El Jimbee remonta y sale muy vivo del Palau

La cara de Duda fue la que misma que se le quedó a media Cartagena, anoche, cuando Matheus marcó el 1-0. Solo habían pasado dieciséis segundos y el Jimbee Cartagena vivió un 'dejà vú': al igual que el pasado martes, y al igual que hace una semana en Murcia, el equipo encajó un gol a las primeras de cambio. El entrenador hispano-brasileño no se lo podía creer; su rostro era un poema y todos los planes se marcharon por el sumidero. Todo cuesta arriba, todo a contracorriente. Esta vez, Matheus remató con suma facilidad al fondo de la red: superó sin problemas a Linhares, sorprendentemente en el quinteto titular. El brasileño, muy lejos de su mejor versión tras romperse el cruzado, no le hizo ni cosquillas ni forzó la falta para frenar al atacante azulgrana.

En defensa del '7' melonero hay que decir que enmendó el error, al responder con un disparo al palo y, más adelante, asistiendo a Pablo Ramírez en el 1-1. Linhares hizo bien en acudir a la presión, jugarse la rodilla desde el suelo y y asistir al pívot melonero. Entre Chemi, la madera y el estómago de Gon Castejón, que recibió un balonazo en defensa, el Jimbee Cartagena salvó un inicio caótico y evitó que el 2-0 del Barcelona subiera al marcador. Aquello fue clave. Tan bien reaccionó el equipo de Duda que Ramírez, en menos de un minuto, puso a los cartageneros por delante por primera vez en toda la eliminatoria: el malagueño se sacó de la chistera un disparo a la media vuelta y, luego, partió la cadera a Touré a media pista para cruzar el balón con elegancia frente a Dídac (1-2).

Efectivamente, la noche estaba reservada a los mejores. Solo a esos jugadores diferenciales, tocados por una varita y que tienen esa singularidad que los hace especiales. En esa lista está el internacional español del Jimbee. Y también Pito, quien se está marcando unos 'playoff' siderales y absolutamente de otro nivel. El pívot azulgrana rescató a los suyos en los peores momentos: cuando más apretaba el equipo de Duda. El atacante brasileño entendió que era el momento de gritar «¡presente!», arrimar el hombro y hacer un sobreesfuerzo. Primero le negó el 1-3 a Gon Castejón, al despejar con la punta de la zapatilla un remate que iba dentro, sin Dídac bajo palos; seguidamente estableció 2-2 a poco de llegar el asueto, en un formidable disparo. Poco pudo hacer Mellado para atarlo en corto, con el riesgo de cometer la sexta falta.

La segunda parte estuvo en un puño. Nadie dio su brazo a torcer, especialmente Dídac. El portero azulgrana salvó a los suyos contabilizando nada menos que trece intervenciones, a cada cual más épica. El Jimbee buscó e insistió con ese 2-3. Con el hombro y con la punta de los dedos evitó los tantos de Mouhoudine y Waltinho con remates a bocajarro. Increíble el guardameta, tanto como Chemi en la otra orilla para echar el cerrojo en unos segundos veinte minutos de mayor firmeza y contundencia defensiva de los visitantes. El partido estaba encaminado a la prórroga justo cuando entró en acción el videoarbitraje.

Muy acertadamente, el cuerpo técnico de Duda pidió la revisión por una posible mano de Adolfo por bloquear un disparo de Mellado. Faltaba solo un minuto para el final y los árbitros, efectivamente, validaron la acción y concedieron al Jimbee la falta indirecta justo en el vértice del área. El entrenador melonero es un experto en el balón parado, cambió de estrategia y el balón lo golpeó finalmente Cortés. Con tanta fuerza el almeriense que la bola se coló por la escuadra de una forma inapelable. Merecida remontada del Jimbee, que el martes y el jueves de la próxima semana tendrá el factor pista a favor para intentar dar la campanada y ganar la Liga. De momento, anoche salvó un partido crucial para salir muy vivo del Palau.