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Baño de cariño y baloncesto en el Palacio
El UCAM deja atrás su difícil semana dándose un festín ante el Fuenlabrada con una autoritaria victoria ante un público entregado
Sucesos como el de la semana pasada en Lugo, en el momento menos indicado para un equipo que llegaba de dulce en el mejor inicio ... de competición de su historia, son de los que suponen un punto de inflexión en la temporada. En la fortaleza del grupo del UCAM estaba dejar que fuera negativo, víctima de una desmedida atención mediática que le ha tenido en el centro de la diana durante días, o positivo, haciendo oídos sordos de la situación y unirse ante la adversidad para no olvidar qué le ha llevado a firmar un arranque sin precedentes en Murcia.
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UCAM Murcia
Taylor (17), Davis (10), Rojas (5), Webb III (15) y Lima (2) -quinteto titular- Bellas (6), Malmanis (2), Radovic (12), McFadden (14), Cate (4), Czerapowicz (10) y Vasileiadis (2)
99
-
76
Urbas Fuenlabrada
Samar (6), Emegano (13), Vicedo (7), Cheatham (8) y Alexander (12) -quinteto titular- Armand (19), Ristic (2), López (2), González (0), Novak (3), Eyenga (4) y Bagayoko.
-
Parciales: 29-29, 25-5 (54-34), 21-18 (75-52) y 24-24 (99-76).
-
Árbitro: Juan Carlos García, Javier Torres y Vicente Martínez.
-
Incidencias: Palacio de los Deportes de Murcia, 4.376 espectadores. 9ª jornada de la Liga Endesa.
Desde luego, los de Sito Alonso dieron con lo segundo. El partido de esta tarde ante el Fuenlabrada ha sido toda una fiesta para un UCAM llevado en volandas por una afición que ha querido entregar todo su cariño a un equipo herido para pasar por encima de un equipo, el madrileño, que solo había perdido por más de diez puntos un partido esta temporada. Con una apertura de muchos puntos -y quizás poca defensa- entre los dos equipos más anotadores de la competición, el UCAM rompió el partido en un segundo cuarto en que su rival solo anotó cinco puntos, dejando ya ventajas de veinte puntos antes del descanso que, poco después de la reanudación, se fueron ya a la treintena.
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Una exhibición que dejó su momento de gloria para todos los jugadores de Sito Alonso, y que, aunque pudo haber dejado una paliza de récord para unos libros de historia del UCAM con mucho trabajo de actualización esta temporada, dejó una recta final en la que el runrún del Palacio creó cierta ansiedad para alcanzar el simbólico centenar de puntos, con cierta reducción de la diferencia por parte fuenlabreña. Aun con todo, un partido redondo para los de Sito, que no solo se lamen las heridas, sino que siguen mirando hacia arriba con otra victoria de las que pueden suponer la diferencia para entrar en la Copa del Rey o no, pues sigue aumentando su ya de por sí positivo 'basket-average', el tercero mejor de una Liga Endesa que, tras su novena jornada, seguirá teniendo al equipo murciano como el más anotador de la competición, para orgullo de una afición que refuerza la unión con los suyos.
Fue esta quien anotó los primeros puntos emocionales del partido con su apoyo desde el mismo calentamiento, pasando el testigo una vez que el balón fue lanzado al aire a Webb III, el más inspirado de un UCAM que en sus primeros siete puntos tenía la firma de su ala-pívot titular. Con la entrada en calor de Taylor, los murcianos cogerían las primeras pequeñas ventajas, pero en un momento de partido de baloncesto veloz y acertado, Emegano y Cheatham daban buena réplica a un equipo al que Sito Alonso pedía algo más de defensa (29-29, final del primer cuarto).
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Sin más historia
El segundo cuarto traería diez de los mejores minutos de baloncesto de toda la historia de este equipo. Con un compromiso encomiable por parte de todos para cerrar cada línea de pase, el Fuenlabrada fue un juguete en manos de un UCAM que le forzó a, en solo el segundo cuarto, perder seis balones, fallar once tiros y hacer siete faltas. En el lado opuesto de la pista, una enorme facilidad para conseguir ventajas a través del tan sencillo pasar y cortar de toda la vida que se enseña en minibasket, pues no necesitaba de más elaboración un equipo sólido en defensa y altruista en ataque, con ánimo para el contragolpe y encantado de celebrar cada canasta con la grada.
El segundo cuarto (25-5) fue un festín que el UCAM regaló a un público entregado a un equipo comprometido en defensa y altruista en ataque
Antes de Raventós querer darse cuenta, la diferencia era de dos dígitos pasado el ecuador del segundo cuarto (42-32, minuto 16). Y solo tres minutos después, ya de veinte puntos (52-32, minuto 19). Al descanso el Palacio era ya una fiesta la que le quedaba aún el doble de diversión (54-34).
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Con hambre de más
El Fuenlabrada necesitaba probar algo distinto si no quería salir de Murcia con un enorme sonrojo. La apuesta era salir a defender en zona en el tercer cuarto, pero la diferencia entre un equipo y otro hasta entonces eran tan abismal que ningún recurso táctico podía ser puesto en práctica con las garantías de suponer un escollo para un equipo lanzado y con inagotable deseo de reivindicación.
Los de Sito dejan atrás una semana horrible con la mejor respuesta posible: un partido de baloncesto que rozó la perfección
En solo cuatro minutos, la diferencia sería ya de treinta puntos con un parcial de salida de 12-2 (66-36, minuto 24), y con unas sensaciones que hacían difícil mantenerse en alerta constante, los de Fuenlabrada encontraron pequeños resquicios por los que implicar a jugadores como Eyenga o Armand (75-52, minuto final del tercer cuarto).
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Vuelve el mejor UCAM, pero se resisten los 100
El descanso entre cuartos fue aprovechado por Sito para la reordenación de ideas y la reiteración en la importancia, en esta primera vuelta, de ganar siempre por la mayor diferencia posible. Con algunos de sus hombres más entonados el sábado, como Radovic, un Bellas muy claro de ideas, o un McFadden ya con el punto de mira afinado, el UCAM volvería a morder como hacía unos minutos y los treinta no solo volverían, sino que se alcanzaría una máxima de 36 puntos (93-57, minuto 36).
Algunos de los hombres que menos juegan encontrarían su oportunidad en estos últimos minutos, y con un juego más desordenando y un Fuenlabrada herido en su orgullo, el UCAM se congelaría en los 99 puntos de un contraataque de Vasileiadis con más de dos minutos por jugar. La grada acabaría con ganas de ver los tres dígitos en el electrónico, pero nada podía aguar la fiesta del Palacio.
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