Paco Ureña. EFE

Tarde entregada con buenos momentos de Ureña en la Corrida de la Prensa

El de Lorca dio una vuelta al ruedo ante una corrida de Victorino que, esta vez, no dio la talla

Francisco Ojados

Miércoles, 5 de junio 2024, 21:58

Ambientazo en Las Ventas. Lleno absoluto en la Corrida de la Prensa, la única que queda junto a la de Murcia, para asistir a uno ... de los acontecimientos de la larga Feria de San Isidro, con los toros de Victorino Martín para un mano a mano entre dos toreros de culto en Madrid, Paco Ureña y Borja Jiménez. Corrida que, a su finalización, como tantas otras, no cumplió las expectativas, en gran parte por la falta de raza de la corrida de Victorino, un hierro afamado por todo lo contrario.

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Abrió plaza «Matacanes», un imponente toro de Victorino que embistió con la cara por las nubes en el saludo y que sacó peligro en la muleta, hasta el punto de coger a Ureña en los inicios de faena. Se la jugó el de Lorca, que se llegó a poner con la mano izquierda, sabiendo que por ahí no tenía ni un pase el cárdeno. Al tercer intento logró la estocada, tuvo que tomar el descabello, y escuchó dos avisos.

Una gran ovación de salida recibió el tercero por su trapío. Ureña dibujó una verónica sensacional en un saludo deslavazado y llegó el bovino sin definir al último tercio. Brindó al público y, sin apenas probaturas, el lorquino se plantó firme para torear al natural. El toro ni terminó de pasar ni de humillar y lo que hizo Paco tuvo importancia, sobre todo cuando consiguió ligar una tanda diestra de mucha exposición y valor. Fue faena de guerrillas que ganó el lorquino, que finiquitó con una estocada entera que hizo rodar sin puntilla al cornúpeta. Hubo petición de oreja, no atendida por el palco, que devino en una merecida vuelta al ruedo.

FICHA

  • Feria de San Isidro. Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de la Prensa.

  • 6 toros de Victorino Martín, muy bien presentada, peligroso el primero, con transmisión el segundo y faltos de raza el resto.

  • Paco Ureña, e rosa y oro, silencio tras dos avisos, vuelta al ruedo tras aviso y silencio tras aviso.

  • Borja Jiménez, de verde y oro, silencio tras aviso, silencio y silencio.

  • Observaciones: Lleno de «no hay billetes». Presidió la corrida S.M. el Rey Felipe VI, acompañado por la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, María Rey, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el matador de toros Francisco Rivera Ordóñez. Los diestros brindaron al monarca sus primeros toros.

Al quinto lo quiso torear bien con el capote Ureña en un recibo de capa con mucha disposición. Asentadas las zapatillas manejo el capote corriendo los brazos en un buen ramillete de verónicas. Luego, el tercio de varas resultó desordenado y Ureña tomó la pañosa sin brindar. El toro pronto marcó su condición de mansito, saliendo suelto y desentendiéndose de la muleta. Paco Ureña estuvo muy encima de las embestidas del toro. En los medios planteó la faena, en la que dibujó muletazos de muy buen trazo, especialmente por el pitón derecho, de figura encajada. Una paradoja que la ganadería más encastada, sacara en Madrid cuatro toros con tan poca chispa. Con la espada el de Lorca no tuvo acierto esta vez.

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El mano a mano con Borja Jiménez, por los puntos, fue para Ureña.

El sevillano se las vio en su primer turno con un toro grande que rozó los 600 Kg. Embistió con transmisión y por abajo en el capote y con un puyazo más se hubiera atemperado mejor en la muleta que Borja Jiménez presentó por delante y llevó muy por abajo en dos tandas que tuvieron eco. El toro se fue imponiendo y la faena de Borja no terminó de solidificarse. También se demoró con el descabello y escuchó un aviso.

Humilló el cuarto en el saludo de capa de Borja Jiménez que le anduvo muy bien al astado. Brindó al futbolista Raúl González una faena en la que el toro de Victorino embistió con sosería y sin alma, lo que impidió que el trasteo del diestro de Espartinas tuviera consistencia suficiente para emocionar al público. Además, lo alargó en exceso la faena antes de cobrar una estocada caída.

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El sexto fue también toro de buenas hechuras. Volvió a andar hacia atrás Jiménez en el saludo y empujó el burel en el caballo, siendo el que mejor pelea del encierro, recibiendo demasiado castigo. Llegó a la muleta embistiendo con nobleza, pero acusó el castigo, acortó los viajes y no acabó Borja de acoplarse a su velocidad, resultando el trasteo embarullado. Con una media estocada puso fin a la corrida.

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