Al rescate del patrimonio audiovisual y del Mar Menor
Salvi Vivancos reúne en el Arqua imágenes de películas domésticas filmadas en el entorno de la laguna de 1950 a 1990, digitalizadas para su conservación y con las que busca despertar conciencias
Al «poder revolucionario de la nostalgia». A «esa demostrada fuerza que tienen las emociones para hacer que la información nos llegue de forma más certera» ... y, con ello, motivar un cambio en las actitudes apela Salvi Vivancos (Alicante, 1977). Lo hace, en concreto, a través de imágenes y sonidos captados en películas caseras antiguas filmadas en el entorno de la laguna salada. Fragmentos de esas grabaciones, exhibidos de forma aleatoria para minimizar en lo posible su intervención en el relato, protagonizan la exposición 'Mar Menor. Imágenes familiares. Espacios comunes', que Vivancos inaugura hoy en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua), en Cartagena.
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La muestra, incluida en el festival municipal de arte emergente Mucho Más Mayo, reúne materiales grabados entre 1950 y 1990 en formatos analógicos de 8 milímetros, Super 8 y 16 milímetros. Y lo hacen con un doble objetivo basado en el valor de la memoria: recuperar y difundir un rico patrimonio audiovisual, que además trasciende de lo privado a lo colectivo; y ponerlo ante el público para que éste pueda hacerlo suyo y reflexione sobre «la necesidad de cuidar el Mar Menor». Es un «territorio compartido» por mucha gente y un «espacio donde se reflejan valores universales» como la infancia, la familia y el paisaje.
Sobre este enfoque de su trabajo como «detonante emocional», Vivancos –historiador, del arte, fotógrafo y «preservador del cine doméstico» a través de la iniciativa Memorias Celuloides– cree que cualquier espectador puede no solo contemplar unos «documentos» que cuentan historias de un espacio y tiempo concretos; también identificarse con ellos, «por lo que pueden evocar de la vida de cualquiera».
Vivancos ha escogido desde la escena de dos niños jugando en un barreño, hasta la de pequeños y mayores saltando a la comba, una pareja dándose un chapuzón, unos bañistas tomando un refresco a pie de playa y unas mujeres tomando el fresco en mecedoras.
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«Aunque las fotos no cuenten tu historia ni la de tu familia, y aunque no hayas pisado nunca una playa del Mar Menor, creo que estas imágenes, seguramente por la naturalidad con la que fueron tomadas, evocan un sentimiento de pertenencia a un espacio donde se puede ser feliz y disfrutar con los demás de la vida. Eso puede hacer que te plantees que lo que quieres es lo que debes defender, ya sea el Mar Menor, cuya situación actual creo que no es necesario explicar, o sea otra cosa», comenta a LA VERDAD el responsable de la exposición. Y precisa: «Yo no pretendo decir la forma de defender el Mar Menor, pero si puedo aportar algo para mejorarlo, bienvenido sea».
Festival Mucho Más Mayo
Sobre el tipo de exposición planteada –puede verse de forma grauita hasta el 15 de agosto–, el autor explica que está concebida como una instalación audiovisual a base de pantallas suspendidas en el aire y organizada en dos bloques: uno con filmaciones y otro con sonidos. Estos fueron recogidos junto a las imágenes, gracias a cámaras avanzadas que algunas personas tenían entonces, en celebraciones familiares, entornos naturales y lugares apenas tomados aún por el ladrillo, como La Manga. Fue antes de la llegada masiva de las videocámaras y del triunfo del VHS.
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Uno de los atractivos de esta propuesta es que plasma el trabajo de diez años para restaurar y digitalizar cintas aportadas por vecinos de los municipios ribereños. A Vivancos le toca la fibra San Javier, donde vive, de donde es natural su familia y donde pasó su niñez. Él quiere que otros críos gocen de unas aguas sin contaminar y rían como ante las Super 8, aunque les graben con telefónos móviles de última generación. Que los escenarios de antaño sigan siendo los de hoy y mañana. Porque importan mucho: «Son nuestra montañas, nuestras ramblas, nuestro mar...».
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