El secretario del jurado del Cante de las Minas acusa al alcalde de dar «un golpe de muerte» al festival con su «descomunal bronca»

En concreto, Alcaraz, que fue alcalde socialista de La Unión entre 1987 y 1995, y coordinador y director del festival entre 1994 y 1997 –estuvo también varios años en la comisión organizadora–, reconoció que nunca se había dado una situación como hasta ahora. «En un jurado –explicó Alcaraz– siempre hay polémicas. Pero en esta edición no tenía que haber habido. Porque a los quince minutos justos de reunirse a deliberar, el jurado ya tenía decididos todos y cada uno de los premios. De hecho, enseguida se prepararon las actas».

El jurado ya había terminado de deliberar en un palco aislado del antiguo Mercado Público. El alcalde, López Milán, irrumpe en la sala cerca de las 3 de la madrugada. «Pero no interrumpe las deliberaciones, porque en ese momento todos los miembros del jurado ya habían firmado el acta, y todos tenían su copia. Ya habíamos terminado de deliberar, por lo tanto no interrumpe al jurado, que quede claro», insiste Alcaraz. El jurado hizo su trabajo, acertado o no, y lo hizo «con mucha eficacia y rapidez», recalca el secretario del jurado. De hecho, los diplomas con los ganadores fueron entregados previamente al alcalde para que los firmara, «y cuando el alcalde vuelve a ver al jurado ya trae los diplomas, eso quiere decir que el trabajo ya estaba hecho». El regidor se presenta, recuerda Alcaraz, «con muy malas formas, y hubo un momento que no sabíamos a qué cuento venía esa bronca descomunal». Alcaraz señala que había unas 2.000 personas pendientes de la entrega de los premios, «y no es cierto eso que dice de que como el jurado había tardado mucho se estaba demorando la entrega de premios. Los premios se podían haber dado 45 minutos antes, ¿vale? Y eso se puede demostrar con las actas».

¿Qué es exactamente lo que les dice el alcalde? «Yo puedo intuir cosas, pero prefiero no decirlo. En cualquier caso no se puede ir y pegar una bronca a miembros del jurado, y, fundamentalmente, por dos motivos. Primero, porque la presidenta del jurado, Blanca del Rey, es una señora que tiene demostrada su eficacia y su saber en el campo de la danza y del flamenco, una mujer bastante educada, y no se puede consentir que allí nadie le pegue gritos. Pero es que, además, hay un miembro del jurado que es catedrático del Conservatorio de Córdoba, Carlos Pacheco, que es la primera vez que viene, y hay otros miembros como Pepe Cros y como Paco Severo, que llevan muchos años en esto, y no hay ningún motivo, ni subjetivo ni objetivo, para pegarles broncas».

Alcaraz accedió a ser secretario del jurado y se limitó a dar fe y a tomar notas de las intervenciones, «y una vez que todos hemos hecho nuestro trabajo, ¿por qué esa bronca? Desde luego, la respuesta que el alcalde da de que el jurado no estaba haciendo bien su trabajo, no es correcta. El jurado no adoptó ninguna opinión distinta, y el alcalde consiguió que la gente pensara que había algo raro en la decisión del jurado con esa bronca y crear una sospecha en un concurso que ya de por sí ha dado un bajón en los últimos años y que esto viene a ser un golpe de muerte a este concurso. El prestigio del festival ahora está por los suelos y va a costar años levantarlo, y para mí eso es lo peor».

Alcaraz da por concluida su vinculación con el festival y seguirá asistiendo «como espectador, que es lo que me gusta». El secretario del jurado de la última edición del Cante de las Minas piensa que no se pueden permitir injerencias ni de la organización, ni del público ni de los participantes en las decisiones de sus miembros. «El trabajo que hay que hacer es grande, habría que contar con gente de prestigio de toda España para levantar entre todos el concurso, y cambiar formas. Pero yo ya no voy a entrar en lo que corresponde hacer políticamente. Y ya he dicho bastante claro lo que pasó y lo que supone esto para La Unión».