El músico y cantante molinense Muerdo. ÁNGELA ORTIZ

Muerdo: «Me quedé atrapado en Buenos Aires y eso precipitó los acontecimientos»

El artista molinense publica 'La sangre del mundo', su quinto álbum de estudio, grabado y producido en Argentina

Jueves, 4 de marzo 2021, 02:07

Desde la serenidad, desde la calma que llega después de cualquier época agitada pero, sobre todo, desde la «introspección» casi obligada, Pascual Cantero, Muerdo en ... el plano musical (Molina de Segura, 1988), fue armando, con mimo y con distancia –a más de 9.500 kilómetros de casa–, 'La sangre del mundo'. Así se llama su nuevo trabajo discográfico, un álbum lleno de sonidos populares que grabó en Argentina, donde quedó varado por la Covid. Se publica este viernes, de nuevo con el apoyo de Warner, compañía con la que en 2018 lanzó su exitoso 'La mano en el fuego', con el que recorrió gran parte de América Latina. El próximo 18 de abril lo presentará al mundo –en directo, y a través de internet– en un concierto que se emitirá desde Estudio Uno, en Madrid. A partir de este viernes está a la venta.

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–¿Qué hay en 'La sangre del mundo?

–La mezcla de estilos folclóricos y música popular de diferentes lugares del mundo que, desde el principio, han sido el ADN y la esencia del proyecto, pero en este caso, incorpora, además, los sonidos electrónicos.

«Quería acercarme a las sonoridades de Latinoamérica y la mejor manera era con músicos de allí»

–¿Es un disco especial?

–Desde luego. Por tres motivos: primero porque se ha grabado en pandemia; en segundo lugar, porque es el primer álbum que hago fuera de España, y tercero por esta novedad a nivel sonoro y de instrumentación y arreglos.

–¿En qué momento personal surge y por qué fuera de España?

–Fuera de España porque quería acercarme a las sonoridades folclóricas de Latinoamérica y la mejor manera de hacerlo era con músicos de allí y con un productor [Diego Pérez] que conociera la música local. Pero fue casual, me quedé atrapado en Buenos Aires, y eso precipitó los acontecimientos. Me dije: 'Bueno, ya que voy a estar aquí sin poder volver a España, voy a ponerme ya con el disco'. Y fue lo que hicimos; y por eso también es especial.

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–¿Qué descubre?

–Es un disco que nace de un tiempo tranquilo. 'La mano en el fuego' fue un álbum que funcionó muy bien y que tuvo una gira muy exitosa: viajamos por toda Latinoamérica... Este nace de la serenidad que te da poder ver las cosas con calma y, un poco, desde la barrera. Pero también está compuesto en gran medida durante la pandemia y, por tanto, nace desde la perspectiva de la distancia y de ese tiempo de introspección que nos ha proporcionado esta situación, y que nos ha permitido analizar cosas que a veces no nos da tiempo a digerir.

–¿Muestra a un artista distinto?

–Incorpora una parte menos orgánica de mí que hasta ahora no me había atrevido a incluir en mis canciones; una parte que por edad y generación, y por estilo de vida, está muy presente en mí. Yo soy alguien que se ha criado escuchando música electrónica, hip hop y canciones contemporáneas. Y creo que a mi sonido le faltaba esa coherencia con mi día a día.

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–'La sangre del mundo' es también el título de uno de los sencillos de su disco. En él, canta: «No es casual que siga aquí». ¿Qué no es casualidad en su vida?

–Nada. No creo en las casualidades, ni en mi vida, ni en la de otros. Lo que llamamos casualidades son en realidad causalidades, lo que ocurre es que no sabemos identificar esas sincronicidades. Todo pasa por algo, pero no estamos lo suficientemente atentos; hay leyes de causa y efecto que son ineludibles. Para el azar queda poco margen.

«Es decepcionante que un Gobierno, en teoría de izquierdas, se haya olvidado de nosotros»

–¿Quién es su gente?

–Está desperdigada por el mundo y en diferentes ámbitos de la vida. Cuando hablo de mi gente me refiero a mi origen, a mi familia y a mis amigos más cercanos, con los que llevo más tiempo compartiendo camino: muchos de Murcia, pero también de Madrid y de Barcelona.

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Colaboraciones

–Se ha rodeado de El Niño de Elche y de la cantautora colombiana Lido Pimienta.

–En el caso de El Niño de Elche, aporta toda la parte flamenca y mediterránea del sur de España, y con Lido hago una cumbia que acaba de salir [Muerdo ha ido avanzando algunos de los sencillos de su nuevo disco], y que supone mi primera aventura en este género. Lido es colombiana pero está afincada en Canadá y tiene toda esa multiculturalidad y toda ese poder femenino; es una canción que ha quedado muy bien. También hay una colaboración con Perotá Chingó, que es una banda argentina muy potente con la que he hecho un tema muy chamánico y espiritual, que además ha remezclado [el también compositor y DJ argentino] Chancha Vía Circuito.

–¿Son tiempos difíciles para la música?

–Para la música siempre son buenos tiempos; son malos para la música en directo. Somos uno de los sectores más castigados, de los que antes paramos y todavía no hemos podido volver. Nos tenemos que adaptar a las nuevas formas de llegar al público y acatar todos los protocolos y medidas de seguridad para que esto acabe cuanto antes, pero, desde luego, estamos echando de menos medidas específicas para nuestro sector. Somos un sector con características muy concretas y no nos sirve con las medidas generales. Es muy decepcionante que un Gobierno, en teoría de izquierdas, que siempre apoya más la cultura, se haya olvidado de nosotros de una forma tan flagrante.

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–Presenta el disco en 'streaming' el 18 de abril. ¿Qué le ilusiona?

–Interpretar las canciones del disco con la banda por primera vez ya es un hecho emocionante y hacerlo desde un estudio de grabación nos va a dar una calidad de audio espectacular. Esto es un punto a favor. Estamos mimando mucho la estética y la producción audiovisual, algo que en un directo normal no hacemos. Desde luego no sustituye lo que nosotros sentimos cuando hacemos un concierto en vivo, pero es otra cosa que también tiene su gracia.

–¿Qué ha aprendido en los últimos tiempos?

–Que todo es mutable y que los cambios no avisan, porque además ocurren en el momento menos esperado. Pero tenemos una gran capacidad para adaptarnos a ellos, y el cambio es bueno. Si no, la vida sería muy aburrida.

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