Libro y disco de la ópera El caballero de la rosa.
Música inesperada

Dúos con elixir (III): «Mir ist die Ehre widerfahren» de El caballero de la rosa

Strauss hizo en El caballero de la rosa un homenaje a Mozart recreando el ambiente de Viena y a su personaje Cherubino

Viernes, 1 de agosto 2025, 10:34

El describir mediante notas musicales el brillo de una rosa de plata está al alcance de pocos compositores. En la ópera El caballero de la ... rosa, Richard Strauss (1864-1949) utilizó con maestría los instrumentos orquestales de registro más agudo, como los violines, flautas, arpas y celesta para recrear con magia el momento donde los jóvenes Octavian y Sophie se ven por primera vez y se sienten fuertemente atraídos. Ese instante dulce por el que casi todo el mundo ha pasado alguna vez, desencadena una serie de sentimientos y proclamas de amor eterno ligados al convencimiento de que nunca perderán el intenso impulso inicial.

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Octavian se presenta en la casa de Farinal con una espectacular vestimenta plateada y con la intención de pedir la mano de su hija Sophie. Llega a esta noble casa en calidad de embajador de su desagradable y burdo familiar, el barón Ochs. Cuando el joven anuncia a Sophie que: «Se me ha concedido el honor de ofrecer a la noble y distinguida novia, en nombre de mi primo», basta un breve cruce de miradas entre ambos para despertar intensos sentimientos de amor capaces de eliminar el recuerdo de cualquier persona que les hubiese robado el corazón con anterioridad.

El intercambio de emociones que genera la entrega de la plateada rosa es de una belleza dramática y orquestal sin igual: «Como un saludo del cielo, incluso más intenso de lo que se puede soportar. Atrae como lazo atado al corazón», expresa Octavian. Sophie contesta: «Es tiempo y eternidad en un instante beato que no olvidaré hasta que muera».

El joven noble descubre que Sophie en una bonita y noble joven que lo hará enloquecer: «Vos siempre seréis la más bellas entre las bellas».

Strauss hizo en El caballero de la rosa un homenaje a Mozart recreando el ambiente de Viena y a su personaje Cherubino, del que Octavian es, en parte, su alter ego (además, ambos papeles masculinos están interpretados por una soprano). Es muy interesante el contraste entre la Mariscala, que es la emperatriz María Teresa, con la pareja de jóvenes enamorados y convencidos de haber alcanzado la felicidad eterna. La atractiva madurez de la Mariscala favorece la íntima relación que mantiene con Octavian, pero desde el instante argénteo de la petición de mano, descubre que las cosas más valiosas de la vida son difíciles de retener, dando un paso al lado para que los jóvenes Sophie y Octavian vivan su propia historia de amor.

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Existen muy buenas versiones para disfrutar de esta magnífica obra, como las de Eirch Kleiber, Carlos Kleiber o las de Herbert von Karajan. Yo les propongo la versión de éste último del año 1956 con la Orquesta y Coro Philharmonia donde el dúo lo cantan Christa Ludwig (Octavian) y María Teresa Stich-Randall (Sophie).

Este dúo es un ejemplo de la maestría de Strauss, un compositor que fue capaz de recrear una rosa de plata en cuyos pétalos se reflejan muchas de las emociones vividas por casi todos los oyentes.

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