Paco Rabal, en el centro de una zafia estupidez

«... y porque yo, lo que quiero no es ser murciano del año, sino lo que siempre he sido desde que nací: murciano»

MIGUEL ÁNGEL BLAYA

Viernes, 11 de diciembre 2020, 00:50

Por querencia hacia el irrepetible Paco Rabal, y por obligación en tanto que presidente de una asociación, Milana Bonita, que nació para mantener vivo su ... recuerdo, su obra y su bonhomía, también la indignación se apoderó de mí con la noticia de la absurda y estúpida decisión que habían tomado las esferas locales de PP y Cs en Albudeite –en cuanto que componentes del equipo de gobierno de la corporación municipal– de retirarle a la Casa de la Cultura el nombre de Paco Rabal.

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En una investigación realizada por el Festival de Cine de San Sebastián, Paco Rabal ocupa el tercer lugar, en cuanto a gentes del celuloide, que más se repite en callejeros e instalaciones culturales de España. Por delante de él, solamente Luis Buñuel y Pilar Miró. Cientos de veces se repite el nombre de Francisco, o Paco, Rabal en calles, plazas, jardines, cineclubs, auditorios, teatros, casas de la cultura, filmotecas... y hasta en un colegio de educación infantil y primaria (en Villanueva de la Torre, Guadalajara). Y nunca, ni en vida ni después de morir, ha surgido intento alguno, que yo sepa, de apearlo de placa, lápida o rótulo alguno.

Zafia fue la postura que, en 1990 –tras el respaldo de PSOE, PP, IU y CDS para, en la Asamblea Regional, otorgar a Paco Rabal el título de Hijo Predilecto de la Región de Murcia–, adoptaron ocho diputados populares votando en contra y obviando, además, la recomendación de su presidente, R. L. Valcárcel.

Y ahora, treinta años después, ha tenido que ser en Albudeite –un pequeño pueblo de su tierra, de esta Murcia que tanto le debe por la promoción que siempre hizo de ella, y por el cariño que permanentemente le demostró– donde haya surgido el primer intento de eliminar a Paco Rabal de la nominación oficial de la Casa de la Cultura.

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No suponían, según lo manifestado por alguno de los que firmaban e iban a aprobar esa moción, que este atentado contra la cultura y contra un murciano universal iba a provocar una reacción social y política que ha llegado a ser pasto de crítica y repudio en ámbitos nacionales. Un vendaval que forzó a los responsables regionales de ambos partidos a llamar al orden a sus pupilos albudeiteros al grito de «¡qué vais a hacer!». Y ahí se activó el frenado de emergencia de tan necia e insulsa idea. La posterior explicación del alcalde, queriendo disfrazar de «bonito proyecto» un supuesto plan de su equipo de gobierno –cuando a todos los rincones había llegado copia del documento, y contenido detallado, de la moción–, no tiene otro calificativo que insulto a la inteligencia. Una moción que hubiera sido aprobada por la mayoría absoluta que tienen Ciudadanos y Partido Popular en la corporación albudeitera si la información sobre aquella no hubiera llegado a conocimiento de un periodista, Manolo Segura, que, al publicarla, destapó la caja de los truenos.

«Lo más miserable de este país se ha fijado en ti para borrar tu nombre», escribe Fernando Ónega en forma de carta dirigida a Paco Rabal, y que acaba pidiéndole al actor, que nació en la nada y llegó a serlo todo, que no se lo tenga en cuenta a estas cinco personas metidas al arte de la política. «Perdónales –le dice– porque no saben lo que hacen, que solo es aldeanismo y no saben quién fue, qué significa y qué sigue siendo Paco Rabal».

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Deben considerarse avisados, tanto estos munícipes como cualquiera otros que pudieran pensar en repetir algo semejante, de que lo mediten con la mente fría y busquen asesores y consejeros que los prevengan de lo que puede venírseles encima. A las pruebas me remito. Eso sí, por vergüenza ajena obvio comentario alguno sobre los nombres elegidos para sustituir a los de Paco Rabal, Rafael Alberti o Vicente Medina, entre otros.

También puede ser oportuno advertir –parafraseando un poema de la murciana Magdalena Sánchez Blesa, escrito cuando componentes de esos mismos partidos políticos retiraron los versos de Miguel Hernández del Cementerio de la Almudena, en Madrid– de que si en algún momento logran eliminar de cualquier sitio el nombre de Paco Rabal, sepan los perpetradores de tal despropósito que lo que no podrán es arrancarlo del alma del pueblo. Y sepan, también, que este vendaval volverá a resurgir; desde Milana Bonita, Alcaldía y Concejalía de Cultura de Águilas y desde todos los ámbitos, personajes y medios de comunicación, regionales y nacionales.

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