Santiago Delgado: «En un museo no hay que ser exhaustivo pues te entra el síndrome de Stendhal»
El académico de la Real Academia Alfonso X El Sabio de Murcia está ocupado estos días con una investigación sobre los enterramientos de la Catedral y acaba de terminar un ensayo sobre qué es Murcia
Santiago Delgado (Murcia, 1949), hijo de guadalajareños –su padre, inspector de educación, eligió Murcia en lugar de San Sebastián «porque había universidad y sol»–, está ... estos días inmerso en una investigación sobre los enterramientos en la Catedral de Murcia, un proyecto que le entusiasma y con el que está descubriendo «cosas insólitas». Y que lo diga él, un estudioso infatigable de la historia de Murcia, secretario de la Real Academia Alfonso X el Sabio, nos da una idea de hasta dónde llega su implicación.
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«Hay cosas muy parciales sobre la Catedral de Murcia. Hubo una guía de la Catedral que hizo visitas guiadas, pero la cosa quedó en la oralidad, y yo creo que voy a ser el primero que voy a escribir sobre esto. Claro que faltarán datos, porque esto es interminable, pero a la Catedral ya la había tomado yo entre ojo y ojo porque [en 'La Opinión'] ya publiqué hace cinco veranos cada día un monólogo creativo, y al mismo tiempo informativo, de cada una de las estatuas del imafronte, de la Puerta de los Apóstoles, por detrás y la fachada de la Puerta de las Cadenas. ¡Más de 42 entregas! La fachada principal la he explicado muchas veces a los amigos». No se considera en competencia con las guías profesionales, y aquí matiza Delgado: «Porque guía es una palabra femenina, aunque sea un señor de barba, se dice esa o ese es la guía. Yo a las guías, hombres y mujeres, las respeto muchísimo y les doy materia para conocer».
«Entrañas, que no vísceras»
Delgado es de los que siempre sigue «a las guías», como recalca, «porque así satisfago mi vocación docente, porque en realidad estás enseñando, estás dando una clase, a personas mayores que no hablan ni zascandilean, y eso da mucho gusto». Lo último que ha descubierto de Murcia, informa el catedrático de Literatura y doctor en Letras, autor de algunos de los libros más interesantes de divulgación sobre la Región –tiene treinta obras entre narración, ensayo y verso–, es la vida apasionante de Jerónimo de Roda, al que muchos reconocen por la calle que tiene entre El Corte Inglés y el yacimiento de San Esteban, pero que fue gobernador en Flandes. «En internet está su testamento, y en él deja dicho que debe ser enterrado en la Catedral de Murcia, en la capilla de la familia». También en la Catedral están las entrañas, «que no las vísceras», de Alfonso X El Sabio. «Eso», recuerda el académico –que no cronista–, «es que se hizo muy pronto al arrancar el corazón. Hay un forense que analizó el cadáver que hay en Sevilla y dice que se ve que está cortado muy finamente, pero que era imposible extraer el corazón solo, de modo que el corazón arrastra entrañas».
«Guía es palabra femenina, aunque sea un señor de barba, se dice esa o ese es la guía»
Una aclaración
La Real Academia Alfonso X El Sabio está ligada a nombres legendarios como el del historiador Juan Torres Fontes. La creación de la Real Academia de Bellas Artes Santa María de la Arrixaca hizo que muchos artistas plásticos, como Asensio Sáez, Molina Sánchez, Muñoz Barberán... «de manera natural entraran en la de Bellas Artes, pero en la Alfonso X tenemos hasta dos geógrafos, López Bermúdez y Paco Calvo; historiadores, escritores-creadores como Francisco Sánchez Bautista y Salvador García Jiménez [dos de los autores más sobresalientes de la Región], catedráticos de Literatura como Francisco Javier Díez de Revenga... En fin, es una academia de humanidades». La última incorporación anunciada es la de María Teresa Marín Torres, directora del Museo Salzillo, que hará en breve su discurso de entrada como académica de número, que será contestado por el propio Delgado. «Ahora tenemos dos bajas, Juan Guirao, de Lorca, y Francisco Flores Arroyuelo, y cuando la pandemia nos deje trataremos de cubrirlas».
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«La joya del Mubam es el Cristo de Murillo, pero a mí me fascina 'Un día más', de Medina Vera»
Una fascinación
Del Museo de Bellas Artes de Murcia –la última exposición que se ha inaugurado es 'Maestros del barroco español. Obra inédita. Colección Granados'–, la segunda casa de Santiago Delgado, que es también presidente de la Asociación de Amigos del Mubam, dice que «la joya» es el Cristo de Murillo y la obra por la que siente fascinación es el cuadro 'Un día más', del pintor archenero Inocencio Medina Vera. «Durante la pandemia hice una serie de vídeos que colgaba en Facebook. Yo en pantalla, con el cuadro delante en una tablet, y empecé precisamente por el de Medina Vera. Creo que los cuadros hay que contarlos. Qué hay ahí, qué se hace, por qué están allí. Nunca hay que ser exhaustivo en la visita a un museo, porque te entra el síndrome de Stendhal. Lo abundante cansa. Ve a ver un cuadro, o dos, o tres. Porque al cuarto ya... Y cuando hayas ido a un museo veinte veces habrás visto veinte cuadros. Un cuadro explicado es siempre mejor».
Los «puntos acuosos»
No tiene vocación de vagabundo. «Yo salgo a la calle con un recado. La causa del salir ya la tengo cubierta así, y me gusta entonces ir viendo significaciones en los edificios, en las orientaciones en los árboles. Significaciones serias, que no se perciben. Porque en Murcia no sabemos lo que tenemos ni lo valoramos». Dice que es «parcial conocedor» de la Región, «podría sacar un 5, sí», y le gustaría abundar en los parajes naturales. «Tengo pendiente de ir al Bolvonegro, al lado de Moratalla, un río que se hunde, precioso. Y todos los puntos acuosos me interesan, como la campana del Monte Arabí». Lo más probable es que le acompañe Aurora Gil Bohórquez [andaluza nacida en Ceuta, frecuentadora de todos los destinos de su padre militar], con la que, curiosamente, no habla apenas de literatura. «No nos damos cuenta, su vocación es la literatura infantil y juvenil, ahora está ultimando la edición de un libro de haikus. Ella lee mucho más que yo». Él lee, preferentemente, libros de consulta. Quien quiera saber de Murcia (de historia, de literatura, de curiosidades) que busque sus obras en cualquier librería.
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«Soy un parcial conocedor de la Región, yo creo que un 5 podría sacar en el examen»
Un alarde de modestia
Este verano ha escrito un ensayo, 'Murcia, ¿qué eres?', en el que ha analizado la ciudad en la que ha hecho su vida. «Murcia ha sido ciudad comercial, cuando era ibera; militar con los árabes; neomilitar con los cristianos; después de la Conquista pasó a ser ciudad levítica, muy anclada en la tradición y con el poder eclesiástico encima. Eso duró como cuatro siglos. Quizá la venida del tren empieza a abrir esto. El desarrollismo de los 60 contribuye mucho. Se pavimentan las calles, y deja de haber burros. Y empieza a ser ciudad comercial y de servicios». Percibe el académico que sus símbolos se están vaciando.
Profesor de Lengua y Literatura ya jubilado, siempre fue muy dado a «todo lo teatralizable» y hacer la literatura viva, los recitales. Esto dio de sí una hora de conversación. Imaginen un día.
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