Una novela contra la cultura 'blandiblú' de la autoayuda
El ciezano Jesús Núñez Perea presenta este jueves en Santo Ángel 'El cazador de instantes', su obra ambientada en la ciudad andalusí de Siyâsa
Pupi, el gato de la familia, está muy pendiente de la conversación. No pierde detalle. Escucha con atención que en 'El cazador de instantes' se ... suceden «las intrigas, las venganzas, los envenenamientos, los ultrajes...», si bien, sobre todo, es una novela en la que el amor, «en sus distintas formas», va «cociéndose a lo largo del relato, como el pan en el horno, para después servir de alimento». Jesús Núñéz Perea (Cieza, 1967), profesor de Filosofía experto en el estudio de la violencia y de los mecanismos de represión, ha escrito una historia ambientada en la ciudad andalusí de Siyâsa, cuyos restos se pueden visitar en Cieza mientras se contempla un paisaje, bellísimo, que anima a su paso el río Segura. Una novela contra los fanatismos y la resignación.
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El argumento: «A la floreciente ciudadandalusí de Siyasa han llegado unos extranjeros y no todos son lo que parecen. Abdara, uno de sus habitantes, no es más que un niño de apenas doce años enfrentado a un mundo que se resquebraja y obligado a elegir prematuramente su destino. A sus tragedias familiares se suman vientos de fanatismo cada vez más próximos». 'El cazador de instantes' (Sargantana), que cuenta con prólogo de Joaquín Salmerón, director del Museo de Siyâsa, se presenta este jueves, a las 19.00 horas, en el Centro Cultural de Santo Ángel (Murcia); el periodista Pedro J. Navarro acompaña al autor.
«Tres hojas no son muchas para iniciar el otoño», se lee en el arranque de uno de los capítulos de 'El cazador de instantes', cuya narrativa roza en ocasiones lo poético.
El origen de esta novela se remonta a hace más de 20 años, cuando Asensio Núñez, el padre del autor, ingresó, ya anciano y enfermo de alzhéimer, en el ciezano Hospital de la Vega Lorenzo Guirao, ocupando una habitación con vistas a la mole rocosa de La Atalaya y a los restos de Siyâsa, un lugar con el que no hay un solo lugareño que no haya fantaseado más de una vez. Durante esos días, Núñez Perea sintió la necesidad de rendirle un homenaje literario «a una persona que para mí siempre ha sido y seguirá siendo una referencia vital»: su padre –ya fallecido– por que él siempre sintió, «y sigo sintiendo», un «profundo amor». «Nos une un vínculo muy poderoso», dice. Y decidió trasladar a una novela algunos de los valores fundamentales que su progenitor cultivó en vida. Asensio Núñez, que fue soldado republicano, le enseñó la importancia «del cariño, de vivir queriendo a la gente», y de la cultura.
Un teniente ruso
«Él no pudo tener formación universitaria», cuenta, «pero leía mucho por su cuenta y durante la guerra [civil] un teniente ruso lo instruyó en muchos conocimientos importantes». «Como profesor», dice con orgullo, «esa ética del cuidado a los otros que a él le vi practicar me ha servido de mucho».
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'El cazador de instantes'
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Presentación. Jueves, a las 19 horas. Acceso libre.
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Lugar. Centro Cultural de Santo Ángel (Murcia).
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Intervienen Jesús Núñez Perea, autor del libro, y el periodista Pedro J. Navarro.
«En mi casa», cuenta, «mi madre era muy religiosa y mi padre muy ateo, lo cual no era obstáculo para que viviesen muy unidos, se quisieran mucho y predicasen con el ejemplo. Las diferencias entre unos y otros no tendría por qué ser un problema para la convivencia».
«Mayo, por sus lluvias y por su fresco, fue más abril», son las palabras con la que se inicia el capítulo titulado 'Aromas sobre su tumba'. «Yo no puedo cambiar ni la llegada del sufrimiento, que antes o después va a venir, ni la de la muerte, ni otras muchas cosas, pero son también muchos los aspectos de la vida y las direcciones que podemos tomar que sí dependen de nosotros», reflexiona Núñez Perea, cuyos personajes, «tanto los que abrazan profundas creencias religiosas, como los que se abrazan al ateísmo y al amor a la tierra como alternativa, son contrarios a la resignación».
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«Lo peor que podemos hacer –precisa– es resignarnos; hay que posicionarse. Entre la resignación y la cultura 'blandiblú' de la autoayuda vamos arreglados. La vida es muy breve como para conformarse y resignarse. Las batallas unas veces se ganan y otras no».
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