medios de comunicación.
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Pero la Copa del Rey ha supuesto un éxito sin precedentes para muchas generaciones de aficionados murcianos que hace más de cuarto de siglo no podían vivir en consciencia la última participación de su equipo en una Copa. Y, para los que sí, un alivio quitar por siempre de encima ese asterisco de haber jugado el torneo gracias a ser anfitrión. Sin una afición detrás el deporte profesional pierde todo su sentido, pues no deja de ser un producto a consumir por un aficionado que encuentra en la Copa la tormenta perfecta: hermandad, ritmo frenético, baloncesto sin reservas y mucha vida en la calle durante la mañana y la noche durante cuatros días de total intensidad.
Esta exitosa fórmula que ha hecho de este torneo uno a exportar e imitar en todo el mundo hace del mismo uno muy especial, uno que cada afición merece vivir al menos una vez en la vida. Pero hacer de la participación puramente deportiva en la Copa una para recordar, en un escenario seguido en 175 países, responsabilidad ya de quienes saltan a la pista.
Historias como la del UCAM en Granada son las que engrandecen este torneo; mereció la pena la larga espera de 26 años
La gran sorpresa
Uno de los mayores alicientes de este torneo en el que solo vale ganar o volver a casa es lo prolífico del contexto para que se sucedan las sorpresas. La de este 2022 ha sido, desde luego, la de la victoria del UCAM contra el Valencia, cabeza de serie, en cuartos de final. La tradicional encuesta a directivos y entrenadores de los equipos no clasificados no daba ninguna posibilidad de éxito a los de Sito Alonso, recogiendo unanimidad de pronósticos que situaban a los valencianos como ganadores. Un acicate más en una mochila rebosante de motivación para un equipo que en ocasiones se siente falto de respeto, que no encuentra el reconocimiento que cree que sus estrellas merecen, o que ve cómo ese excelente dato de equipo más anotador de la Liga Endesa pasa camuflado, en el agravio comparativo del tan resaltado de conjunto con más faltas por partido.
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Los azulones han demostrado en el mayor escaparate de la ACB ser un equipo que practica un baloncesto de alto nivel
Pero el algodón no engaña. Y, con los ojos de todo el baloncesto nacional y parte del internacional puestos sobre sus partidos, el UCAM ha pasado la prueba con éxito. Un equipo de baloncesto tan desacomplejado como guerrero, que le juega de tú a tú a los equipos más talentosos de la competición y se comporta con la serena madurez necesaria como para no dejarse llevar en partidos en los que pierde 20 puntos de ventaja, como en cuartos de final, o remonta 16 de diferencia a un Barça que acaba ganando el título. Como en la propia serie de entrevistas que hace la ACB en su página web –en que ya ha participado Sadiel Rojas– los tópicos están para ser desmontados, y el UCAM lo ha conseguido practicando un baloncesto de mucho nivel. Muchísimo.
En la cancha, pero también en la grada. La afición del UCAM, que a medida que pasaron los días creció hasta los cerca de 800 desplazados, fue la más numerosa de los ocho participantes en Granada. Congregada en uno de los fondos, después de cada uno de los dos partidos, los jugadores acudieron a agradecer su apoyo durante generosos minutos que ningún otro equipo hizo. Un binomio baloncesto-afición que es pura Copa del Rey.
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Un equipo que sale reforzado
En las semanas previas a esta Copa del Rey el UCAM atravesaba sus semanas más complicadas de la temporada. Perdía dos partidos seguidos por primera vez esta temporada, Webb III caía lesionado y, una vez conseguida la clasificación, se apreciaba cierta pérdida de carácter en el juego. El brote de Covid-19 más inoportuno, menos de una semana antes de partir a Granada, la guinda un pastel envenenado.
Y, sin embargo, el UCAM es el equipo que más reforzado sale de la Copa del Rey. Su imagen competitiva se ha ganado el reconocimiento de prensa y afición nacional, ninguno de sus jugadores sale peor de como llegó a la Copa y el desarrollo de los partidos ante el Valencia y el Barça le ayudan a creer aún más en sí mismo. En la idea de Sito, que llegó al UCAM tras cierta pérdida de prestigio en su carrera después de paso por el peor Barça de siempre y la desencantadora aventura en el Cedevita, y que ha crecido de la mano con su equipo en una simbiosis perfecta entre club y entrenador nunca antes vista en la gerencia de Gómez, con una implicación que va más allá de lo que marca el contrato –que finaliza este verano– en la cuarta temporada de Sito en Murcia.
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