La semana pasada Daniel Torregrosa cerraba su intervención en 'Mesa para cinco' invocando el potencial transformador de esta sección, así que recojo el testigo esperando ... que las líneas que siguen devengan en «fotones que activen sus sinapsis convirtiéndose en ideas, ideas que cambiarán el mundo. Esperemos que a mejor».
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Mirarse en los demás siempre es enriquecedor y, además, me aventuro a afirmar que también es necesario para evolucionar colectivamente (a mejor). Así que, estando segura de que la mayoría de los que leemos estas líneas somos urbanitas, hoy les propongo conocer, comprender y empatizar con un problema rural.
Esta semana he tenido la oportunidad de participar en la III Feria de la Biodiversidad del Territorio Sierra Espuña para hablar de vivienda, lo que me ha enfrentado a una realidad que quiero compartir con el anhelo de que deje de sentirse como algo lejano (para los optimistas militantes, todo suma).
El caso es que si yo he aparecido inserta en un programa cuyo objetivo es construir un «territorio de oportunidades» en el mundo rural es porque el acceso a la vivienda se ha convertido en un grave obstáculo para levantarlo. De hecho, a pesar de los distintos contextos y circunstancias que podemos encontrar en los pueblos de Murcia, Cataluña o Aragón, la escasez de oferta de primera vivienda en venta o alquiler es generalizada, y según los expertos sus causas pueden ser englobadas en tres argumentos.
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El primero es que no existe una política de vivienda pública ni de rehabilitación adaptada al campo, similar, por ejemplo, a la de rehabilitación de edificios para turismo rural.
En este sentido, el propio turismo rural ha generado una ola especulativa que ha contribuido al encarecimiento de la vivienda. Por poner un ejemplo, no es difícil encontrar profesionales de pequeñas poblaciones (educadores, sanitarios, protección forestal, etc) que deben abandonar las casas que alquilan en sus destinos de la España vacía para que sean ocupadas por personas de paso los fines de semana.
Y, por último, muchas propiedades en desuso provienen de herencias repartidas entre varios familiares, que además suelen encontrarse alejados física y emocionalmente del lugar, lo que dificulta y alarga las decisiones y los procesos. Incluso, algunas familias prefieren que la casa acabe en ruinas, antes que conciliar entre ellos para que esa vivienda tenga habitantes.
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Frente a esta realidad que impone dinámicas nocivas para la estabilización de la población en las zonas rurales, el informe sobre la vulnerabilidad social en el contexto de la España despoblada, publicado en 2020 por Cruz Roja, propone unas líneas de acción bastante concretas. A nivel general, Cruz Roja plantea que es imprescindible adaptar las políticas públicas de desarrollo local y la prevención de la despoblación a cada territorio y a sus propias necesidades. Es decir, hacer gobierno de kilómetro cero. En este sentido, también abogan por el incentivo público de los sistemas colaborativos y de organización comunitaria; Territorio Sierra Espuña es un buen ejemplo.
En cuanto a las políticas de vivienda, Cruz Roja propone distintas medidas como el desarrollo de proyectos públicos de construcción, y sobre todo, rehabilitación de edificios, para promover el alquiler de primera vivienda. Generar una oferta de servicios públicos de mediación para estimular la venta, el alquiler y la resolución de conflictos con las herencias. O agilizar los procesos legales de declaración de ruina para poder intervenir sobre propiedades que pueden ser reutilizadas.
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Revertir el trastorno
Como ven, existen el diagnóstico, unas pautas de tratamiento y la voluntad de las personas que quieren establecer una vida activa e integrada en el campo; lo que falta, por ahora, es la sensibilidad y la iniciativa política para revertir el trastorno. Como cierre, me gustaría subrayar que el problema del acceso a la vivienda digna y adecuada en el medio rural nos recuerda que estamos hablando de un derecho constitucional que ha de ser garantizado por el Estado, poniendo límites a las dinámicas mercantilistas y abordando los problemas que puedan coartarlo; en el campo… y en la ciudad.
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